Esperpéntico Rajoy

RajoyEn su intervención en la Intermunicipal del PP, Mariano Rajoy ha acusado al Gobierno de Zapatero y especialmente a su vicepresidente, y candidato a las próximas elecciones, Alfredo Pérez Rubalcaba, de «retrasar la salida de la crisis por puro interés partidista». Sin duda son unas declaraciones que al propio Rajoy le llevaría mucho tiempo y mucho esfuerzo explicarlas en toda su extensión, y lo más probable es que no lo consiguiera.

En esta ocasión, Rajoy cambia su manido discurso sobre la «incapacidad» por parte del Gobierno de Zapatero para hacer frente a la crisis y elige uno que resulta hasta contradictorio, ahora dice que sí sabe pero «no quiere sacarnos de la crisis por interés partidista». Es muy posible que a estas horas se haya dado cuenta de la gravedad y la vileza de sus palabras y esté pasando gran vergüenza a solas en algún rincón oscuro de su casa. Aunque teniendo en cuenta la trayectoria de este personaje y el escaso calado de sus palabras en sus acérrimos e inmunes votantes, también es posible que le de igual ocho que ochenta y hasta que lo esté celebrando por ahí como otra de sus ocurrencias infantiles.

Por si esto no fuera suficiente para que más de uno se lo piense dos veces antes de votar al PP, este no ha sido el único desmayo neuronal que ha sufrido Rajoy durante su intervención.

Se ha referido a la negativa de Zapatero de adelantar las elecciones como “negarle la palabra a los españoles”, algo que el propio Rajoy ha intentado hasta lo soez cuando se ha tratado de negarle la palabra a los españoles que han elegido a Bildu como su opción política. Una opción política, por otra parte, que ha condenado el terrorismo mucho más enérgicamente que el propio PP haya hecho nunca jamás con el terrorismo franquista, a cuyos organigramas pertenecieron muchos de sus miembros más renombrados y tristemente recordados.

Para gozo de sí mismo y de los cuatro rancios de siempre, en otro de sus vahídos, Rajoy ha asegurado que los españoles están “ansiosos” por pronunciarse en las urnas, confundiendo una vez más sus propios deseos y su propio estado de ánimo con los del pueblo español.

En otro momento de su intervención se ha referido a que facilitar el acceso a créditos a empresas, autónomos y familias, contribuiría al consumo y por lo tanto a la recuperación económica. La parte en la que lleva razón, y esto es noticia, es en la que dice que el consumo reactivaría la economía, pero el gran fallo de Rajoy, y de quienes le dictan lo que tiene que decir, es que la vía para mejorar el consumo no es la concesión de créditos, sino la creación y la conservación de empleos y de salarios de calidad, una vía de la que cada vez se aleja más y más la CEOE, el brazo armado del PP.

Dígame, Mariano, ¿de qué serviría a una familia poder acceder a un crédito cuyas cuotas no podrá pagar porque las políticas impuestas por la patronal al Gobierno han dejado a sus miembros en paro o con salarios equiparables a los de los países menos avanzados del mundo? Esos créditos tan solo aplazarían y agravarían el problema.

Puede que solo sean impresiones mías, pero Rajoy no puede ser la única alternativa del pueblo español, a menos que elijamos el suicidio social como solución final y definitiva a todos nuestros problemas.

Víctor J. Sanz
http://impresionesmias.com/2011/07/02/esperpentico-rajoy/
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