Poder, Gobierno, Estado y Sociedad

El año de 2015 está plagado de citas electorales en España: elecciones andaluzas el 22 de marzo, elecciones municipales y autonómicas el 24 de mayo, elecciones catalanas el 27 de septiembre y elecciones generales a partir del 20 de noviembre. Elecciones políticas para conquistar el Poder y nombrar los Gobiernos del Estado, para gobernar a la Sociedad.

Una gran maquinaria burocrática y política se pone en marcha para convencer a la Sociedad de las bondades de un sistema político, basado en la creencia de que solo existe una única forma de organización política que es el Estado y el gobierno de los pueblos. Ideas dogmáticas y doctrinarias basadas en la creencia y en la fe de que solo se pueden organizar las sociedades bajo formas de gobiernos de los estados. Sin embargo, la realidad actual e histórica desmiente continuamente: el estado, el poder y el gobierno, desde sus orígenes y de forma continuada, siempre actuaron en contra de la sociedad, con políticas económicas y sociales injustas, que solo beneficiaron a una clase política y burocrática detentadora del poder. De igual forma, la realidad histórica de España, muestra como en 1936 gran parte de la sociedad trabajadora de España se autoorganizo sin estado bajo formas de colectividades libertarias, con el federalismo económico y social del comunismo libertario.

El Estado siempre vivió parasitando a la sociedad, explotando, reprimiendo, robando, imponiendo, gobernando a los pueblos en provecho propio de una clase social parasitaria política, banquera, empresarial, militar, religiosa, sindical y burocrática.

Ni un solo avance social ni económico ni político ni cultural se ha producido desde el gobierno, sino todo lo contrario, desde el gobierno todo han sido recortes y represiones, injusticias. La realidad actual e histórica así lo dice, solo se han conseguido derechos desde la iniciativa e impulso de las sociedades: desde la acción social directa solidaria autoorganizada del Pueblo. Y en esto radica el éxito y el progreso de las sociedades: en su propia autoorganizacion, en su capacidad política autogestionaria para elaborar su propia Ideología y Cultura de la libertad e igualdad real, de la grandeza social de la ética de la ayuda mutua, de la solidaridad, que constituye el primordial factor de evolución y progreso de la humanidad.

Si el conocimiento y la ciencia de la historia social y económica de las sociedades constituyeran un ejemplo, este sería el de la urgente necesidad de separar el Estado de la Sociedad, hasta que de una forma definitiva las sociedades se organizaran libremente sin estado. El Estado a lo largo de la historia y en la actualidad es la ruina y la injusticia de las sociedades.

Y de igual forma que se ha ido haciendo históricamente la separación Iglesia Estado, y que la religión va dejando de ser la ideología de las sociedades y se la ve como lo que es: una gran mentira ideológica para gobernar a los pueblos, y que éstos no necesitan a la religión para nada, sino todo lo contrario, que parte de los grandes males, crímenes e injusticias sociales provienen de la religión.

De igual forma, se ha de caminar en la separación del Estado de la Sociedad, para hacer que las sociedades se puedan autoorganizar sin estados, de forma federal, con acuerdos libres entre partes libres e iguales en un marco de libertad e igualdad real, en beneficio por igual de todos, sin clases sociales en identidad de intereses.

Todos los avances sociales, políticos, económicos, culturales y éticos tienen su origen en la sociedad, a pesar de esa carga parasitaria y represora que es el estado y su cuerpo intelectual ignorante y depravado. Grandes movimientos políticos sociales surgidos de la sociedad, se desviaron de su ruta cuando se transformaron en maquinarias de conquista del poder, y reprodujeron aquellas situaciones que quisieron combatir.

La coherencia de medios y fines, y de que el fin no justifica los medios, ha sido la gran verdad de la historia de las formaciones políticas y sindicales, y de los objetivos alcanzados por cada una de ellas. Las ideologías sociales del siglo XIX y su posterior evolución y realidades políticas y económicas, sobre todo la marxista y la anarquista, son prueba de esta afirmación de la coherencia de medios y fines: el marxismo reproduciendo todo lo que quería destruir, y el anarquismo continuando con su coherencia de medios y fines y con su afán de autoorganizacion social, económica y política: sin Estado.

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