Tiempo de lucha, tiempo de esperanza: a fortalecer el anarcosindicalismo

Como recordábamos en nuestro último artículo, publicado en diversos portales de contrainformación, la pérdida de derechos laborales y sociales asociada a la reconfiguración del capitalismo postindustrial durante el periodo de crisis ha corrido paralela a la pérdida de poder e influencia de los sindicatos de concertación (fundamentalmente CC.OO. y UGT, pero no solo). Su descrédito, azuzado –todo hay que decirlo- por los medios de comunicación de masas al servicio del capitalismo que pretenden destruir todo conato de organización obrera, ha provocado su pérdida de afiliación y la reconfiguración del imaginario resistente de buena parte de la clase obrera, que ha buscado otros vías de protesta y lucha en las mareas, los colectivos de autodefensa laboral y, más recientemente, los espacios y organizaciones del denominado “sindicalismo social”.

Durante todo ese proceso, las últimas transformaciones de la estructura económica han provocado la destrucción de empleo en el sector industrial y la aparición de nuevos nichos de mercado en el sector servicios (logística, servicios de telefonía y teleformación, tercer sector, etc.) donde las condiciones de trabajo son ultraprecarias y donde el sindicalismo oficial ni tan siquiera ha aterrizado. Precisamente, ha sido en esos sectores de la nueva economía donde otros sindicatos, sin duda minoritarios pero no tan castigados por la crisis de imagen de los mayoritarios, han logrado introducir su estructura sindical, articulando ciertos focos de organización obrera imprescindibles para visibilizar que a día de hoy es posible sostener abierto el conflicto contra el capital en los centros de trabajo.  

ES HORA DE DAR LA CARA: RESPUESTAS SINDICALES A LA PRECARIZACIÓN DE LA EXISTENCIA

El 20 de julio de 2012, la CNT de Valladolid publicaba una noticia en su página web donde se muestra una pancarta con el siguiente lema: Contra los ataques del Capital y los recortes del Estado. ES HORA DE DAR LA CARA. La fecha no es anecdótica. En ese año, el movimiento 15M sacó a la calle a miles y miles de personas, ofreciendo ilusión de cambio a millones de personas y poniendo sobre la mesa del debate político un buen puñado de críticas al sistema de representación política, pero también sindical.

Dos años antes, en su Congreso de 2010 (Córdoba), la CNT -ya para entonces una organización centenaria- refrendaba su línea de acción centrada en la praxis sindical, la formación sindical de su militancia y el establecimiento de alianzas estratégicas, sin duda puntuales, con otros sectores del sindicalismo y los movimientos sociales enfrentados a la precarización de las condiciones de existencia de la clase obrera. Una línea de acción que la organización siguió implementando en su IX Congreso (Zaragoza).

En el camino, la organización anarcosindicalista ha ido renovando su militancia en el contexto de unos años donde, por un lado, ha ido ganando protagonismo en la medida en que el nivel de movilización social ha estado a la altura de las circunstancias, adquiriendo un papel muy destacado en las dos huelgas generales de 2012, en las Marchas de la Dignidad o, sin ir más lejos, la huelga general feminista del 8 de marzo.

Por otro lado, y en un plano mucho menos visible, el elemento clave de la consolidación de la alternativa anarcosindicalista representada por la CNT ha sido la extensión de su mapa de secciones sindicales, su visibilidad y capacidad organizativa en algunos sectores altamente precarizados (figurantes, falsos autónomos, captación, telemarketing, hostelería, etc.) y, todo hay que decirlo, su firmeza en su apuesta desobediente con respecto al sistema de representación sindical vigente en el Estado español (manteniendo su NO a las elecciones sindicales, los liberados sindicales y la percepción de subvenciones).

Dicho esto, la multiplicación de la actividad sindical de la CNT no ha sido suficiente para que, a día de hoy, el anarcosindicalismo cenetista sea una alternativa organizativa para amplios sectores de la clase obrera donde, por desgracia, la CNT no ha llegado ni se la espera. A lo anterior no solo contribuye las limitaciones lógicas de una organización que no cuenta con los recursos del resto de sindicatos por rechazar la percepción de las subvenciones, sino las dificultades para extender su estructura sindical a la gran empresa, los sectores industriales y las administraciones públicas. Junto a esto, no menores resultan otros tres hándicaps: la represión que ha perseguido a la organización en los últimos años, el lastre del problema con su antigua internacional (una AIT minúscula incapaz de la menor autocrítica) y, sobre todo, la persistencia de la línea inoperante de algunos sindicatos de la CNT incapaces de dotarse de la más mínima estrategia de acción sindical y, por tanto, invisibles e inservibles para los trabajadores y trabajadoras de sus ramos y territorios.

TRABAJO LENTO PERO SEGURO: ACOMPAÑAR LAS LUCHAS DE LXS DE ABAJO

No obstante, la mayor parte de la militancia de la CNT ha demostrado, aun a pesar de sus evidentes diferencias en la manera de interpretar el anarcosindicalismo, que a día de hoy es posible sostener una estrategia de acción sindical efectiva y enfrentada al modelo de representación sindical heredado del 78, resultando útiles para el conjunto de la clase obrera y arropando las luchas sociales de los sectores del proletariado que no desean hincar la cabeza ante el mandato de paz social que ordenan los voceros del capitalismo.

Ejemplo de lo anterior ha sido el papel jugado por la organización en el contexto de la huelga feminista del 8 de marzo, donde el nivel de coordinación sindical, su atinada política de comunicación y la lealtad a sus acuerdos (la CNT se define como feminista desde su último congreso) y al mandato del movimiento feminista, junto con su innegable capacidad de movilización (liderada por sus afiliadas), han logrado romper el bloqueo mediático que tradicionalmente ha logrado silenciar la actividad de la organización anarcosindicalista.

Desde luego, en un tiempo tan oscuro para los intereses de la clase trabajadora, que la CNT vaya consolidándose como una herramienta sindical seria y eficaz para los trabajadores y trabajadoras, es una buena noticia, que sin duda se suma a la aportación cada vez más interesante del sindicalismo social y los colectivos autónomos que han decidido dar la cara, asumiendo hacer camino trabajando las contradicciones y autocríticas que solo siente quien decide escapar de la inacción y la automarginación. 

Espirales Libertarias

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