Reseña del libro «En el camino a ninguna parte»

En el camino a ninguna parte

Hace unos meses, David Watson, el autor del libro que vamos a comentar, telefoneó desde Detroit para comunicarnos que tenía proyectado para el verano un viaje a España. Uno de los motivos era traer las cenizas del querido e inolvidable compañero Federico Arcos, que fue quien nos lo había presentado a finales de siglo pasado en Canadá, y desde entonces habíamos mantenido amistad. Comentaba también que tenía que presentar el libro que le acababa de publicar la editorial Salmón en castellano: En el camino a ninguna parte: civilización, tecnología y barbarie. Era una sorpresa que un compañero americano nos hablara de una editorial española que yo desconocía. No pude evitar ir a la página web de la editorial para ver qué publicaciones ofrecían. En un primer vistazo pude apreciar enseguida que la línea editorial no es la que reproduce lo que Dios manda o el Poder dictamina; son textos que cuestionan lo establecido, no solo políticamente, sino los fundamentos en los que se basa la civilización.

David Watson era miembro del colectivo que editaba la revista ácrata Fifth Estate desde 1975, donde colaboraba con artículos. Aunque me hubiera gustado conocer lo que publicaban en sus páginas, mi nivel de inglés no era el adecuado para entender los textos difíciles y temas complejos que abordaban. Afortunadamente, los editores de Salmón han traducido una selección de artículos y los dan a conocer ahora en forma de libro, a los que se ha añadido un epílogo en el que el autor reflexiona sobre sus escritos a lo largo de estos años.

El ensayista, un pensador muy observador, nos va cuestionando el mundo en el que vivimos, ya planteado desde perspectivas muy similares por autores como H. D. Thoreau, Lewis Mumford, Voltairine de Cleyre, Ivan Illich, Zerzan y otros muchos críticos con el llamado progreso tecnológico. No es su pretensión radical que volvamos a la Edad de Piedra, como algunos de sus detractores le plantean. Quizás ya metidos en este torbellino que nos domina, la situación posiblemente no tenga vuelta atrás. Lo que desea es que pensemos si realmente el camino que hemos tomado, posiblemente a nuestro pesar y ajeno a nuestra voluntad, nos permite que seamos libres y felices y si efectivamente nos lleva a alguna parte que no sea la infelicidad, la alienación, la dominación, la explotación y la barbarie de la guerra. Algunos hablan de una Arcadia, que se suele situar en la época de los recolectores cazadores, previa a la agricultura, a la propiedad privada y al desarrollo tecnológico, que todos deberíamos poder gozar. Lo que nos planteamos es si ese mundo idílico de libertad y justicia humanas se puede alcanzar a través del desarrollo tecnológico (la rueda, la imprenta, la máquina de vapor, etc.), para poder gozar de una vida plena. Y es que hasta ahora no hemos encontrado, como nos dice Watson, una tecnología liberadora, lo que no deja de ser un oxímoron.

El libro aborda distintas disciplinas, desde el lenguaje a la tecnología, desde la ecología a la educación o desde la sociología a la agricultura, con un buen conocimiento de antropología y etología, ilustrándonos con ejemplos que nos permitan entender mejor los engranajes del universo tecnológico al que estamos sometidos.

Cualquier certeza es sospechosa. Quien pretenda buscar respuestas o soluciones en las páginas de este libro, mejor que desista del empeño. Pero a quien se cuestione el mundo en el que vivimos, estos artículos le ayudarán a reflexionar.

Cuando leemos un libro y coincidimos con lo que dice, parece que nuestro ego se enorgullece al pensar que estamos en la ruta correcta en la búsqueda de la verdad. En cambio, un texto es más interesante cuando cuestiona lo que pensamos y sabemos y nos hace seguir caminando en esa eterna búsqueda que es la vida. Los libros más interesantes no son aquellos que dicen lo que queremos oír; lo que nos ayuda a caminar es aquello que nos invita a reflexionar sobre lo que damos por sentado. En la sabiduría nada es estable y los artículos como los de Watson nos ayudan a continuar en ese eterno fluir que es el conocimiento.

Tántalo de Okelon

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio