Las ferias del poder en el capitalismo mediático

…“El poder en sí – además – está reñido con la ética y con la dignidad de cada ser humano, pues establece una injusta superioridad de uno sobre otro, superioridad que, cualquiera que haya sido su origen, se mantiene no en base a mayor conocimiento o mejor criterio, sino a través de un apartado coactivo” …

Luce Fabbri

Carácter ético del anarquismo, Montevideo 1997

Cuando se diseñó el Mundo Disney por un señor que cuentan los chismes populares se encuentra en una nevera donde espera ser traído a la vida nuevamente (vaya uno a saber cuándo), fue un alivio para muchas FAMILIAS del mundo que ya dejaron de llevar a sus hijos a esas ferias mugrientas de los pueblos donde todo era atado con alambre.

Si bien al principio algunos proyectos fracasaron (como en la misma Florida donde las proyecciones de una ciudad dormitorio con todos los lujos, quedó en algo más volcado a moteles de mala muerte, políticas del rebusque, pobreza y corruptelas), la nueva maravilla infantil, el gran parque temático, fue replicado con éxito.

Hoy la panacea del rey ratón se aplica en todo y, claro, la política mundial es la estrella. Hacer propaganda para proyectar grandes y variadas ferias donde se van a traer inversión, desarrollo y más desarrollo, más ilusión y fantasía, puede ser la ficha ganadora de cualquier campaña que se tilde de seria.

LA GENTE QUIERE SER GOBERNADA

Los gritos comienzan en horas de elecciones, las mareas de votantes toman las calles con banderas y pancartas; la arenga política, por lo alto la foto “el elegido”: él nos va a llevar a la gloria o al infierno. La imagen lo muestra sonriendo con alguna frase que no aporta mucho al pensamiento colectivo pero sirve de anclaje para desplegar su retórica.

Las luces son para el candidato, aplausos y más aplausos, los eventos se vuelven psicodélicos, la prensa hace largas coberturas apoyada con un sin fin de juguetes tecnológicos; los periodistas, por tener las premisas, se adentran “en cuerpo” al “partido” poniendo en peligro su pellejo. Salen a luz la gran danza de nombres para repartir cargos, desde otros lugares del abanico político dirigentes sociales y personalidades se persignan, dan fe de acompañar el proceso y vigilar que se cumpla el Programa, surgen las voces para demostrar todas las buenas intensiones de diálogos con los otros contrincantes.

Y por suerte cada poco tiempo tenemos las famosas odas al ego (traducido: los debates de los candidatos) que tienden a decir lo mismo que la prensa Nada = Nada con otras palabras.

El llamamiento a los ajustes dolorosos para remontar la maltrecha economía, enarbolar la bandera de la austeridad, los retos y apuntes crediticios de la banca mundial, los juramentos de respetar la propiedad, las leyes y la libre empresa pasan a formar parte de la catarata de idioteces que se dicen.

Los debates políticos se asemejan a los programas de preguntas y respuestas, a las cantarolas de Eurovision, a los comentarios sobre los peinados de Cristiano, a las imágenes de Messi con los nenes y su perro, a más imágenes de alguna modelo que se fue de viaje al Caribe, a uno que publica cosas que desnudan a muchos (pero están en inglés), a la prensa que anuncia que se vienen los nombres en los libros que contienen las coimas, a un par de agujeros negros que se descubren y se suman al universo maltrecho.

Para colmo con un futuro incierto. ¡Como si no tuviéramos bastante con Wikileaks!

En la novela “Rebelión en la granja” de George Orwell, los animales se revelaron contra el hombre tirano y (bueno resumiendo todo medio como la mierda) en principio la cosa mas o menos funcionó. En asamblea las gallinas y las ovejas -un poco con falta de juicio propio-, se elaboraron consignas sencillas como «Cuatro patas sí, dos pies no», que solían repetir todo el tiempo. Esa melodía monótona entonada -estilo disco rallado- ponía por un

instante algo en contra del opresor y generaba simpatía grupal, bien necesaria en tiempos de tener el enemigo claramente identificado. Claro que todo terminó medio mal, entre autoritarios, purgas y medias noches, se repartió la cosa.

Pero el punto es que también se puede entrar a la fiesta de liderar algo sin derrocar a nadie, sin perros o tramas complejas, simplemente usando la lógica del sistema de turno. El juego electoral se lo permite a cualquiera, solo tiene que armar su equipo, apostar por un buen candidato e ir ganado yardas para finalmente derrotar al enemigo.

“Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”

TREPAR AL PODER

Hay que ver como los políticos “se buscan la vida” diariamente por la gente. Saltando desde los edificios como los dobles en las películas y entrando a escena; están los insistentes que se cuelgan a cualquier camión que sirva para llegar a la meta, está el despechado que arremete con su propio sector o partido, también tenemos entre trabalenguas difíciles los que forman alianzas, los pactos de gobernabilidad. Sumado a toda esta andanada de momias están los paracaidistas que descienden al ruedo, el empresario, el cómico, el universitario, el militar, el macho, el filósofo, uno que encontró la puerta abierta y muchos otros.

