Mexicanos, Artesanías y Comunicación Ideologizante

INTRODUCCIÓN.

En la siguiente reflexión escrita, realizaremos un análisis dialéctico y crítico de las Categorías Mexicano, Artesanía y Comunicación.

El propósito de este análisis será examinar y contrastar críticamente los enunciados en torno a los tópicos de estudio, en pos de acceder a una comprensión más amplia, que trascienda los elementos hermenéuticos usuales, paradigmáticos y mayoritarios. Para ello, nos valdremos del Método de Investigación Documental, y del Método Dialéctico.

Este documento se encuentra constituido por los siguientes apartados: Introducción, Desarrollo, Objetivos, Metodología, Reflexiones Finales y Bibliografía.

Tras exponer los elementos estructurales básicos de este trabajo procedemos a analizar y contrastar nuestras categorías en el Desarrollo.

DESARROLLO. 

Comenzaremos analizando la noción de Mexicano.

Desde la perspectiva de José Cueli (en su prólogo a la obra de Santiago Ramírez), se define a la Persona ubicada en la República Mexicana, de la siguiente manera…

“El estudio de lo mexicano hoy, nos conduce irremisiblemente a la profundización de la tan sabida miseria mexicana; es decir, la miseria de los miserables, a las medidas a tomar que nunca se toman y que han hecho de nuestra vida tan solo sobrevivencia, escriturándose como lo más significativo de lo mexicano: rasgos, ademanes, gesticulaciones y partículas tan inasibles de nuestro proceder que nos han impedido acceder a una identidad como tal.

Pueblo mexicano que con su pesada herencia a cuestas se ha configurado con un carácter y perfil que nos diferencian de los nacidos en otros países, al margen de las condiciones socio-políticas favorables o desfavorables, sin animo para modificar el contexto, sin poder acceder a la búsqueda de una clave más honda, es decir, el secreto vivir de su ser.

Mundo cristalizado, cerrado, que nos intriga, donde nos inquietan tanto la pregunta como la definición.

Incesantes “porqués” mientras la tierra se empobrece y la indefensión profundiza.

Tragedia del mexicano que ha vivido y vive exiliado de la tierra, de la palabra y de sí mismo, intentando sobrevivir.

Desde ahí, desde la indefensión y los duelos no elaborados, lo mexicano se nos revela como transparencia en el aire, vestido de sueños, formando parte de una trama invisible, decididamente cristalizada.

Lo mexicano proyectado desde su historia azteca y española produce un espectro que lo desmaterializa. Presencia acuciosa y seductora del mestizaje a quien no le interesa la industrialización y la globalización, fenómenos que en otras naciones fueron protagónicos desde principios del siglo.” [1]

Desde la perspectiva del autor, existen diversas constantes en cuanto a angustias y padecimientos existenciales que serán inherentes al Ser de estas latitudes.

Nos parece pertinente su enunciado sobre la indefensión aprendida del mexicano, aunque será necesario examinar sus trasfondos y consecuencias, dado que los consideramos como elementos no innatos e inexorables, sino producto de procesos violentadores.

Otro acercamiento al estudio del Mexicano, lo expone Roger Bartra del siguiente modo…

“En el espacio de la unidad nacional ha quedado prisionero y maniatado el ser del mexicano, como un manojo de rasgos psico-culturales que sólo tienen sentido en el interior del sistema de dominación. La cultura nacional se identifica con el poder político, de tal manera que quien quiere romper las reglas del autoritarismo será inmediatamente acusado de querer renunciar -o peor: traicionar- a la cultura nacional.”[2]

Desde la perspectiva del autor, si existe una identidad para el habitante de México, será tal que se significará bajo los códigos del sistema hegemónico.

Y al validarse y referenciarse desde el esquema del Poder, si algún integrante de la comunidad, no se identificare con las estructuras de Ser impuestas, la nación se lo habrá de demandar, es decir, el Poder, lo descalificará y excluirá.

Continuando con sus aserciones, el antropólogo y sociólogo originario de la Ciudad de México, enunciará lo siguiente…

“La imaginería que define al mexicano como sujeto de la historia y de la política -es decir, como sujeto a una dominación específicamente mexicana- ha logrado transponer, al territorio de la cultura nacional, las dos grandes clases sociales masivas que forman la base del Estado moderno: los campesinos y los obreros. Sostengo que las imágenes de estas dos grandes masas sociales han sido no sólo transfiguradas en una polaridad subjetiva de actores, sino que han sido sumergidas y diluidas en dos sustancias espirituales que alimentan el alma nacional la melancolía y la metamorfosis. Éste es uno de los puntos esenciales en donde se revela una conexión íntima entre la constitución de la cultura nacional mexicana y la cultura occidental.” [3]

Según Bartra, se ha trastocado a los dos principales (o mayoritarios) sectores de la población -los del campo y los asalariados fabriles-, bajo un rango de identidad que permitirá, o permitió a la hegemonía nacional, insertarse e insertar a la población, dentro de los criterios impuestos y favorecedores a la Clase Alta local y al Poder Occidental.

Entonces, tomaran los dos sectores, las dos masas principales y las amoldaron a sus necesidades: un tipo de persona, tipos de hombres y mujeres que se muestran como piezas aptas de dominación, que responden a los criterios del Capital.

Con relación a la Categoría Artesanía.

Partiremos, de inicio, de una definición de nuestro objeto de estudio, entendida como un integrante de los elementos culturales, mismos que se consideran como patrimonio de una comunidad. Sobre esta sentido, la UNESCO comenta…

“La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO define el Patrimonio Cultural Inmaterial como los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.” [4]

Según esa organización, los productos de una comunidad, son valiosos y es necesario reconocerles sus derechos puesto que, pese a ser en ocasiones inmateriales, son parte y reflejo de la identidad de esa cultura.

Así, las Artesanías no serían meros objetos decorativos, sino presencia y esencia viva de una cultura, una parte de su vida individual y comunal. Un elemento que merece respeto.

Una definición de Artesanía, proporcionado por el Fondo Nacional para el Fomento a las Artes, será la siguiente…

“Es un objeto o producto de identidad cultural comunitaria, hecho por procesos manuales continuos, auxiliados por implementos rudimentarios y algunos de función mecánica que aligeran ciertas tareas.

La materia prima básica transformada generalmente es obtenida en la región donde habita el artesano.

El dominio de las técnicas tradicionales de patrimonio comunitario permite al artesano crear diferentes objetos de variada calidad y maestría, imprimiéndoles, además, valores simbólicos e ideológicos de la cultura local.

La artesanía se crea como producto duradero o efímero, y su función original está determinada en el nivel social y cultural; en este sentido, puede destinarse para el uso doméstico, ceremonial, ornato, vestuario, o bien, como implemento de trabajo.

En la actualidad, la producción de artesanías se encamina cada vez más hacia la comercialización.

La apropiación y dominio de las materias primas nativas hace que los productos artesanales tengan una identidad comunitaria o regional muy propia, misma que permite crear una línea de productos de formas y diseños decorativos particulares que los distingue de otros.” [5]

Con base a lo referido por el FONART, la Artesanía es creación de una comunidad, reflejo de su cosmovisión, con usos múltiples e identidad especifica desde los elementos naturales y técnicas contextuales que intervienen en su hechura.

Algo que no queda claro, es cuan creativa es la producción, y lo negativo y positivo de su comercialización.

Ahora, sería un error considerar que las Artesanías y las personas que las crean -los Artesanos-, son una minoría o un sector insignificante o a punto de desaparecer; según el Centro de Estudios Sociales, la situación es otra…

“En el tercer trimestre de 2011 según la ENOE, cerca de 1,800,000 miembros de la población económicamente activa trabajaron en las actividades artesanales. De ellos, 507,368 eran parte de la población ocupada y 1,290,547 de la subocupada. Entre julio a septiembre de 2011 siete de cada diez trabajadores de la población ocupada en el ámbito artesanal eran hombres.

Las entidades federativas con más trabajadores industriales, artesanos y ayudantes en el tercer trimestre de 2011 eran: Oaxaca (58,398); Guerrero (39,107); Estado de México (34,687); Jalisco (32,504) y Yucatán (29,310).

Entre julio a septiembre de 2011 la población ocupada en el sector artesanal tenía mayoritariamente entre 30 a 39 (143,485); y 40 a 49 años (137,865).

Más de 250 mil mujeres subocupadas se dedican a la labor artesanal.

La mayor parte de la población ocupada en la actividad artesanal en el primer trimestre de 2011 percibió ingresos menores a un salario mínimo.

Más de 85 mil trabajadores de la población económicamente activa (PEA) que laboran en el sector artesanal no reciben ingresos.

Durante los primeros siete meses de 2011 el Fonart apoyó a 7,300 artesanos, con una inversión de 17.2 millones de pesos. En los últimos cinco años el Fonart apoyó a casi 121 mil artesanos, con un presupuesto ejercido cercano a 238 millones de pesos. Pese a esto, el número de artesanos apoyados en 2010 fue menor que en 2009 o 2007.

Los productos artesanales que tienen mercado de exportación son: talavera (Puebla), barro negro (Oaxaca), repujado (Zacatecas), textiles bordados a mano (diferentes tipos a escala nacional), manta (región centro-sureste), tejidos en mimbre (Tabasco), muebles de madera, cerámica y artículos de decoración en barro (región sureste), entre otros.

De acuerdo con Olga Correa, la actividad artesanal enfrenta diferentes desafíos para su desarrollo, entre los cuales destacan:

– La dificultad para conservar elementos culturales ancestrales.

– La penetración de los denominados souvenirs y productos manufacturados con alta tecnología y de forma masiva que se ofrecen bajo el título de artesanías.

– Los altos costos de la materia prima y falta de capital por parte de artesanos para proveerse.

– La presencia de intermediarios.

– Las exigencias del mercado por imponer ciertos diseños ajenos a toda tradición y contexto artesanal nacional.” [6]

De acuerdo a lo anterior, existe un sector de la población que continúan dedicándose a la actividad artesanal como actividad económica productiva. Enunciándose que es un sector que se encuentra castigado y afectado por los criterios y presiones de los productos e intereses extranjeros.

Presión para que produzcan lo vendible, para que se acoplen al modelo occidental, o que dejen de producir, para dejar espacio para las manufacturas exteriores.

Una postura crítica sobre los acercamientos interpretativos simplistas de la producción artesanal, es la que a continuación citamos…

“Las concepciones sobre la producción de artesanías mexicanas, especialmente las que se refieren a las producciones de los indígenas, son, en la mayoría de los casos, parciales, discriminatorias y periféricas.

Para valorar adecuadamente esa producción como expresión cultural es indispensable observarla y reflexionarla a partir de sus condiciones históricas concretas de producción, y desarrollo y concebirlas como un hecho integral multidimensional con orígenes diversos e implicaciones económicas, antropológicas, históricas y artísticas.” [7]

Según la postura de Novelo, es necesario realizar un acercamiento hermenéutico completo y complejo, si en verdad se quiere comprender las dimensiones, antecedentes y significados de las producciones del Ser Indígena.

Enunciación que consideramos epistemológicamente necesaria: acceder al espíritu de la época o la cosmovisión que dio origen a esa creación, porque de lo contrario, solo se está ejerciendo un proceso amoldador a los esquemas de interpretación occidentales y hegemónicos. Proceso que en verdad no está comprendiendo si no sólo prejuiciando, acoplando a lo viejo y conocido.

Ahora, la Comunicación.

Existen elementos, dimensiones, usos positivos y negativos con relación a los procesos de producción e interaccion verbal, escrito y paralingüístico ejercidos por los habitantes de una comunidad.

Ricci enunciará interpretándola como un proceso muy dinámico e influyente: menciona qué…

“El cambio es la esencia de la comunicación; una vez que ha ocurrido un intercambio comunicativo, la situación ya no es la misma que antes: ha ocurrido algo que ha modificado en cierta manera la relación entre los participantes o entre ellos y el ambiente (Mc-Quail, 1975).

En ese proceso intervienen múltiples factores: hay grados diversos de intencionalidad y de causalidad al producir efectos mediante la comunicación, según se trate de un acto deliberado y preciso por parte del emisor o bien de un acto no previsto y del todo casual.” [8]

De acuerdo al autor, la Comunicación será un proceso que no será pasivo sino que se tratará de una dinámica altamente móvil, influyente y práctica.

Y como bien lo marca el documento, un elemento primordial, quizás el principal, será el de la intencionalidad: qué propósito, qué finalidad, hacia donde tenderá el intercambio y en pos de qué acto e interés.

Continuando con la perspectiva que enuncia un enorme alcance e influencia de los procesos de transmisión de ideas y sensaciones, Rouquette enunciará lo siguiente…

“Todos somos receptores individuales, todos provenimos de varios grupos diferenciados de pertenencia en los que ocupamos status y desempeñamos papeles y, participamos en sistemas de valores y creencias que informan a los media que nos informan.” [9]

Bajo este enfoque, se explica que tanto a nivel intraindividual, como interindividual, y posicional e ideológico, la Comunicación será un elemento fundamental para movilizar Seres y sus percepciones.

Persuasión que históricamente se ha utilizado para fines negativos, para producir beneficio en pocos, en contraposición del dolor, engaño y despojo mayoritario que produce.

Tarde, comenta con relación a la influencia de un sector sobre una población qué…

“Se ha podido negar sin razón, pero, no sin una especiosa apariencia de razón que toda multitud tenga un manipulador y, de hecho, muy a menudo es ella quien manipula a su dirigente. Pero, ¿quién negará que todo público tiene su inspirador e incluso, a veces, su creador?” [10]

Esta postura refiere que existe una mutua influencia entre el sector activo y la mayoría, misma que a su vez ejerce dirección en las acciones del líder.

Concordamos con la primera parte de la oración, coincidimos en que la masa es tendenciada por un manipulador. Pero consideramos peligrosamente ingenuo el considerar que la multitud pueda focalizar los actos del dirigente. Eso no ocurre, al menos no en nuestro país.

Myers por su parte refiere con relación a la influencia de un código que un emisor produce sobre un receptor -la persuasión-, qué…

“Los esfuerzos por convencer son unas veces diabólicos y otros benéficos. La persuasión no es en sí misma ni buena ni mala. Lo que resulta de alguna de estas formas es el propósito y el contenido del mensaje. Llamamos al malo “propaganda” y al bueno “educación”. Ésta se basa más en hechos y es menos coercitiva que la difusión. Pero, en general, la llamamos “educación” cuando creemos en ella, y “propaganda” cuando no lo hacemos.” [11]

Este psicólogo afirma que existen tipos de influencia, tipos de persuasión, siendo algunas de ellas positivas para la persona, y otras negativas en sus efectos.

Pequeño detalle que se le escapa al autor, es que tanto la propaganda como la educación -al menos en nuestro país-, dañan al rigidizar los procesos cognitivos, afectivos y conductuales de la persona, es decir, que estupidizan.

En otro enfoque, uno más realista y crítico, Sartori comenta la siguiente noción sobre la Comunicación…

“Todo acaba siendo visualizado. Pero ¿qué sucede con lo no visualizable (que es la mayor parte)? Así, mientras nos preocupamos de quién controla los medios de comunicación, no nos percatamos de que es el instrumento en sí mismo y por sí mismo lo que se nos ha escapado de las manos.

Lamentamos el hecho de que la televisión estimule la violencia, y también de que informe poco y mal, o bien de que sea culturalmente regresiva (como ha escrito Habermas). Esto es verdad. Pero es aún más cierto y aún más importante entender que el acto de tele-ver está cambiando la naturaleza del hombre. Esto es el porro unum, lo esencial, que hasta hoy día ha pasado inadvertido a nuestra atención.” [12]

Desde el pensamiento del académico italiano, si existe un resultado negativo de la dinámica transmisora ideográfica, será porque es el mismo proceso el que ostenta de antemano una finalidad desvirtuante y enajenante. Sin importar el código, el resultado será execrable.

Si para Myers existen elementos positivos en los procesos persuasivos de los elementos culturales y comunicacionales, para Sartori no sólo el mensaje será negativo, sino el propio concepto, la dinámica y tecnología comunicacional serán elementos destructivos y deformantes de la naturaleza humana. La Comunicación, como un arma, que sin importar el uso o intención, lastimará a alguien. Y ese alguien, será el proletariado, el empleado, el asalariado, el jodido. Yo, Tú, mis hermanos, conocidos y vecinas.

Una definición positiva de la dinámica comunicacional, nos la proporcionan Berger y Luckmann bajo el siguiente modo…

“El lenguaje es capaz de transformarse en depósito objetivo de vastas acumulaciones de significado y experiencia, que puede preservar a través del tiempo y transmitir a las generaciones futuras.

En la situación «cara a cara» el lenguaje posee una cualidad inherente de reciprocidad que lo distingue de cualquier otro sistema de signos. La continua producción de signos vocales en la conversación puede sincronizarse sensiblemente con las continuas intenciones subjetivas de los que conversan. Hablo a medida que pienso, lo mismo que mi interlocutor en la conversación. Cada uno oye lo que dice el otro virtualmente en el mismo momento en que lo dice, y esto posibilita el acceso continuo, sincronizado y recíproco a nuestras dos subjetividades en la cercanía intersubjetiva de la situación «cara a cara» de manera tal que ningún otro sistema de signos puede repetir.

Más aún, me oigo a mí mismo a medida que hablo: mis propios significados subjetivos se me hacen accesibles objetiva y continuamente, e ipso facto se vuelven «más reales» para mí.

