-Rosas de fuego-

Llameante fuego intenso
el que conocí un día lleno de espinas
que se clavaban en un látigo
arrancando esquirlas en la espalda
alentadas por el furor y la pasión
que me provocaban esos pétalos
rojos ardiendo intensamente en fuego.

Luces de bohemia se encendieron en mí…
¡Llamaradas de gozo y pasión!
en el ámbito carnal,
mientras destripaban
el seno de un corazón
puto y hereje.

Goce de la lluvia en la cara
¡goce el de los servicios de un bar!,
el de los aposentos de una pensión
o los de un palacio abandonado…

Sabor a vodzka en los labios
y multitudes abstraídas por la música
mientras, ¡puto corazón!
como te desvestías
ante ellas…

Sonido de aullidos,
¡gemidos intensos en la hora
de Don Carnal!
arañazos de gato
por todas partes;
¡dichosa vida!
¿¡Qué sería sin ti, rosa mia!?.

Mujer (reelaboración)

Cuna de la vida,
esclava de la casa,
tu eres la gran olvidada de la historia,
tu eres la desheredada de tu historia.

Compañera,
eres madre y hermana,
tía y abuela,
pero sobre todo mujer.

¿Mujer débil?,
¡no!,
mujer fuerte,
peligrosa y armada;
¡si!,
quiero que estés armada.

Mujer:
¿cuándo volveré a perderme en tus brazos?,
¿en la ternura de tus besos?,
¿en el goce de tus orgasmos
y en tu saber de tu buen hacer?

_Mujer –te digo susurrando-,
¡levántate!,
¡rompe tus cadenas!,
y sal a ver el nuevo amanecer.