La izquierda institucional, un siglo fracasando

1917, en Rusia los soviets dirigidos por los bolcheviques, conquistan el Poder. El partido se institucionaliza. El Estado se fortalece. Los soviets son desintegrados por la vía de la integración en la estructura del Estado. El Estado, que debía ser deshecho por los propios revolucionarios, según las leyes del marxismo y las propuestas del anarquismo, se conserva como principal trofeo de la revolución victoriosa.

1990, la Unión Soviética se desintegra. La propiedad pública se privatiza. Los comunistas, bolcheviques, revolucionarios son eliminados por la nueva clase capitalista. Los mismos que antes fueron comunistas ahora son propietarios de las grandes empresas multinacionales rusas. El pueblo ha sido privado de sus propias riquezas. La Iglesia cristiana ortodoxa es el nuevo aparato ideológico del Estado. La conciencia de clase de la clase dominante, la oligarquía capitalista. La sexualidad es reprimida. Los homosexuales ahorcados. Las feministas encarceladas. Los niños viven desarrapados en cuevas. La miseria inunda las calles. El zarismo ha triunfado. 2000, China es el paraíso del capitalismo. Sin sindicatos de clase, sin partidos políticos, sin derechos sociales, sin derechos individuales, sin Estado de bienestar…donde más seguridades tiene el capital para invertir a bajo costo de mano de obra y sin riesgo de huelgas. El Gran Hermano ha triunfado.

1919, Ebert, presidente del partido de la socialdemocracia, asociado al militarismo prusiano, ordena al Ejército que asesine la revolución de los consejos de obreros y soldados que, a semejanza del modelo soviético, se extiende por todo el Reich. Rosa Luxemburgo es asesinada. Karl Liebknecht cae a su lado. La socialdemocracia se alía con el Centro y el liberalismo para defender el capitalismo estableciendo la República de Weimar. Ebert es nombrado Canciller de la República. 1933, Hitler, con sus propios votos y con el apoyo necesario de los católicos de von Papen y la derecha nacional alemana, es nombrado Canciller.

1949, la misma derecha, cristiana y nacionalsocialista, que apoyó o se beneficio de la amenaza revolucionaria gracias a  Hitler. Derrotado éste, con el nombre de democristiana, luteranos y católicos, se reorganiza y con el apoyo del imperialismo anglosajón y de las iglesias cristianas, vuelve, de nuevo, a conquistar el Poder en Alemania. El católico Adenauer, siguiendo la estela de von Papen, es elegido Canciller.

La clase obrera vuelve a ser derrotada. Como estaba ocurriendo en Francia, la socialdemocracia colabora en la instauración del bipartidismo como forma de dominación del imperialismo anglosajón. El bipartidismo debe asumir, como antes lo hizo el nazismo, la función social de contener la revolución en los límites de la democracia liberal capitalista.

1959, el Partido Socialdemócrata Alemán celebra un congreso extraordinario en Bad Godesberg . La ideología religiosa se impone sobre la Declaración de Derechos. La convivencia y colaboración entre las Iglesias cristianas y el partido supone la renuncia al marxismo, al materialismo dialéctico como método de análisis y a la lucha de clases. La democracia capitalista es el espacio común de izquierdas y derechas para construir el bien común. Sin capitalismo no hay democracia.

2013, desastre electoral de la socialdemocracia con el 25% de los votos. Se ratifica el anterior desastre con el 23% de votos. La derecha cristiana, Merkel, es apoyada por una mayoría absoluta de los electores. En 1933 Hitler fue el candidato más votado por los alemanes. El Banco Central Europeo es una sucursal de la oligarquía financiera alemana que ha colonizado Grecia, Italia, España, Portugal…Hitler ha triunfado.

Qué propuso Merkel para ganar unas elecciones en plena crisis económica y con políticas de austeridad o restricción del gasto en bienestar social? En contradicción con las recetas que ha impuesto al Sur de Europa, ella no se atrevió a plantear en ningún momento la liquidación del Estado de bienestar, fundamento sobre el que se garantiza la estabilidad de la lucha de clases en Alemania desde la posguerra.

Durante la campaña electoral se opuso a reducir los salarios, se comprometió a invertir 30.000 millones para gasto social y apoyo a las familias, se apropió propuestas de los verdes, como el cierre de centrales nucleares, y de propuestas socialdemócratas, como el salario mínimo y la contención de los alquileres en las grandes ciudades, suprimió el copago y se resistió a aplicar cualquier fórmula que obligara al contribuyente alemán a rascarse el bolsillo para pagar la crisis del euro. Europa es una colonia de Alemania.

1977, el PSOE de Felipe González renuncia a sus señas de identidad republicana, al no alineamiento internacional, al anticlericalismo y a la planificación económica. Acata la monarquía y pasa a formar parte del sistema de dominación bipartidista. España entra a formar parte de ese sistema europeo en beneficio de los intereses del capitalismo.

1955, el PCE, en aplicación de la política de “coexistencia pacífica”, impulsada por Moscú, reorienta su política contra la Dictadura, calificándola de “reconciliación nacional”. La Iglesia y el Ejército, pilares necesarios de la Dictadura, pasan a ser considerados como posibles aliados contra la Dictadura

1977, el PCE renuncia a sus señas republicanas de identidad ideológica, al republicanismo, al anticlericalismo y acata la forma monárquica de dominación bipartidista.. El PCE se integra en el sistema capitalista de dominación.  Inmolándose en ese acto de sumisión al capitalismo Los comunistas europeos tomando a Gramsci como nuevo argumento de autoridad, a pesar de que este político fue stalinista y su principal argumento fue, primero, criticar a la socialdemocracia por no hacer la revolución y poniendo como modelo a seguir la construcción de soviets o comités obreros en Italia, los comunistas, después de formulada la política de “coexistencia pacífica” por el Kremlin, 1955, se presentan con una pretendida imagen de renovación,  llamada “eurocomunismo”.

1977, amparados en esta nueva estrategia ideológica-política, los partidos comunistas en Francia, Italia, España…tratarán de ocupar el espacio social y político de la socialdemocracia. La primera consigna que lanzan, siguiendo el ejemplo de la socialdemocracia alemana, es un mensaje de alianza con los católicos. A pesar de que León XIII en las encíclicas “Quod apostolici muneris” y “Rerum novarum”,  Pío XI en la “Divini redemtoris” y Pío XII, colaboradores ambos dos del fascismo y del franquismo, en la “Humani generis” condenan y excomulgan a quienes voten a los comunistas.

2007- 2015, el Partido Comunista Italiano ya no existe, pero el partido ultracatólico, vaticanista y papista de la Democracia cristiana italiana, también ha desaparecido. El Partido Comunista francés y el español han vuelto prácticamente a la clandestinidad, ocultándose de sí mismos, en una sopa de siglas y partidos. Su certificado de defunción es cuestión de tiempo.  El comunismo ha dejado de existir prácticamente en toda Europa.

La Iglesia avanza conquistando espacios en el sistema educativo. Imponiendo de esa manera una feudalización religiosa de Europa, mediante su fragmentación en una pluralidad de feudos religiosos. La crisis de Europa la solucionarán con más religión y menos democracia y libertades. Las iglesias consolidan, como hicieron con los imperios, el Poder de la derecha. La democracia está siendo asaltada. Los derechos individuales restringidos como si viviéramos en un cuartel. En el sistema educativo católico: los niños son separados de las niñas; el aborto prohibido; los homosexuales condenados; las feministas recluidas en conventos; Los cuerpos ocultados hasta los tobillos…

Siglo XXI, primera década. Cuba abre ventanas a la Iglesia. La Iglesia, como vanguardia del colonialismo que ha sido y es, abre paso, a través de esas ventanas, a la restauración del imperialismo norteamericano que ya ha empezado a imponerse por la vía pacífica a la conquista del Poder. Venezuela, cae. Mientras que el que debería haber caído hace décadas, el totalitarismo orweliano de la repugnante clase política de Corea del Norte, permanece deambulando entre una cohorte de cadáveres.

¿Qué queda de la izquierda? ¿Qué queda de las ideas prometéicas del pensamiento ilustrado, revolucionario y progresista? Dónde han fallado los revolucionarios? Por la causa final, que dirían los escolásticos, podemos conocer las causas originales de su fracaso. Su fracaso ha sido  la institucionalización de los revolucionarios en casta política y lumpemproletariado ideológico. Por esa misma causa podemos conocer la causa eficiente. El error de origen que cometieron todos los comunistas, empezando por Marx.

1866, hace más de siglo y medio, Congreso de la Internacional en Ginebra, donde se aprueba que “la emancipación económica de los trabajadores es el gran objetivo al cual debe subordinarse todo el movimiento político”. Tesis defendida por Bakunin y los anarquistas contra la tesis de Marx: “la conquista del poder político como condición previa de la emancipación del proletariado”. Esta tesis es el origen del fracaso de toda la izquierda de origen marxista. La que nos ha llevado a la situación actual. Bakunin lo había profetizado. Rosa Luxemburgo también. Primero en su libro “La crisis de la socialdemocracia”, 1916, y en la crítica a Lenin, en la Revolución rusa”.

En su “Escrito contra Marx”, Bakunin añadía que los socialdemócratas perseguían como fin inmediato…”la agitación legal para la conquista previa de los derechos políticos; subordinan, en consecuencia, el movimiento por la emancipación económica al movimiento en principio exclusivamente político y, con esa ostensible inversión de todo el programa de la Internacional, han anulado de un solo golpe el abismo que la misma había abierto entre el proletariado y la burguesía.

Pues es evidente que todo este movimiento político predicado por los socialistas de Alemania, dado que debe preceder a la revolución económica, no podrá ser dirigido más que por burgueses o, lo que sería aún peor, por obreros transformados por su ambición o por su vanidad en burgueses y pasando en realidad, como todos sus predecesores, por encima del proletariado, ese movimiento lo condenará nuevamente a no ser más que un instrumento fiel e infaliblemente sacrificado en la lucha de los diferentes partidos burgueses entre sí por la conquista del poder político, es decir, del poder y del derecho a dominar sobre las masas y explotarlas”.

Javier Fisac Seco
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