La organización en la lucha social: una crítica libertaria

En cada instante vemos como la lucha social se agudiza en cada rincón del planeta. La crisis internacional y las contradicciones propias del sistema capitalista nuevamente nos llevan a una coyuntura que empuja a los sectores subalternos a levantarse frente a su precaria condición de vida. En la actualidad vemos como en el territorio dominado por el Estado chileno han ido surgiendo variados frentes de lucha social, importantes revueltas – Aysen y Freirina – o manifestaciones constantes y con diferentes grados de radicalidad – movimiento estudiantil.Es así como día a día notamos una suerte de empoderamiento de los sectores subalternos y como éstos lentamente dejan las consignas meramente reivindicativas y comienzan a apelar por la modificación o eliminación del sistema imperante. Ante tal contingencia se hace urgente un análisis de mayor profundidad respecto a las contradicciones del capitalismo que empujan dicha coyuntura, a su vez que obliga a todxs lxs luchadorxs y/o revolucionarixs ha realizar una mirada retrospectiva de cómo están organizando e interviniendo en la lucha por eliminar el sistema capitalista. Justamente respecto al último punto van dirigidas las siguientes líneas debido a que parece ser crucial el comprender como organizarnos para romper la fragmentación y el sectarismo que no solo ha sido resultado de las victorias de lxs opresorxs (Golpe de Estado, “transición a la democracia”, etc.) y sus tácticas atomizadoras sino también por nuestra propia (in)acción al no proyectar nuevas formas de acción y organización que nos pliegue a la lucha social pero sin caer en autoritarismos o en el reformismo.

Es sabido que no son pocxs quienes buscando una línea de acción más radical o círculos más acordes a sus propias ideas han terminado por desconectarse de las luchas y lxs oprimidxs terminando por influir de forma casi nula en la eliminación del sistema. Precisamente las diferencias ideológicas han influido en un grado tal que no solo han separado tácticamente a los revolucionarixs sino que los  ha atomizado de lo suficiente como para imposibilitarles dar golpes reales al monstruo capitalista. Si bien el debate teórico resulta importante la atomización producto de éste, la imposibilidad de generar coordinaciones entre diferentes individualidades nos debe hacernos preguntar como reparar o más bien responder frente a dicho escenario.

Introduciéndonos en el ámbito libertario es necesario re-plantear o analizar las potencialidades y limitantes de las formas en que se han organizado lxs libertarixs en las últimas décadas. Por ejemplo, populares se han vuelto los llamados “grupos de afinidad”, que claramente han sabido enriquecer el trabajo al agrupar a diferentes personalidades en base a ideas afines en ciertas tareas y objetivos, y que se han vuelto muy útiles para emprender acciones de forma rápida debido a la poca necesidad de discutir más que de los medios para cumplir con determinados objetivos.

Pero si bien, la utilidad de organizarse en grupos de afinidad no es discutible, si parece necesario identificar las limitantes de ésta forma de agrupación debido a que nos permitiría determinar formas de incidir con mayor profundidad en nuestra realidad. Los grupos de afinidad, que tal como su nombre lo indica termina por agrupar a quienes tienen ideas comunes, terminan por tener su techo justamente en ello: la afinidad, lo que no les permite proyectarse más que con un numero limitado de individualidades  siendo por tanto grupos pequeños y que en ocasiones terminan por atomizar y aislar a quienes participan en él de las luchas sociales.

No quiero decir tampoco que lo central sea el crecimiento cuantitativo de la organización, pero si nos parece crucial determinar ciertos grados de coordinación más amplios que la afinidad como forma de impulsar acciones con otros “no tan afines” que permitan agudizar las luchas sociales y dar golpes más certeros y fuertes al sistema. Efectivamente, desde los grupos de afinidad se pueden realizar importantes acciones, se puede emprender propaganda o dar golpes rápidos y certeros al sistema, pero eso no resta que debamos pensar como “levantar” y/u organizar acciones con un mayor numero de integrantes de otros grupos u organizaciones que tal vez nos permita proyectar otras acciones que requieran mayor cantidad de individuos e incluso tal vez, instituir las  nuevas formas de sociabilidad y organización social que buscamos.

De modo, que como primer punto se hace un llamado a re-pensar las formas de coordinar acciones, porque tal vez hay algunas que no requieran una coincidencia ideológica tan aguda como para cerrarse a realizarlas con otrxs luchadorxs revolucionarixs.

Por otra parte, también es necesario cuestionarse la injerencia en las luchas sociales de carácter reivindicativo, que si bien pueden estar “contaminadas” por reformismo y corren el riesgo de reavivar el sistema, también pueden ser puntos de agudización del conflicto con el capital. Precisamente, desplazar al reformismo de dichos espacios puede ser una forma de romper lo reactivo y avanzar hacia una concientización que haga comprender la necesidad de cambios radicales. Con ello, no quiero decir que nos plantemos como lxs vanguardistas ni que funcionemos como cuadros, nuestra acción e intervención en la lucha social debe ser como un oprimido más, condición compartida con todx luchador social y que nos da tanto derecho como cualquiera de plantear nuestra opinión. Nuestra praxis no solo es “nuestro” aprendizaje sino que le enseña a todo lxs oprimidxs y con ella incluso podemos desenmascarar al reformismo y su amor por el sistema y los privilegios que le entrega.

A su vez, también es necesario notar que negarse a apoyar a lxs oprimidxs en dichas luchas pueden terminar por desconectarnos de éstos y nos restará de la lucha si ésta comienza a pasar de los niveles de reivindicación. La solidaridad, elemento clave entre lxs oprimidxs, no debe dejarse de lado simplemente por el carácter reactivo de un movimiento, nuestro apoyo a la mejora de cualquier subalterno no puede ser con exigencias, aunque si debemos plantear nuestro punto de vista del problema y tal vez ayudar a que lxs explotadxs terminen por dar pasos “más allá” atacando la raíz del problema, que no es más que otra que el sistema capitalista.

En síntesis, no queda más que reiterar al llamado a no restarse a priori de las luchas sociales y comprender que la lucha contra el capital tiene varios frentes y formas de acción. Quienes se planteen como luchadorxs revolucionarixs no deben caer en el sectarismo, que es precisamente lo que busca el sistema, y deben proyectar formas de acción que rompan con la mantención del nefasto sistema explotador que nos domina. Ello implica no tan solo evitar el “fantasma cuantitativo” que muchas veces termina frenando nuestra acción en busca de agrupar mayor cantidad de sujetos sino que también luchar contra la atomización y el sectarismo. La lucha tiene sus contradicciones, no nos quedemos en ellas, avancemos hacia el futuro, nuestro futuro.

V.P.

Colectivo La Peste

Publicado originalmente en Pestezine, Nº11, Mayo 2013

La organización específica de las masas explotadas se da a través de la auto-organización. Esta puede extenderse en el curso del combate y del desarrollo de las contradicciones, pero sin perder su fundamento espontáneo de autorregulación. Esto garantizará la persistencia de una estructura horizontal, única salvaguardia para continuar la lucha”

Alfredo Bonanno

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