Poema al Primero de Mayo

I

Sol anarquista¡Oh, tú, Mayo primero!
eres puñal clavado
sobre el sangrante pecho
del mundo proletario.
A tu luz reverberan
los recuerdos aciagos:
las horcas de Chicago,
Jerez de la Frontera,
Hungría y Casas Viejas;
en la Pampa y Asturias,
fuiste antorcha sangrienta.
Allí negros sayones
sicarios prepotentes
diezmaron insolentes
al pueblo productor.

II

¡Oh, Primero de Mayo!
En la hora presente 
muchos son los obreros
de endurecidas mentes
por el trabajo esclavo
que no se hallan dispuestos
a combatir osados
contra inmundos chacales
que devoran sus restos;
sin comprender su suerte
de humillación proterva
-como si fueran reses
mugidoras y entecas-,
se arrastran indolentes
tras de los cancerberos
que los amos emplean
para empujados luego
a la Tercera guerra.

III

No es tarde todavía.
¡Oh, Mayo Precursor
que marcaste la hora!
Hacha de leñador
-cuando llegue tu día-
con destello acerado,
caerá sobre el alma
de todo explotador.
No bastarán fusiles,
bayonetas y tanques,
ni bombas de cobalto.
Los ametralladores
no podrán detener
la ira desbordada
en el pecho rebelde
de los trabajadores.

IV

De pie los Humillados
esclavos del salario
de todo el universo.
Vuetras velludas manos
sostengan firmemente
el glorioso estandarte
de vuestras rebeliones.
¡No más iniquidad,
ni leyes, ni cerrojos!
¡No más golpes de espada
que sellen vuestros labios!
El sol en este día
debe ser rojinegro,
sus vivos resplandores
han de ser de alegría
y de triunfo señero
sobre toda opresión,
lid a la lucha odados.
Que peor es vivir
sujetos bajo el yugo
que morir exigiendo
justicia y libertad.

Cosme Paules
Revista Acracia de Mayo de 1991
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