Algunas reflexiones sobre la conciencia, el poder y el Estado

Más allá de los Estados y sus formas de gobierno, a mi modo de ver algo se nos escapa que no llegamos a comprender todavía en la psicología del hombre y su forma de concebir y ver la realidad del mundo, una confusión en los objetivos y fines de la existencia que nos ponen en un aprieto permanente, bajo este punto de vista el gobierno o manipulación ya sea por terceros o el Estado enmascara una debilidad o vulnerabilidad que existe en una inmensa mayoría de los hombres, algo que bien podría ser también una sugestión creada a partir de fuerzas coercitivas o formas de poder que menoscabaran la integridad del ser humano, de este modo se afianza por ejemplo la sociedad jerarquizada, es decir, las clases sociales y el interclasismo como voluntad de poder entre los hombres y el ejercicio de la autoridad como base fundamental de la organización social.

Resumiendo: una desintegración del ser humano creada por la coerción de la voluntad de poder, a través de la vulnerabilidad psicológica para destruir su confianza en si mismo y sus capacidades y habilidades creativas.

Las élites de poder potencian esas vulnerabilidades psicológicas en la sociedad sin apenas resistencia porque no hay conciencia individual ni tampoco colectiva. Si el hombre tuviera conciencia no se dejaría amedrentar ni manipular por terceros o agentes externos como la autoridad. En ese aspecto el pensamiento puede ser gobernado por un tercero porque sabe reconocer la conciencia que el dominado no percibe. La conciencia vendría a ser la voluntad de ser que derivaría en independencia y autonomía, el hombre sin conciencia siempre es dependiente y por eso no puede ser libre, su universo se circunscribe sólo en unas pautas marcadas por terceros y por ese motivo tampoco puede ofrecer respuestas significativas para salir del estado de dominación en el que se encuentra.

Si la conciencia como voluntad de ser no es percibida por el dominado y el dominador puede manipular al dominado es porque aquel tampoco tiene conciencia verdadera, su objetivo sólo es anular al prójimo para su interés mediante la creación por ejemplo de una imagen falsa, la conciencia es percibida por el dominador a partir de una imagen que se ha creado el de él mismo, y es cuando la autoridad aparece como un engaño, en el caso de los políticos su discurso es un engaño directamente o indirectamente en el transcurso del tiempo se acaba convirtiendo también en una mentira, es decir el dominador también se acaba convirtiendo en un ser dependiente, sin libertad, o con menos libertad si lo queremos comparar con la que tiene el dominado, de todos modos tampoco tiene una completa libertad.

De todo esto se deduce que el demofascismo como tal existe sobretodo en las sociedades occidentales como señala Pedro García Olivo, porque podría argumentarse también que el rol o la imagen que desempeña el dominado y el dominador se pueden intercambiar en cualquier momento y finalmente se acaban superponiendo obteniendo de este modo una conciencia falsa, es decir, el dominador y el dominado acaban por ser las dos caras de una misma moneda -conciencia falsa- que ellos mismos han creado.

Al final todo se reduce a una cuestión de «ser» o «no ser», ser para sobrevivir en la inmensa mayoría de las ocasiones como esclavo o condicionado por las circunstancias al no haberlas elegido y decidido entre otras cosas, o por otro lado no ser directamente con todo lo que ello implica y las consecuencias que se derivan. Si vamos a asumir un rol previamente planificado también vamos a tener que aceptar las reglas de juego impuestas, esto es de lógica y sentido común, nuestro destino está ya trazado de alguna manera, no hay escapatoria alguna del sistema de dominación.

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