Un sin fin de estrategias están presente en las campañas; se despachan con discursos explosivos y motivadores sobre corrupción (esto puede ser lapidario para mas de uno) y cuanta idea blanqueadora se le ocurra. Acusaciones, reproches; ¿quién ataca a quién?, pregunta la prensa, se mandan bailecitos en el escenario, acciones prometedoras, besos en cámara, abrazos interminables, deslizamiento de cifras que auguran futuro, rabietas en el chat, consejos papales, el coaching personal para que el candidato trabaje su postura y de paso le sopla algunas líneas al oído. Los asuntos públicos se presentan entre la idiotez y el encanto, el espectador se rompe las manos aplaudiendo.

Vivimos entre cientos de líderes fluorescentes, creados por nosotros mismos, eso ya es un echo mas que comprobado, arden las mass media para saber la vida íntima al detalle, sus perfiles y todo lo relacionado con estos seres mágicos que hacen de nuestras estúpidas existencias algo más llevaderas.

Un ejemplo es el presidente Jair Bolsorano. Un militar hijo de la dictadura brasilera, de la burguesía blanca y racista con millones de seguidores en las redes sociales, llevado en andas por la iglesia evangélica, empuñando armas de todo calibre en sus actos de campaña política y desplegando encantos hasta en los mismos oprimidos. Estilo galán de telenovelas, se hizo con el poder, mostrándose directo sin autocensura ,netamente fascista y esa franqueza que eclipsa, lo hizo un ganador.

Algunas perlas en su discurso: la seguridad, la venta de las empresas públicas, ajustes fiscales, la suba de la edad para poder jubilarse, el eslogan para que las personas puedan acceder y tener fácilmente un arma, los niños de azul y las niñas de rosa , la celebración del golpe de estado del 1964, la explotación de los recursos naturales de la Amazonia.

A poco de asumir la gran violencia institucional se estableció en Brasil. En ese panorama desbordante entre euforia y amenazas, la opresión brutal continua y tiende a multiplicarse sobre todo en contra de las mujeres, en contra de los pueblos originarios, los movimientos sociales, los trabajadores y trabajadoras, los jóvenes, niños y niñas.

Otro es  Donald Trump un sujeto despiadadamente siniestro que a golpe de vista parece un personaje de las novelas de Stephen King ,pero en la realidad es un producto muy bien acabado por por la cultura de masas. Con su discurso sobre el peligro en sus fronteras se ha ganado todo tipo de análisis entre alcahuetearías y reproches; la potencia más letal e invasora del mundo siempre se siente amenazada por inmigrantes ,terroristas o aliens.

Más acá o más allá el fascismo muestra sus dientes, las derechas y ultras derechas jugando y ganando elecciones, brotan todo tipo de candidato en la pradera democrática,

¿Quién los votó? ¿Cuál es la lógica que mueve a las personas a tanta complicidad y sumisión con los poderosos?.

El capitalismo esa enredadera, ese bicho mutante sigue lo mas campante haciendo las delicias para las izquierdas y las derechas a lo largo de la historia, todos disfrutando la ilusión de las democracias con el logo Disney.

Un carrusel, tiovivo o calesita; es un medio de diversión que consiste en una plataforma rotatoria con asientos para los pasajeros.

Claramente, como siempre ha sido, dentro del sistema llamado vía electoral no se encuentra NADA que haga pensar en una mejora profunda de la vida de las personas. La dinámica es solo promover autoridad, simplemente hacer los cambios en los mecanismos estatales de representación, el convencer a la masa para aceptar las mínimas condiciones de hoy, para que mañana ¡todos puedan tener un paraíso!

Elegir entre esto y aquello, al menos malo decía mi vecino, “mire que si vota acá sucede esto”, “mire que si vota allá puede pasar esto otro” ,“tenemos que defender la democracia”. Todas las diferencias son prácticas, pura gestión e idolatría política, discursos con algunos tintes de miedo y cuidado, vote estabilidad, vote cambio, vote la cuarta transformación.

Los gobernantes son los títeres del capital global, a ellos rinden alabanzas, es una tendencia en alza que el político sea un cuidador de las riquezas del orden superior, un administrador, y utiliza todos los medios violentos cuando tiene en peligro sus privilegios y el cuento continúa; el mismo que te envenena te financia proyectos humanitarios, el mismo que te mata construye hospitales , el mismo que te invade proclama tu libertad. El mismo que te empobrece te reclama austeridad, el mismo que te explota te vende sus productos.Todo el mundo puede subir al carrusel; el oprimido se puede convertir en opresor, en rebelde, en autoexplotado, en alienado, en emprendedor…fin

Rosalino Rodríguez

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