Otra manera de expresar lo mismo es recordar el punto antes indicado sobre mi «mejor conocimiento» del otro en oposición a mi conocimiento de mí mismo en la situación «cara a cara».” [13]

Según los pensadores, el proceso de expresividad humana -el sistema de signos vocales, escritos o corporales-, será un elemento que poseerá usos culturales, cognitivos y existenciales. Permitirá, desde la memoria escrita y oral, aglomerar, organizar y aumentar el saber humano comunal; y también permitirá que la Persona se conozca a sí misma y se comprenda a sí misma desde el contacto con el Otro, o la Otra.

Bajo este enfoque, al Comunicarnos, nos permitimos una potencialización del Ser y del Saber, en lo relacional, en lo dialógico y reflexivo.

Un elemento negativo de la Comunicación, lo expone Santos Benetti a continuación…

“La crisis que hoy vivimos en esta era postmoderna ha puesto en entredicho todos nuestros sistemas valorativos, tanto los filosóficos, como los éticos, culturales y religiosos. Y también ha puesto al descubierto que los clásicos fundamentos de la democracia, tales como la soberanía del pueblo, la voluntad popular, la participación ciudadana, la representatividad y la igualdad social, están hoy casi vacíos de contenido.

La propuesta neoliberal sobre la democracia es el signo evidente de este deterioro, ya que los neoliberales definen a la democracia no como un sistema de comunicación integrado de todo el pueblo, sino como un “sistema de procedimientos” que compromete a los ciudadanos en el puro proceso formal de designar a quienes los han de gobernar, pero rechazando de plano los elementos fundamentales de la participación, la representación y el control de la ciudadanía sobre el poder público.

Y aunque los neoliberales nieguen proceder desde ideología alguna y hayan proclamado el final de las mismas, sin embargo sus actos, sus gestos políticos, su sistema económico y sus palabras traducen una ideología, en realidad una vieja ideología, que no es otra que la hegemonía y dominación de las elites de poder por sobre el pueblo, un soberano ahora carente de una palabra decisoria, y por lo tanto, de poder político.

Es la vieja ideología oligárquica que justifica el poder de unos pocos debido a la incapacidad de los muchos que componen la sociedad.

Desde esta simple premisa que se remonta al antiguo absolutismo miran la realidad y la interpretan, no desde los intereses y necesidades de todo el Demos (pueblo), sino desde sus propios y parciales intereses.

O sea, perciben la realidad y actúan políticamente en consecuencia, de espaldas a las necesidades generales, utilizando y manipulando al pueblo para que legitime su poder mediante el trámite de las elecciones.

Y esto no sucede solamente en los regímenes “liberales” sino en la mayoría de nuestras democracias que en la práctica practican la misma ideología. Una ideología que sostiene que el ser humano sólo se motiva desde los intereses utilitarios y monetarios, pero no desde valores que hacen a la ética social, la solidaridad y a la calidad de vida de toda la población. Una ideología que promulga el valor máximo del desarrollo económico y del consumo, con la clara intención de propiciar la acumulación de riquezas a cualquier precio (corrupción incluida) en manos de unos pocos, libres del control de la ciudadanía y disfrutando del poder gubernamental.

Basta recordar que muchos países que se autotitulan “democráticos” (como muchos de los sudamericanos) ocupan un lugar destacado en el “ránking de países corruptos”.

Se trata de una ideología que tiene su propio sistema de comunicación.

Un sistema de comunicación verticalista y autoritario, a menudo presidencialista-monárquico, asimétrico y desigual, cuyo resultado es la desigualdad social e incluso la negación de los tradicionales valores democráticos, como la transparencia del poder, la libertad del ciudadano, la igualdad de oportunidades y la fraternidad, tal como lo proclamó la revolución francesa, libertad, igualdad y fraternidad.” [14]

Con base a lo citado, existe, en las condiciones de las poblaciones occidentalizadas un tipo de estructura de Poder, que se coadyuvará por determinados y específicos procesos comunicacionales, que permitirán y facilitarán la agenda de la élite.

Bajo esta hermenéutica, la Comunicación estará totalmente unida, será de hecho inseparable con la Ideología, sirviendo ambas al Poder. Así, la Comunicación será un factor de configuración de la singularidad y de la colectividad a favor de la Clase Alta. La Comunicación entendida como un proceso unidireccional, violentador y alienador.

¿Qué se entiende por Ideología? Lo siguiente.

Althusser realizará el siguiente análisis de la relación del Poder y sus instrumentos de apoyo, uno de ellos, la Ideología…

“Para hacer progresar la teoría del Estado es indispensable tener en cuenta no sólo la distinción entre poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad que se manifiesta junto al aparato (represivo) de Estado, pero que no se confunde con él. Llamaremos a esa realidad por su concepto; los Aparatos Ideológicos de Estado.

¿Qué son los aparatos ideológicos de Estado (AIE)?

No se confunden con el aparato (represivo) de Estado. Recordemos que en la teoría marxista el aparto de Estado (AE) comprende: el gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, etc., que constituyen lo que llamaremos desde ahora el aparato represivo de Estado.

Represivo significa que el aparato de Estado en cuestión “funciona mediante la violencia”, por lo menos en situaciones límite (pues la represión administrativa, por ejemplo, puede revestir formas no físicas).

Designamos con el nombre de Aparatos Ideológicos de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas.

Proponemos una lista empírica de ellas, que exigirá naturalmente que sea examinada en detalle, puesta a prueba, rectificada y reordenada. Con todas las reservas que implica esta exigencia podemos por el momento considerar como Aparatos Ideológicos de Estado las instituciones siguientes (el orden en el cual los enumeramos no tiene significación especial):

AIE religiosos (el sistema de las distintas Iglesias), AIE escolar (el sistema de las distintas “Escuelas”, públicas y privadas), AIE familiar, AIE jurídico, AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos), AIE sindical, AIE de información (prensa, radio, T.V., etc.), AIE cultural (literatura, artes, deportes, etc.).

Decimos que los AIE no se confunden con el aparato (represivo) de Estado. ¿En qué consiste su diferencia?

En un primer momento podemos observar que si existe un aparato (represivo) de Estado, existe una pluralidad de Aparatos Ideológicos de Estado.

Suponiendo que ella exista, la unidad que constituye esta pluralidad de AIE en un cuerpo no es visible inmediatamente.

En un segundo momento, podemos comprobar que mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los Aparatos Ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del dominio privado.

Son privadas las Iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las familias, las instituciones culturales, etc., etc.

Dejemos de lado por ahora nuestra primera observación. Pero será necesario tomar en cuenta la segunda y preguntarnos con qué derecho podemos considerar como Aparatos Ideológicos de Estado instituciones que en su mayoría no poseen carácter público sino que son simplemente privadas.

Gramsci, marxista consciente, ya había previsto esta objeción.

La distinción entre lo público y lo privado es una distinción interna del derecho burgués, válida en los dominios (subordinados) donde el derecho burgués ejerce sus “poderes”.

No alcanza al dominio del Estado, pues éste está “más allá del Derecho”: el Estado, que es el Estado de la Clase Dominante, no es ni público ni privado; por el contrario, es la condición de toda distinción entre público y privado. Digamos lo mismo partiendo esta vez de nuestros aparatos ideológicos de Estado.

Poco importa si las instituciones que los materializan son “públicas” o “privadas”; lo que importa es su funcionamiento.

Las instituciones privadas pueden “funcionar” perfectamente como Aparatos Ideológicos de Estado. Para demostrarlo bastaría analizar un poco más cualquiera de los AIE.

Pero vayamos a lo esencial. Hay una diferencia fundamental entre los AIE y el aparato (represivo) de Estado: el aparato represivo de Estado “funciona mediante la violencia”, en tanto que los AIE funcionan mediante la Ideología.

Rectificando esta distinción, podemos ser más precisos y decir que todo aparato de Estado, sea represivo o ideológico, “funciona” a la vez mediante la violencia y la ideología, pero con una diferencia muy importante que impide confundir los Aparatos Ideológicos de Estado con el Aparato (Represivo) de Estado.

Consiste en que el Aparato (Represivo) de Estado, por su cuenta, funciona masivamente con la represión (incluso física), como forma predominante, y sólo secundariamente con la ideología; No existen aparatos puramente represivos. Ejemplos: el ejército y la policía utilizan también la ideología, tanto para asegurar su propia cohesión y reproducción, como por los “valores” que ambos proponen hacia afuera.

De la misma manera, pero a la inversa, se debe decir que, por su propia cuenta, los Aparatos Ideológicos de Estado funcionan masivamente con la Ideología como forma predominante pero utilizan secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir simbólica; No existe aparato puramente ideológico.

