Tests Psicológicos. Un Instrumento en contra del ser humano

Científico locoHace mucho tiempo, al final del siglo XIX o principios del XX, el Sr. Binet, un psicólogo preocupado por la infancia, por el bienestar de los niños, inventó los tests psicológicos. Su objetivo era muy claro y sencillo: pululaban los niños con sociopatía, con bajo nivel intelectual no tanto porque su intelecto no diera para más, sino porque el ambiente social en que vivían los embrutecía, los conducía a la idiocia, a estar fuera de la sociedad explotadora donde vivían. Y al Sr. Binet le preocupaban los niños. Sobre todo que no se les obligara a estudiar cosas que no podían aprender. Y por eso inventó esos instrumentos de medición, simplemente para no forzarlos a sufrir un aprendizaje del que no eran capaces.

Llegaron los años aciagos, absurdos, de la Primera Guerra Mundial y apareció Stanford. Los aplicó entonces para elegir entre la gran masa de ciudadanos que podían formar parte del ejército de los EEUU. Había que elegir entre aquella gran masa de negros, hispanos y desheredados de la fortuna para que fueran carne de cañón. Los test de Stanford eran la forma más rápida.

Alguien tuvo la desverguenza de unir los nombres de ambos autores y se habló de los test de Binet-Stanford. Por una parte un detalle para Binet, puesto que no se olvidaba al autor francés, pero un insulto porque se unía la protección de la infancia a la guerra.

Ha pasado el tiempo y ahora los test, en sus cientos de variaciones, se aplican masivamente. Médicos que no miran a la cara de sus pacientes, sino que emiten un diagnóstico basándose en un papel hecho en sabe Dios qué condiciones. Para que un test sea válido debe poseer validez interna (que mida lo que tiene que medir) y validez externa (que se haga en las debidas condiciones). Por ejemplo no sería valorable hacer un test de inteligencia a veinte grados bajo cero y colgado de un cordino en la ladera de una montaña.

Por otra parte, la inteligencia es algo muy complejo (ya sé que hay test de todo, de personalidad, hasta del dolor de muelas). Por ejemplo la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Guilford, nos dice que la inteligencia tiene unos 500 factores distintos combinados entre sí. Una entrevista clínica siempre es superior a un test.

Pero no harán así. Se lo aplicarán en todas partes, para puestos de trabajo como forma de selección. Cuando no estén de acuerdo con el sistema les harán un test en sabe Dios qué condiciones y sin mirarle a la cara. Forman parte de una nueva inquisición del siglo XXI. Son el típico instrumento hecho para ayudar al hombre y que se vuelve contra nosotros, como ocurrió antes con tantas otras cosas: el coche, el teléfono móvil, el DNI, las huellas dactilares. Por ejemplo su empleo era para descubrir a los delincuentes. Hoy en día, en mi trabajo, los empleados tienen que poner el dedidto en un aparato que detecta su huella. Es la moderna forma de fichar a la entrada y a la salida. Yo no tengo que hacerlo y al aparato anda averiado pero lo comparo a tener que meter el dedo en el culo de una bestia, una vez para entrar en el edificio y otra para salir.

En fin, ya saben, los test de inteligencia se miden con la escala normal. Eso significa que si el resultado es 100 sos vds. normales. Si más de 100 son listos y si menos son tontos. Eso sí, sin mirarle a la cara no sea que se desgasten las retinas.

Ya sé que es imposible, pero yo propondría que los test de inteligencia lo utilicen para limpiar las partes íntimas y que dejen en paz a la gente, pues esos instrumentos tienen ya una historia suficientemente triste.

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