Alexandre Marius Jacob, ¿el anarquista que inspiró a Arsenio Lupin?

JacobEn 1954, después de una pequeña fiesta, Alexandre Marius Jacob se inyectaba una dosis letal de morfina y muere con «la sonrisa en los labios y la paz en el corazón», como escribió en una carta que deja a sus amigos y que contiene una posdata: «Dejo aquí dos litros de vino rosado. Brinden a mi salud». Tenía 75 años. En su tumba se lee el siguiente epígrafe: «Alexandre Marius Jacob peut être Arsène Lupin» (A.M.J. pudo ser Arsenio Lupin, aludiendo al celebrado «ladrón gentil» de la literatura folletinesca de comienzos del siglo XX).

No podía terminar sino de ese modo la vida de este extraordinario hombre, a quien la apasionada biografía «Robar para la anarquía» de Jean-Marc Delpech (desafortunadamente aún no traducida al castellano), rememora y nos hace conocer o descubrir de nuevo esa gran personalidad, que se mantuvo como tal incluso en el momento del suicidio, transformado en puesta en escena casi festiva y popular, llena de profunda dignidad.

¿Quién era Alexandre Marius Jacob (1879-1954)?

Hijo de la Marsella proletaria, a los 11 años se embarca como marinero aprendiz y a los 16 comenzó su militancia anarquista. Acostumbrado a sobrevivir en el ambiente más infame del puerto, no obstante pudo formarse una cultura leyendo textos de autores como Émile Zola, Julio Verne, Victor Hugo, Errico Malatesta, Piotr Kropotkin. Es precisamente con la lectura de este último cómo se convenció de abrazar la causa de la anarquía. Persuadido de que «la propiedad es un robo», decidió actuar en persona en la redistribución de la riqueza. Se convierte en un ladrón brillante, cuyos golpes marcarán la historia de estas actividades. Es el animador principal de una banda anarquista que se autodenominó Les travailleurs de la Nuit (Los trabajadores de la noche). A Alexandre Marius Jacob en sólo tres años (1900-1903), se le atribuyen 156 expropiaciones contra banqueros, prelados y magistrados en toda Francia. A diferencia de la posterior «banda Bonnot», en estas acciones se hace todo lo posible para evitar el derramamiento de sangre, a excepción de algunos casos esporádicos de autodefensa.

Arrestado en 1905, pronuncia ante sus jueces una recusatoria memorable. «Prefiero ser un ladrón que un desposeido sin defensa. Yo también condeno el hecho de que un hombre tome posesión por la fuerza o la astucia del fruto del trabajo de quienes no pueden hacerle frente. Y es precisamente por esta razón que he hecho la guerra a los ricos, ladrones que roban a los pobres. Esta fue mi revolución».

Condenado a trabajos forzados, sobrevive por veinte años en el infierno de la Isla del Diablo (en la Guayana «francesa») y es liberado para volver a Francia sólo a fines de 1927, gracias a una campaña nacional en su favor. Si deja de cometer robos, no deja de ser un anarquista, y lo seguirá siendo hasta el final de sus días.

La historia de Jacob es parte de lo que se conoce como el anarquismo «ilegalista», que floreció especialmente en Francia a finales del siglo XIX y principios del XX. Robar era antes que nada una herramienta para financiar a un movimiento que luchó por la libertad e igualdad en solidaridad. Y sería una actividad consecuente con ese propósito, siempre y cuando se golpeara a los objetivos correctos: patronos y parásitos. La parte del botín que Jacob destinaba a la acción política, iba en particular al diario parisino Le Libertaire, de Sébastien Faure.

Y la inscripción en su tumba, ¿qué significa?

Se ha afirmado repetidamente que el escritor Maurice Leblanc debe su fortuna a la saga de Arsène Lupin, basada en las hazañas de Jacob que el escritor francés reinterpreta a fin de construir las aventuras de su literario «ladrón caballero». Delpech vez nos dice en las páginas de su biografía que Jacob no sería una fuente para que el novelista se copiase directamente, aunque apunta evidencias en cuanto a que Leblanc sabía de las andanzas de Jacob, incluso antes de su captura y juicio. Y el mismo Jacob comentaba en una carta a su amigo Robert Passas acerca del éxito de las novelas de Leblanc lo siguiente: «Como una novela de fantasía es muy buena. Eso es lo que le gusta al público. Pero en el nivel de la técnica es una tonntería. Demasiado absurda, inverosímil. ¡Y pensar que es uno de los mayores éxitos en las librerías!». A diferencia de Arsène Lupin, Jacob nunca practicó el robo solitario sino argumentó que sus robos eran «una empresa colectiva y permanente, motivada por una teoría y un propósito político: el ilegalismo».

Más información:

Biografía de Marius Jacob, anarquista y ladrón

¿Por qué he robado? Texto de inculpación de Marius Jacob en 1905

Ilegalismo anarquista: ¡Valga la redundancia!

Italo Romano
Fuente: http://periodicoellibertario.blogspot.com.es/2014/08/alexandre-marius-jacob-el-anarquista.html
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