Así la escuela y las iglesias “adiestran” con métodos apropiados (sanciones, exclusiones, selección, etc.) no sólo a sus oficiantes sino a su grey. También la familia… También el Aparato Ideológico de Estado Cultural (la censura, por mencionar sólo una forma), etcétera.” [15]

Según el filósofo argelino, la Ideología será una de las herramientas desde las cuales se mantendrá la situación de predominio de un sector y del Estado. Es parte de la superestructura que permite la infraestructura, su continuidad.

Es interesante constatar que los análisis de Althusser siguen siendo válidos o fueron proféticos, dado que en nuestras actuales condiciones, siguen siendo cercanas y reales sus explicaciones críticas sobre la realidad, sobre la dualidad violencia-ideología de los elementos culturales de los países dominantes y dominados. Conceptos y golpes, teorías y armas, escuelas y televisión, serán parte de esos dispositivos de amoldamiento, control y manipulación.

Entonces, recapitulemos críticamente.

El Mexicano, no es un Ser genuino, será el producto de ciertas condiciones predeterminadas por el Poder.

La Artesanía, no es arte ni creación, ya sólo mero souvenir sin más impacto ni reconocimiento.

La Comunicación, un proceso tendenciante, monológico, unidireccional, que sirve al Poder para mantenerse como tal, y moldea a la población, para no afectar a la hegemonía.

Ideología, el instrumento cultural, usualmente no violento pero tampoco humanista ni racional ni comunal, que complementará las tácticas dominatorias.

Con base al análisis, a la revisión teórica y a la exposición conceptual, ¿qué queda?

Hay propuestas, hay posibilidades, ¿Cómo cuál? El intento nietzscheano de contraponerse, de resistir a la moral de esclavo; resistir al “saber” del dominante; intentar no dejarse introyectar la idea conveniente al conquistador; y dudar y cuestionar al paradigma y a lo establecido. El intento de Ser un verdadero Ser y no un fantasma o una pálida y débil imagen resignada y sometida.

No dejemos distraernos por elementos monótonos, ni por aquellos sórdidos, escandalosos o gratificantes.

En la formación, no nos reduzcamos a la visión democritiana, biologicista o fisicalista, experimental o clínica, privada o de gobierno, que considera que entre más rigor, dificultad, saturación, tensión y desgaste, más calidad habrá en lo cognitivo.

Quien presume que en su formación-carrera-institución no duermen, no descansan, si se les exige, entonces deberían estar en un cuartel militar o naval o base aérea, donde predomina eso: rigidez, disciplina, autoritarismo. Y obvio no existe lo dialógico, lo reflexivo, crítico, argumentativo y propositivo.

Trabajan y sudan, pero no crean ni conjugan ni suman ni contrastan ni ayudan.

Bueno, al Poder y al Capital sí, al hermano no.

OBJETIVO GENERAL.

Analizar críticamente las Categorías Mexicano, Artesanía y Comunicación, en pos de examinar su sentido y trasfondos.

METODOLOGÍA.

El Método utilizado en esta investigación escrita, fue el Método Dialéctico, un proceso teórico, teorético, crítico y complejizante, que será referido por Bruno bajo el siguiente enfoque…

“La dialéctica en su versión materialista debe fundamentarse en el movimiento de la realidad concreta. El mundo debe explicarse por sí mismo y no por algo diferente o externo a él. Y el sujeto‐conciencia que conoce y actúa sobre lo real (praxis) es condicionado a la vez por ese despliegue mismo de lo real (historia). A esto se refiere Marx cuando señala la necesidad de “darle vuelta” a la dialéctica. Sin embargo, este darle vuelta implica algo más, no es una ingenua metáfora mecanicista en donde simplemente se trueca idea por materia.

El pensamiento dialéctico, que concibe a la realidad como una totalidad estructurada que se desarrolla y crea (totalidad concreta), debe tener en cuenta ahora el particular material o sensible en su método…

La dialéctica materialista, entonces, es ciencia e historia, es decir, la historización de la ciencia. Porque no se trata solo de comprender y fundamentar empíricamente un determinado fenómeno, sino de entenderlo como algo perecedero y transitorio. Bajo las condiciones en que se desarrolla tratar de “reflejar la vida (y por lo tanto la muerte) del objeto”, intentando develar las posibilidades de su transformación futura (la ley interna de su evolución).” [16]

Entonces, la Dialéctica es proceso heurístico, cercano a la realidad, no abstraído, y sobretodo crítico, actitud que busca no sólo entender, sino, más allá de explicar y comprender, transformar.

Ese elemento crítico y propositivo es el que buscamos y necesitamos como estudiantes del fenómeno humano; una disciplina que verdaderamente sea Social, y no sólo academicista, lineal y burguesa.

Ese elemento de devenir social, es lo que nos movió a elegir la Dialéctica como Método de investigación.

REFLEXIONES FINALES.

Tras las revisiones y análisis de las nociones de Mexicano, Artesanía y Comunicación, se contrasta más allá de la hermenéutica ordinaria con un enfoque crítico:

La nacionalidad aísla; un mito, un elemento irreal que no responde ni se corresponde al discurso ni a lo evidente y explícito:

No hay verdadera autonomía ni hay verdaderos individuos: hay grupos, entes y entidades que se amoldan y responden a los criterios del Poder.

La artesanía rigidiza; un elemento minimizado y estereotipado, y a nivel de superestructura, se usa, en la cultura de masas para introyectar elementos alienantes.

Bajo esta perspectiva, la producción cultura autóctona, y específicamente indígena -la Artesanía-, aparece como un fetiche desprovisto de un verdadero sentido creativo, ya que no existe innovación, sino mera perpetuación de moldes pretéritos y rígidos.

La cultura neoliberal realiza un juego bastante interesante pero desleal y destructivo al respetar más al indígena muerto –a sus antepasados y reliquias- que al vivo, al actual. Se extasía con las pirámides y los souvenirs, pero destruye entornos naturales y humanos en su afán utilitario.

El enfoque occidental encasilla al indígena contemporáneo visualizándolo como un ente curioso que solo sirve para hacer «adornitos», para “rescatar” y “preservar” nuestras raíces autóctonas.

Y claro, tampoco es un acto que hagan exclusivamente los sajones o cualquier otro extranjero, en nuestro propio país, una mayoría, sin importar su nivel de estudios, visualizan al indígena como criado y cosas similares. No le consideran ni conceden posibilidades de emancipación, y en todo caso no les interesa, y obvio, no les conviene. En nuestra cultura, el indígena sirve para hacer todo lo que la «clase media» no quiere hacer: el esclavo del esclavo.

Somos mexicanos sin país, mismos que a su vez esclavizan al indígena, o si no es así, no se considera ni se emancipa.

La Comunicación, un dispositivo condicionante. Ajeno al Ser y bienestar comunitario, y focalizado totalmente al adoctrinamiento, entrenamiento y opresión. Dinámica más o menos explícita o implícita, violenta o forzadora, pero siempre al servicio del Capital Criollo y Extranjero.

¿Exageramos?

Asómate a la ventana o a la televisión o a la plataforma y contrasta el discurso académico y gubernamental, con la realidad del asalariado, del Clase Media Baja.

Miguel Ángel Alejandro López Fuentes.

Carmen Adriana Antonio Pérez.

Erick Daniel Granados Monroy.

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

Althusser, L. (1988). Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Argentina, Nueva Visión.

Bartra, R. (1987). Melancolía y Metamorfosis del Mexicano. México, ESTUDIOS, Filosofía-Historia-Letras.

Benetti, S. (2011). Comunicación Ideológica. Persuasión, Manipulación y Propaganda. Argentina, Centro de Formación Integral.

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Definición de patrimonio cultural, tomada de la página de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Revisada el día 20 de noviembre del 2014.

Notas:

[1] Ramírez, El Mexicano, Psicología de sus Motivaciones, p 3.

[2] Bartra, Melancolía y Metamorfosis del Mexicano, p 3.

[3] Bartra, Melancolía y Metamorfosis del Mexicano, p 6.

[4] Definición tomada de la página de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?pg=00003 Revisada el día 20 de noviembre del 2014.

[5] FONART, Manual de Diferenciación entre Artesanía y Manual, p 14.

[6] Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, Las Artesanías en México, p 1.

[7] Novelo, Ser Indio, Artista y Artesano en México, p 168.

[8] Ricci, La Comunicación como Proceso Social, p 233.

[9] Rouquette, La Comunicación de Masas, p 633,

[10] Tarde, La Opinión y la Multitud, p 51.

[11] Myers, Psicología Social, p 249.

[12] Sartori, Homo Videns, p 11.

[13] Berger y Luckmann, La Construcción Social de la Realidad, p 56.

[14] Benetti, Comunicación Ideológica, p 16.

[15] Althusser, Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado, pp 14-16.

[16] Bruno, La Dialéctica Histórica de Marx, p 85.

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