El Planeta de los Mimos

Lejos de una reseña, de una franquicia o secuela de la novela La planète des singes de Pierre Boulle con título cambiado, o generar una suerte implícita de guiño a la historia sobre el gran Marcel Marceau, este relato va en dirección de reflexión abierta sobre la sociedad actual no a modo general, sino desde mi experiencia. Lo demás puede ser pura coincidencia.

Hubo un tiempo en el que había algo llamado lenguaje hablado, algo relacionado con la palabra, el pensamiento, la crítica y cierta forma de exponer conceptos en el espacio social para ser discutidos.

Eso ya es bastante raro en el espacio público. Parece ser que hoy todo se resume a 140 caracteres y uno entiende que ese reduccionismo no es fruto de un proceso activo y reflexivo sino que es una simplificación del decir controlado a tono con los tiempos rápidos y furiosos, esa ansiedad exteriorizada para terminar ligero la cosa. Y tal vez sea eso lo que habría que observar, la “COSA” que alguna vez fue contenido de una conversación.

Subo a un Bus. Son 20 minutos de viaje hasta el centro. Le presto atención a una pareja sentada al frente, no hablan entre si, se nota que están juntos por el acercamiento corporal, pero los dos están distantes, absortos en sus teléfonos móviles, solo sus dedos se mueven a toda prisa.

Una fila o cola muy larga de gente espera entre edificios galerías para poder entrar a comprar el último teléfono móvil, a dos cuadras una persona pide dinero a todo transeúnte que pasa, una chica muestra sus fotos duchándose en la red social y se hace viral, un mono pinta cuadros, dos millonarios visitan África con una sonrisa plena y son tapa de revista, la muerte recorre países montada en miles de armas, cientos de personas flotan en el mediterráneo y “La balsa de la medusa” mantiene su vigencia.

Una mujer mira la TV para comprar por teléfono electrodomésticos y cualquier objeto que se cruce. La publicidad esta en números grandes y de color rojo, una voz en off…que anima e insiste diciendo: “Llame ya!”

Un hombre recita de memoria plegarias religiosas gesticulando con todo el cuerpo, unos uniformados asisten a la exposición de grandes maquetas de un futuro muro, un estado despliega a su mano represora por escuchar la palabra independencia. Alguien en la red de vídeos explica el capitalismo en cinco minutos con un mapa semántico, en esa red puedo ver la película Nosferatu de 1922 y además cómo un señor muestra sus habilidades armando un complicado mueble sin decir una palabra.

En una plaza se amontona gente. Corren despavoridos de un lado a otro. Me entero que están cazando algo pero es desde su móvil. Miles de campesinos cortan una ruta por la privatización de las semillas y en contra de los venenos fertilizantes para la tierra. Científicos descubren por qué se cae el cabello y dos ingenieros revolucionarios emocionan con su invento “La casa inteligente” en la cual la luz se prende sola cuando uno entra y te avisa la nevera si te quedaste sin leche y otros alimentos.

Un presidente recibe un premio nobel por la paz mientras en su país se continúan encontrando fosas comunes y siguen asesinando personas (todos aplauden su discurso).

Entro a un bar a tomar un café. Se encuentra mucha gente en el local pero nadie habla, todos miran sus pantallas con luces. En una pared la TV está mostrando el estado del tiempo, se esperan fuertes lluvias y rachas de viento, sensación térmica a la baja (lo sé por las mímicas del sujeto que muestra mapas que cambian de colores, con dibujos de nubes con gotas y líneas onduladas). Me voy a leer el libro de Ursula K. Le Guin -Los desposeídos- que lo tengo en PDF.

Rosalino Rodríguez

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio