¿Qué es el anarquismo?

Anarquismo es una corriente filosófica, ética e ideológica que surge en el siglo XIX. El Anarquismo es un compendio de teorías diferentes que comparten una serie de componentes: rechazo en bloque del sistema capitalista: sistema de salarios, capital…; separación teórica clara entre lo que es el Estado y lo que es la Sociedad, renegando del primero y buscando en la libertad individual la forma definitoria de la Sociedad, negando cualquier tipo de relación de subordinación-mando, y de las jerarquías que de estas relaciones autoritarias se infieren..

Los primeros en autodenominarse anarquistas (el enragé Varlet en la Revolución Francesa, Proudhon en los 1840…) lo hacían de forma provocativa contestando a sus detractores que si sus propuestas de igualdad social y libertad llevaban, como esgrimían l@s detractores, a la «anarquía», eran entonces ellos anarquistas. No obstante desde los inicios del movimiento –y aun en la actualidad- son much@s l@s que prefieren llamarse de diferentes formas o no catalogarse con ninguna etiqueta.

Dentro del anarquismo desde un principio se encuentran diferentes corrientes. Así según el papel del individuo en la sociedad se pueden distinguir dos principales: la individualista y la socialista. Podríamos citar a dos autores como «fundadores» del anarquismo moderno, Max Stirner –individualista- y J-P. Proudhon –socialista. La corriente socialista clásica, a su vez, en lo económico crearía dos escuelas: la colectivista representada por M.Bakunin, y la comunista representada por P.Kropotkin. Más adelante surgirían síntesis que intentarán reconciliar todas estas diferencias en lo que se ha venido a llamar el «anarquismo sin adjetivos» representado por autores como Enrico Malatesta o el vigués Ricardo Mella. No obstante no quedan aquí las diferencias en este movimiento heterogéneo. Según la tecnología se formará unas corrientes minoritarias contra el industrialismo que defendería una el anarquismo agrario, cuyo más salientable exponente será el escritor anarco-cristiano LeónTolstoi, y otra corriente aun más radical que hoy vuelve a florecer con autores como Ted Kaczyinski alias «Unabomber» o John Zerzan: el primitivismo o la anarquía verde. En lo concerniente a cual debe ser la piedra angular de la estructuración social nos encontramos en la actualidad tres tendencias principales: la que pone su énfasis en la organización económica, el anarcosindicalismo, representado teóricamente por autores como Gaston Leval o J.Peirats; otra que pone mayor énfasis en el municipio y la convivencia, el Municipalismo Libertario cuya filosofía será la Ecología Social cuyo máximo exponente será Murray Boochkin; y una tercera corriente que pone énfasis por igual en lo económico y lo político, con gente como el norteamericano Noam Chomski. Para finalizar, una última distinción podría citarse, y esta es según la estrategia para alcanzar la sociedad libertaria; por un lado estarían l@s ultra-pacifistas con sus teorías de «no resistencia al mal» (Tolstoi…), l@s anarcosindicalistas que pretenden llegar a través de un proceso de captación de medios de producción para la autogestión obrera (la CNT en el Estado Español, la AIT a nivel mundial), l@s municipalistas que lo pretenden es ir libertando municipios e ir federándolos, l@s insurreccionalistas que propugnan por un enfrentamiento directo contra el poder a base de organizaciones pequeñas no federadas ni controlables, y l@s independentistas que pretenderán libertar territorios mediante el ejercicio de la autodeterminación.

Veamos a grandes rasgos la principales corrientes.

ANARQUISMO INDIVIDUALISTA: Max Stirner.

Max Stirner, pensador alemán del ala izquierda hegeliana, jamás se autoproclamó anarquista, no obstante su obra fundamental «El Único y su propiedad» sienta las bases del anarquismo individualista y, al mismo tiempo, antecede al pensamiento nietzschiano. Stirner en el 1846 gritaba: «¡Dios ha muerto! ¡Matemos al Hombre» Para el la alienación religiosa basada en un dios antropomórfico había dado lugar en la modernidad al culto, no menos teológico y alienante, del abstractum Humanidad: el culto a una pretendida representación del ser humano con unos pretendidos derechos naturales en base a una supuesta idiosincrasia humana que homogenizaba bajo su bota a los individuos. Para Stirner el individuo debe ser supremo de sí, reclamando explíctitamente la Soberanía Individual anti-teológico y reapropiadora del yo. Para Stirner el individuo es una persona egoísta y solo siendo consciente de esto y actuando en consecuencia, jamás dejándose embaucar y someter física y psíquicamente por las diversas teologías, podría llegar a ser feliz; este individuo auto-liberado sería el que llamase el Único o el Egoísta –precediendo al concepto nitzschiano de superhombre.

