[Libro] Las dos patrias. Antología contra las fronteras y el militarismo – Manuel González Prada

De loco debe tacharse al pueblo que para robustecerse no abriga más esperanza que la debilitación de los pueblos limítrofes. Ver encorvarse al vecino ¿equivale a crecer nosotros? Ver sangrar un enemigo ¿da una gota de sangre a nuestras venas?

Manuel González Prada.

El artículo titulado Las dos patrias y que da nombre a este libro, escrito hace aproximadamente un siglo, describe la idiosincrasia chilena tal como la podemos observar el día de hoy: fatalmente separada por un abismo, donde la mayoría, empobrecida, ha perdido todo contacto con el mundo y las libertades de unos pocos. La distancia descrita es tan grande, que se recalca, por milésima vez, que por justicia la mayoría no recibe más que marginación, opresión y violencia ¿Qué patria puede ser esa que discrimina tan duramente a sus hijos? Manuel González Prada afirma enérgico: una farsa grosera y alucinante. Chile es, a sus ojos, la clara expresión de una sociedad terriblemente dividida. El individuo común y corriente, cuando se alza contra los atropellos e iniquidades de las que es tradicionalmente víctima, por medio de la fuerza es “regresado” a su lugar, a su condición disminuida y opaca, primero atemorizado y después en conformidad. En la matanza obrera de 1907, en Iquique, se confirmó una vez más la “ferocidad del poseedor chileno” para corromper y aplastar sin miramientos a sus trabajadores. Es por ello que hasta el día de hoy, no hablan con honestidad los que con conocimiento de causas afirman que el escudo patrio defiende las libertades de todos los chilenos; su lema se ha aplicado muchísimo más contra su propio pueblo que contra otros enemigos. Y una de las paradojas que expresa esto continuamente es el trato brutal que ha dado a las sociedades originarias, precisamente “la otra parte” de su pueblo.

El pensamiento de Manuel González Prada, por el significativo contexto vital que lo envuelve, nos es muy útil para apreciar estas contradicciones. De aristocrático y solitario poeta devino en combatiente de la guerra contra Chile en 1879, pero luchó en ella sólo para presenciar una desastrosa derrota, cuyo peso le estremeció de forma radical. Tras el fin de la ocupación de Lima, emergió de su duro retiro convertido en furibundo y tenaz acusador de toda la decadencia que había arrastrado a su nación a la ruina. De un círculo de literatos formó un partido político, con enérgico temperamento hizo de su arte un arma de lucha social, y acometió a través de agudos artículos periodísticos y severos discursos. La grave crisis que sacudió a su sociedad lo hizo reaccionar con vigor, convirtiéndose en el primer gran crítico de todas las mentiras y contradicciones establecidas del Perú y, comentan algunos, de América; él mismo calificó su compromiso político-literario desde ese momento como de “propaganda y ataque”, es decir, vitalizar espíritus con nuevas virtudes y denunciar las fuentes de su fatal descomposición. De aquí tal vez la más célebre y polémica frase con que se le recuerda en su país: “¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!”.

Su labor como crítico social lo llevó a plantear por primera vez discusiones que tendrán amplia trayectoria en el siglo xx, como lo son la cuestión del obrero y del indígena en el Perú. Él mismo reconoció que su nación no la conformaba su élite social, sino las poblaciones de indios que mayoritariamente la habitan, y que el origen de la precariedad que sufren no es racial, sino arbitrariamente económico. Y es a esta nación, debilitada moral y materialmente por la derrota y el oportunismo de sus gobernantes, a la que se dirige solidariamente para denunciar sus injusticias, y en el mejor de los casos, orientar.

En un primer momento, dentro de la evolución de su pensamiento, González Prada toma una posición de revancha patriótica contra el enemigo extranjero que había ultrajado a su país, pero sus críticas y observaciones decantarán lentamente en propagar la revancha al poderoso, allí donde se encontrase, y en defender al oprimido y al marginado de todo lugar y momento. Su anarquismo es el resultado de toda una trayectoria vital, que se expresa en los últimos años de su vida de forma explícita, como la depuración de una sostenida crítica a la cultura de su tiempo.

Los textos reunidos aquí condensan diferentes observaciones de Manuel González Prada sobre el conflicto con Chile, las fuerzas armadas, la división social y el patriotismo, desde la primera época de Páginas libres, hasta los últimos años de su vida. Como su actividad poética jamás decayó, hemos querido agregar dos de sus poemas que apologizan el cosmopolitismo y la concordia universal, tanto para abarcar todo el período evolutivo de su pensamiento, como para conmemorar estas nuevas “fiestas patrias” oyendo la impetuosa voz de un hermano espiritual de todos los habitantes del mundo.

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Editorial Eleuterio

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