¿Por qué soy libertario?

AnarquistaCuando extiendo mi vista hacia el campo y veo con horror que el hacendado es dueño absoluto de la vida, del honor y del trabajo del infeliz que se llama inquilino y que este último está condenado a servir de máquina de producción, mientras tenga vitalidad en su cuerpo y energía en sus nervios, y que cuando se agote su salud será despreciado como cosa inútil o bestia gastada y entregado a todos los horrores del hambre, de la miseria de la injusticia, y lo que él ha produ­cido con su esfuerzo ha ido a parar a manos del afortunado amo, o más bien dicho, del explotador hacendado, entonces digo yo, ¿no hay un solo hombre honrado entre todos los que aceptan la autoridad?¿no existen autoridades, consejo de estado, congreso ni municipio que impidan cometer tanto crimen en la persona de los trabajadores y estos seres, entera­mente iguales en naturaleza al privilegiado burgués, solo sirvan de pasto a la explotación, a la miseria, a la injusticia, a la metralla en tiempo de guerra; al sable del esbirro, en tiempo de paz, a poblar las cárceles y presidios por delitos que solo se cometen impulsados por el ambiente en que vivimos? Y yo que reconozco en cada ser humano, maldigo el corrompido régimen autoritario que engendra los verdugos que oprimen a los trabajadores y desprecio a los politiqueros que contribu­yen a eternizar este estado de corrupción, que trae consigo el hombre, la miseria y los sufrimientos para la clase más digna y más laboriosa, y da felicidad y poder despótico para los haraganes explotadores del trabajo ajeno…

Sí, por todo esto soy libertario. Sí me llamo rebelde. Sí, por esto me llamo anarquista. El sombrío cuadro de la condición de los trabajadores del campo tiene muy pocas variantes para los trabajadores de las grandes ciudades; la explotación no tiene límites como allá; los trabajadores de ambos sexos son verdaderos esclavos del capital; ellos trabajan de día en día, de semana en semana, de mes en mes, de año en año y de siglo en siglo, sin otro producto para sí que vivir eternamente sitiados por el hombre, privaciones y las injusticias. La jornada de trabajo es por demás abrumadora; por los insaciables explotadores capitalistas siguen tan inmoral tráfco, respaldados por la autoridad, sembrando el orbe entero con los cadáveres de los menesterosos que caen a millares ago­biados de miseria y de cansancio…

Los hijos de los trabajadores no pueden concurrir a la escuela, sino para aprender los más rudimentarios conocimientos de las primeras letras, debido a la miseria de sus padres, pues tienen que ir los vástagos, cuando pueden manejar una herramienta, a vender sus brazos al privile­giado capitalista. Cuando los trabajadores sufren las consecuencias de la falta de trabajo, porque así han querido los capitalistas y las autoridades, y se atreven a protestar, entonces se les pone al frente de las bayonetas y se les hace callar a golpe de sable.

Por todas partes se ve el fracaso más completo de toda la actual organización social; la ola de desmoralización todo lo invade; los partidos políticos son rodajes inútiles que solo sirven de escalón para entronizar tiranos ambiciosos, para encubrir los grandes panamaes y para matar las energías revolucionarias de los trabajadores, acostumbrándoles a que sean unos entes que todo lo piden por favor y por intermedios de los celebérrimos diputados o senadores, especie de comodines políticos que sirven para nada y muchas otras cosas. Por el amor que tengo a la humanidad y el deseo de ver felices a todos los seres, trabajaré con todas mis fuerzas y energías por el desquicia­miento de esta sociedad corrompida y de explotación, y porque forezca la ideal sociedad libertaria y comunista. Amigos libertarios de todo el mundo: os saluda un nuevo compañero.

Santiago de chile, diciembre de 1901. En: la campaña, Año III, Nº 17, Santiago, 9 de febrero de 1902

ESTEBAN CAVIERES FUE UN OBRERO DE FERROCARRILES DEL ESTADO, MIEMBRO FUNDADOR Y REDACTOR DEL PERIÓDI­CO LIBERTARIO LA LUZ (1901-1903)

Revista Anarquista Kiebre
http://revistakiebre.wordpress.com/
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