Pero Stirner no solo sienta las bases del individualismo ácrata al preconizar la total soberanía individual sino que acaba concluyendo que, para que el individuo vea satisfecho en mayor medida su egoísmo y felicidad, debe asociarse con demás individuos, sin tipo alguno de subordinación, haciendo el agregado de egos de catapulta para potenciar los goces y bienestar de los individuos asociados. En este sentido Stirner distingue entre «sociedad» y «asociación». La «sociedad» es una imposición y una alienación y a ella corresponden las teologías, pues la sociedad es un campo en el que los individuos están ligados los unos a los otros de forma coercitiva: se está en la sociedad por decisiones anteriores al individuo, la sociedad sobrepasa y pervive al individuo y para hacer respetar esta adscripción autoritaria es para lo que se erige el Estado. Por el contrario la «asociación» es una comunión libre donde cada individuo decide integrarse o no y la define en relación simétrica con l@s asociad@s.

Stirner en «El Único y su propiedad» lanzará punzantes críticas a instituciones como la escuela, el estado, la sociedad… que siguen completamente vigentes hoy. Stirner en su crítica contra el Estado a favor del individuo también legitimará el derecho del individuo a defenderse del estado: «Cuando un estado utiliza la violencia se llama orden. Cuando la usa el individuo, delincuencia», defendiendo la lucha contra este monopolio de la violencia pues Según Stirner «la libertad no se otorga, se conquista», es algo de lo que el individuo debe apropiarse él mismo .

SOCIALISMO ANARQUISTA: Proudhon, Bakunin, Kropotkin.

Si bien las concepciones individualistas y socialistas anarquistas buscaban el conseguir un marco social de igualdad donde, a diferencia del socialismo autoritario o marxista, el individuo tuviese las cuotas máximas de libertad, uno y otro harán especial hincapié en diferentes esferas. Si para los individualistas el principal problema era la alienación del individuo y por tanto lo más imperioso era la reapropiación de sí mismo en fin a conseguir que todos los individuos fuesen plenamente libres y de ahí se crease una sociedad asociativa libre, el socialismo anarquista se centrará en el problema de la dimensión social. Es por esto que la corriente individualista pondrá como piedra angular de sus tesis la filosofía mientras que la socialista la economía y la política (en el sentido de cosa pública).

El «padre» del socialismo anarquista suele considerarse J-P Proudhon que daría lugar a la corriente llamada mutualista. Proudhon defenderá al grito de la «¡propiedad es el robo!» el abandono del asalarialismo y la autogestión desde los talleres organizados en sindicatos revolucionarios y estableciendo un «Banco del Pueblo» que extendiese préstamos sin intereses a fin de conseguir las mayores cuotas de igualdad económica y democracia. No menos importante de Proudhon es su defensa a ultranza del Federalismo en contra de las tendencias hacia el centralismo político que por aquella época se imponían en países como Italia.

Proudhon sentará las bases del socialismo anarquista que aun llega a nuestros días desde trabajos como Idée générale de la Revolución au XIXéme siècle:

«Hacer anarquía pura: es algo que les parece inconcebible, ridículo, un complot contra la república y la nacionalidad. ¡Vamos! ¿Qué ponen en lugar del gobierno, dicen, los que hablan de suprimirlo? «Responder a esto no nos incomoda en absoluto. Ya hemos hecho ver lo que oponemos al gobierno: la organización industrial. «Lo que ponemos en lugar de las leyes son los contratos. Basta de leyes votadas en mayoría o unánimemente, cada ciudadano, cada comunidad o corporación hace la suya. «Lo que ponemos en lugar de los poderes políticos, son las organizaciones económicas. «Lo que ponemos en lugar de las antiguas clases de ciudadanos, nobleza, estado llano, burguesía y proletariado, son las categorías y especialidades de función, Agricultura, Industria, Comercio, etc. «Lo que ponemos en lugar de los ejércitos permanentes, son las compañías industriales. «Lo que ponemos en lugar de la policía, es la identidad de intereses. «Lo que ponemos en lugar de la centralización política, es la centralización económica,(Centralizada mediante federalismo)».

