[Argentina] Disputas de sentidos en el conflicto educativo

Toda institución oficial implica necesariamente la idea de permanencia y conservación. Ese sistema procura difundir todo cuanto ya es conocido, de utilidad social, pero olvida que queda aún más por conocer (…). Desde el momento que un sistema adquiere forma institucional ofrece de inmediato esta característica inconfundible: el horror al cambio. William Godwin

EducaciónComo siempre, existe una lucha contra el vaciamiento de la educación pública, el sistema de investigación y la precarización salarial de lxs docentes. Este año no será ajeno a esas cuestiones. En los últimos meses, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires estableció políticas de ajuste como la efectivización de la creación de la Unicaba y el cierre de escuelas nocturnas. El Estado ajusta ahora (y siempre) sobre la educación. ¿Por qué los ajustes-recortes-robos económicos se dan en este sector de la sociedad? Podemos conjeturar dos hipótesis. La primera, la educación pública no es arancelada. La lógica netamente lucrativa se aleja de estos espacios y, por lo tanto, las políticas del gobierno neoliberal de Cambiemos buscan desprestigiar al colectivo docente y estudiantil en lucha para manipular a la sociedad para que se oriente y elija una educación privada como institución que solucionaría el conflicto educativo que se arrastra hace años. El fin: privatizar la educación. La segunda, porque individualidades que accedan a conocimientos críticos van a estar más capacitadxs para obrar en autonomía, fortalecer vínculos solidarios y no ser manipuladxs por el gobierno de turno, es decir, pueden ser lugares de formación “peligrosos” y no lucrativos en los cuales la educación puede llegar a ser parte fundamental de la emancipación social.

Las medidas de lucha de la docencia se apoyan, la educación pública se defiende. Sin embargo, estos momentos en los cuales cocinamos con recetas neoliberales pueden ser propicios para desnaturalizar conceptos tan arraigados que tenemos en nuestros cuerpos ciudadanos.  Endiosar lo “público” sin poner en discusión a qué nos referimos con ese término, enaltecer lo “estatal” sin advertir la función principal del Estado, nos puede llegar a convertir (o estancar) en la buena ciudadanía productora del espectáculo, en conservadorxs peligrosxs.

Lo “público” en el ámbito educativo puede ser ese espacio donde se mantiene el orden establecido, se reproducen relaciones autoritarias y lxs estudiantes son merxs espectadorxs de una información rígida e inmodificable; o lo “público” puede ser ese territorio en el cual se disputan sentidos de lucha contra la opresión, se dialoga en reciprocidad  y tanto estudiantes como docentes comparten y forjan el conocimiento colectivo.

Una experiencia pertinente en relación con la disputa de lo público fue algo que sucedió en la puerta de la Facultad de Filosofía y Letras: la policía de la ciudad labró un acta contravencional a la profesora e investigadora Mónica Cragnolini por ocupar la calle, lo público, y dictar una clase abierta en adhesión a las medidas de fuerza de lxs docentes. En este sentido, la docente explicó: “Nos tenemos que poner cada vez más firmes en la defensa del espacio público, que es el espacio que nos queda a los que no tenemos el privilegio que tienen los que están gobernando”. Más adelante, trae a discusión un término que implica disputas de sentidos que trascienden los reclamos universitarios: “el concepto de clase tiene que volver a ser un concepto relevante para pensar muchas cuestiones, y en ese sentido reconocernos todxs -más allá de docentes y no docentes- como clase trabajadora”. Frente a una acción colectiva y coordinada de lucha, las fuerzas de seguridad tratan el hecho como una obstrucción de la vía pública. La calle como el lugar de encuentro, el sitio elegido para resistir maniobras de hostigamiento y criminalización de la protesta, claramente sí funciona como espacio público en disputa en el cual se construyen acciones colectivas y solidarias.

¿No es hora de hacernos cargo totalmente de nuestra educación para que deje de ser la educación de ellos? ¿No es hora de que la comunidad educativa en su totalidad tome las riendas de un movimiento emancipatorio de educación? ¿Quiénes hacen, construyen, diagraman, diseñan, enseñan en los ámbitos educativos? ¿Quiénes leen, escriben, corrigen, estudian durante largas horas en sus hogares? ¿Quiénes se forman durante años para comunicar esos conocimientos adquiridos y siguen aprendiendo a medida que enseñan? ¿Quiénes superan obstáculos salariales, edilicios y sociales? ¿Quiénes tienen vocación y ansias de aprender y enseñar en relaciones recíprocas, afectuosas y humanas? ¿Son acaso los ministros parásitos del Estado? ¿O los empresarios que lucran con las escuelas privadas?

Estos parásitos, tanto de un Estado neoliberal como de un Estado de “bienestar”, sólo obstaculizan el camino hacia una educación subversiva. Una educación que no nos convierta en masa obrera e intelectual obediente y esclava al servicio del Estado-Capital, sino en movimiento combativo y libre. La capacidad de organización y de lucha, más allá del partidismo que desune al pueblo, quedó demostrada en la marcha federal educativa como en tantas otras experiencias de la historia de la educación que apuntan a cuestionar y liberar, no a competir y obedecer; llevémosla hasta el fin de sus consecuencias: la emancipación social. Hay que despojarnos de todo disciplinamiento eclesiástico pero también apartarnos de toda burocracia estatal centralizada. Francisco Ferrer Guardia, educador anarquista fusilado en 1909, ya advertía a principios del siglo pasado las maniobras del Estado en relación con la educación:

Si la clase trabajadora se librara del prejuicio religioso y conservara el de la propiedad tal cual existe hoy; si los obreros creyeran cierta la profecía que afirma que siempre habrá ricos y pobres; si la enseñanza racionalista se limitara a difundir conocimientos higiénicos y científicos y preparara solo buenos aprendices, buenos dependientes (…) y buenos trabajadores de todos los oficios, podríamos muy bien vivir entre ateos más a menos sanos y robustos, según el escaso alimento que suelen permitir los menguados salarios, pero no dejaríamos de hallarnos entre esclavos del Capital.

Sugerimos llevar lo anárquico a todo ámbito. ¿Se espera a la auto-organización del pueblo para ejercer una educación libertaria? Hay individualidades que optan por disputar sentidos de lucha dentro del aparato estatal, eligen incomodarse, embarrarse y practicar la horizontalidad y la reciprocidad ahí mismo; hay otrxs que se auto-organizan creando espacios libres por fuera del Estado; y también existen lxs que combinan ambas acciones, es decir, habitar la contradicción contenida en una estrategia a largo plazo, teniendo en cuenta que el fin es terminar con una educación brindada por el Estado y forjar una educación construida por el mismo pueblo. Pero hay que saber diferenciar que una cosa es la burocracia elitista que va a hacer todo lo posible para seguir ocupando cargos y mantener lo establecido, y otra muy distinta son las individualidades de carne y hueso que impulsan erradicar las lógicas patriarcales, estatales y capitalistas. Individualidades que ven (como aquellxs compañerxs anarquistas de este territorio que construyeron en el siglo pasado alrededor de 50 escuelas libertarias, crearon bibliotecas, editoriales, periódicos y revistas) la educación crítica como una herramienta para alcanzar la libertad y la emancipación social, y no como en mero modo de inserción y de asimilación social, como un modo de “civilizarse” y disciplinarse al constituirse como sujeto ciudadano.

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