En este sentido se manifestaría también el posterior anarcosindicalismo, y de no muy diversa manera las otras dos corrientes del socialismo anarquista: la colectivista y la comunista.

Bakunin superará las ambigüedades del proyecto proudhoniano. Construirá su edifico social en principio a la libre asociación que se culmina –por necesidades de coordinación y económicas- en federaciones de índole libertarias. Esto es, federaciones donde el poder va de abajo arriba, o dicho de otro modo, de la circunferencia al centro, estando sujeto cada estrato de la federación al estrato inmediato anterior que es quien elige –mediante votación- los componentes de este. Este esquema Bakunin, en su afán internacionalista, pretende llevarlo hasta el nivel global: la confederación internacional. Bakunin bosqueja en sus escritos esta sociedad socialista y federal, proclama que «la unidad básica de toda organización política en cada país debe ser la comunidad completamente autónoma constituida por el voto mayoritario de todos los adultos de ambos sexos». La unidad básica de la economía será la colectividad obrera. Y estas dos, política y economía confluirán en un sistema federal integral.

Bakunin en este sentido no escapa de las ideas proudhonianas de democracia semi-directa, defendiendo la existencia de parlamentos, si bien en base a una organización social inversa a la democracia burguesa donde el poder va de arriba hacia abajo, la economía es privada (y privativa), y la libertad individual es castrada constantemente al negarse la libre asociación y para mantener la asociación obligada (Estado) se recurrir a atroces métodos como las cárceles.

Kropotkin, sin lugar a dudas no tan puntillista y esquematizante como Bakunin, dará paso a la corriente anarco-comunista, centrándose de igual modo en la economía pero para intentar humanizarla, y preocupándose de igual modo por temas como urbanismo y ecología. Kropotkin defiende una reducción drástica de la jornada de trabajo (3 o 4 horas diarias) en La conquista del pan, y en Fábricas Campos y Talleres abogará por una acabar con la confrontación campo-ciudad, del agro y lo urbano. En cuanto a teoría económica el Kropotkin considerará el colectivismo con su remuneración por partes (según horas de trabajo…) como una persistencia de la mentalidad asalariada y propone la llamada «toma del montón» siguiendo la máxima de «cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades.» Para esto Kropotkin aboga por instituciones comunitarias como comedores populares y tan solo un racionamiento (por partes e igualitario) en los bienes más escasos.

Las discusiones entre colectivistas y comunistas se alargarían por décadas llenando las columnas de los periódicos anarquistas. A principios del siglo XX autores como Ricardo Mella, tras defender las tesis colectivistas, con el fin de superar esta polémica, prefirió denominarse «anarquista sin adjetivos»: las dos corrientes no son antagónicas, pueden coexistir; será la práctica la cual dictamine cual es más idónea.

El anarquismo en los EEUU: Chomski, Boochkin, Zerzan.

En las últimas décadas los intelectuales anarquistas con más repercusión mediática parecen salir de los EE.UU. Entre estos destacar Chomski, Boochkin y Zerzan que definen tres corrientes diferentes. Chomski podría escribirse dentro de los cánones de pensamiento del socialismo anarquista clásico –con salvedades en cuanto a el cómo llegar a la sociedad libertaria-, si bien su postura es ciertamente institucionalista. Los otros dos representan posturas no del todo originales dentro del movimiento pero si alternativas a los socialismos anarquistas basados en la confrontación trabajo-capital.

Murray Boochkin, partidario del municipalismo libertario y fundador de la Ecología Social, ha tenido desde los 70 una considerable importancia ya no solo en el movimiento anarquista sino también en el movimiento ecologista que trasciende el mero ambientalismo y propone cambios sociales cualitativamente apreciables. Para Boochkin la Ecología Social no es una disciplina científica sino una categoría transdisciplinar que aúna la Historia, la Antropología Cultural, la Filosofía y la Ecología en un intento de explicar la evolución del ser humano y desenmarañar las raíces de la las jerarquías sociales con el fin de lograr su superación. De esta manera hace hincapié en lo importante de la ruptura de las sociedad orgánicas pre-agrícolas y su relación con los ecosistemas no-humanos, relacionando la sojuzgación de la naturaleza no-humana a la humana con la sojuzgación del hombre por el hombre. Hace también especial hincapié en la distinción entre sociedad y estado, y el concepto de ciudad y la mentalidad urbanística actual. Su propuesta es la constitución de una sociedad sin jerarquías sociales y ecologista cuya base sería el municipio, que aunarían la política con la economía en sus instituciones, y desde los cuales se primaría la sociabilidad y no el individualismo burgués, la convivencia ecológica y no el productivismo económico, si bien no por ello teniendo que renegar de la tecnología ni de la industrialización pero si apostando por tecnologías benévolas con la naturaleza.

John Zerzan, el primitivista de Oregón que salió a las palestra pública tras la revuelta anti-globalización de Seattle, va mucho más allá en su crítica, considerando que la «edad de oro» de la humanidad la hemos dejado atrás, la ha destrozado la Civilización. Pone especial énfasis en la crítica a la domesticación. Para Zerzan la ruptura de las sociedades de recolector@s-cazador@s con el advenimiento del mundo de la abstracción y el poder ha desembocado en una sociedad donde el ser humano se encuentra cada vez más infeliz. Una sociedad cada vez más efectivamente rediseñada por la tecnología, y cada vez más tecnologizada, dando lugar a un sistema industrial como el actual que no es humana ni ecológicamente sostenible. Zerzan considera que debemos retomar nuestro lado salvaje, instintivo, que la civilización ha domesticado y emprender un camino de destecnologización libre de política. En este sentido es partidario de la permacultura (forma de agricultura que casi no necesita de tecnología alguna y un mínimo esfuerzo humano gracias a la disposición de los distintos organismos de forma planificada) como paso intermedio hacia el «futuro primitivo», y es contrario a cualquier forma de democracia directa asamblearia y/o federalista abogando por la libertad absoluta, una vez abolida, por descentralización, la Sociedad de Masas. Zerzan,. Además, considera la división del trabajo como una de las mayores catástrofes de la historia humana, propugnando la abolición de esta división del trabajo, aboliendo el trabajo mismo. Zerzan se muestra contrario a ningún programa de una sociedad futura preconcebido; el primitivismo, en general, se niega a aportar un programa pues considera negativo un movimiento al que la gente se adscriba por una serie de recetas. En este sentido su alegato es luchar contra lo que nos hace seres domesticados y ajenos a la naturaleza (domesticación, trabajo, pérdida del carpe diem…).

Estrategias: anarco-sindicalismo, municipalismo, insureccionalismo e independentismo

Anarcosindicalismo

El anarcosindicalismo que inicia su andadura hacia el último tercio del siglo XIX se convertirá en la tendencia hegemónica del anarquismo en el siglo XX. El anarquismo pretende ser una herramienta de lucha en una doble vertiente: reformista y revolucionaria. Reformista en cuanto a buscar mejores situaciones para l@s asociad@s actuando dentro de la sociedad capitalista, y revolucionario en cuanto que pretende destruir esa misma sociedad para instaurar una sociedad libertaria.

El anarco-sindicalismo es en esencia federalista y la misma organización se convierte en una «escuela» de anarquismo federalista en cuanto a que las organizaciones anarco-sindicales funcionan de esta manera: libre asociación, asamblearismo, federalismo libertario, democracia directa y autogestión económica. A su vez el anarcosinsicalismo es una estrategia para llegar a la sociedad libertaria, y esta puede expresarse de dos maneras: 1) organizando a la sociedad de forma que sea factible una revolución social con posibilidades de éxito y 2) captando funciones y campos de la sociedad capitalista creando cooperativas de producción autogestionadas fuera de la lógica capital-autoridad.

El anarcosindicalismo tubo sin lugar a dudas su máximo esplendor bajo el estado español, llegando a tener la anarcosindial CNT 2 millones de afiliados en año 1936, en un país de apenas 23/24 millones de personas de aquella. Durante la Guerra Civil (19936-39) la CNT emprendió paralelamente a la guerra la Revolución Social demostrando la validez de la organización social anarco-sindical, gestionando los servicios (transporte público, telefonía…) en ciudades industriales como Barcelona, o colectivizando el agro (aumentando en torno a un 33% la producción en el 1936 en el campo aragonés).

Municipalismo Libertario

El municipalismo libertario, muy íntimamente influenciado por el ecologismo, no es solo una estrategia alternativa al sindicalismo sino también una crítica al énfasis en lo económico de éste. Para el municipalismo lo importante ya no es solo la esfera económica sino la convivencia, en la que ve o pretende el motor del cambio. En este sentido el municipalismo lucha por la libertación de los municipios, convirtiéndolos en insumisos al poder estatal con el fin de llegado a un punto la organización municipal alternativa –de igual corte federalista- sea un contrapoder eficaz al Estado centralizado y su sistema capitalista. En este proceso, los municipios libertarios, antes de conseguir el cambio social global, irían definiendo una nueva forma de vida y comunidad practicando los valores éticos y organizativos libertarios y redefiniendo, de igual modo, las relaciones de l@s human@s en los ecosistemas. El problema que se plantea es el cómo lograr un municipio anarquista dentro de un sistema capitalista. Esto ha llevado a posturas que defienden la participación en las elecciones municipales a través de partidos políticos organizados estructuralmente mediante democracia directa que expandan su organización al conjunto del municipio una vez desbancados los partidos burgueses. No obstante el municipalismo no se agota en el electoralismo: la otra vía sería la que iría de abajo arriba creando organizaciones dentro del municipio (de producción, de consumo, ideológicas, culturales, y de demás servicios) que se hiciesen lo suficientemente fuertes como para derrocar el poder municipal burgués y exigir una reapropiación del municipio por parte de la sociedad, y a través de sus organizaciones de democracia directa definir la vida comunitaria productiva, cultural, lúdica…

Insureccionalismo

Tanto las tesis anarcosindicales como municipalistas comparten la idea de que no se puede conseguir tras una revolución (pacífica o violenta) nada que no esté en la sociedad vieja en germen, de ahí que intenten germinar dentro del sistema los nuevos valores y modos de coordinación social. El insurreccionalismo no niega completamente esta idea, pero considera que el federalismo –e incluso el asamblearismo- no es el método idóneo para llevar a cabo la revolución. El insurreccionalismo aboga por la construcción de situaciones de insurrección mediante sabotajes, para esto considera necesaria la organización informal. La organización informal o efímera no es una federación sino una unión de la lucha en el tiempo: bajo un nombre o eslogan, para un fin concreto se realizan las acciones, coordinando las campañas a nivel horizontal e implicando sólo ha quines así lo asuman, sin caer así en el encorsetamiento. Poca capacidad de maniobra y lo monolítico de los sistemas federales.

El insurreccionalismo, a su vez, está en contra de cualquier participación desde dentro del sistema (de la institucionalidad del sistema) abogando por un lucha abierta y directa.

Independentismo

Sin lugar una postura muy marginal dentro el anarquismo internacional. La idea sería liberar territorios del sistema capitalista, convirtiéndolo en zonas insumisas al modo de vida del capital tras un plebiscito ciudadano en el que se proponga tanto la independencia de la zona como un nuevo modelo social, si bien estas formas de lucha no han tenido incidencia de significancia dentro del anarquismo hasta ahora.

Acabando

Sin lugar a dudas dentro del Anarquismo habría que matizar más, mucho más, tanto en las diferenciaciones –que hay más- como en las semejanzas dentro de la diferencia. También habría que matizar mucho más las definiciones de cada corriente, pedimos disculpas por las generalizaciones e imprecisiones que nos obliga la falta de espacios y nuestros conocimientos (limitados como los de tod@s).

Por último queríamos precisar que diferencia no es ni mucho menos sinónimo de antagónico. Tal vez el primitivismo y ciertos anarquismo si que sean completamente antagónicos, pero la gran mayoría de las posturas no lo son, de hecho su convergencia en el tiempo-espacio enriquecerían la sociedad libertaria o la lucha hacia ella. Así sindicalismo, municipalismo y autonomismo se complementan, e individualismo y socialismo mutuamente se enriquecen.

Salud y Anarquía

Colectivo Libertario Oveja Negra

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