El pastoreo, los bosques y la libertad

En defensa del pastoreo, los bosques y la libertad. El pastoreo no es especista, el animalismo sí.

A nuestros padres, por transmitirnos las cosmovisiones profundas de nuestra cultura que las élites de hoy quieren hacer desaparecer por todos los medios y para siempre.

Este texto surge de la lectura de “El feminismo ha de ser antiespecista”. Un escrito elaborado por activistas, periodistas y profesoras de universidad, todas ellas animalistas y veganas. El texto de estas antiespecistas fue una reacción a una carta que escribieron unas pastoras catalanas que han formado la Red de Ramaderas de Cataluña. Estas pastoras explicaban en su carta el porqué no comparten las ideas del antiespecismo y muestran su rechazo a que éste fuera incluido entre las proclamas del 8 de marzo. No están de acuerdo en que libertad de las mujeres exija la abolición y prohibición de la ganadería extensiva, como así afirman rotundamente las profesoras y activistas antes mencionadas.

El título es controvertido y algo provocador con la esperanza de que las animalistas actuales analicen lo que están promoviendo, que no es otra cosa que la extinción de ecosistemas naturales enteros. Sabemos que la definición oficial de especismo incluye sí o sí todo tipo de ganadería pero nos rebelamos ante ello. Si el especismo es tratar sin ética a los animales entonces el pastoreo no es especista. Es razonable considerar a muchos animales como fines en sí mismos pero esto no impide que a su vez puedan emplearse como medios; exactamente como se hace con las personas: todas son un fin en sí mismas, pero no sólo eso, también nos servimos de medios unas a otras constantemente, en relaciones que pueden ser de convivencia respetuosa. El animal, como el niño, no elige convivir conscientemente ni el humano es omnipotente para elegir como, cuando y donde existir. El conflicto ontológico ¿quienes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿adonde vamos?, nos muestra nuestra finitud y en esta concreción hemos de desarrollarnos. La pregunta es: ¿Es el único desarrollo legítimo el que se mantiene ajeno a la convivencia con los animales con aprovechamiento mutuo? Sinceramente creemos que no.

Por otra parte, no se suele contemplar dentro del llamado especismo1, pero lo debería ser, cuando se condena a un animal a no vivir en su medio ejerciendo la actividad que lo caracteriza, tratando de modificar la esencia de dicho animal. Humanizar a los animales como hace el animalismo mayoritario es cruel y falto de ética, por lo tanto especista. Y curiosamente son las personas que dedican su vida a compartirla con dichos seres vivos los que mejor interpretan sus necesidades y sus cualidades. Es el mundo rural tradicional el que no descontextualiza a los animales de su medio, los despoja de su cultura, de su grupo y de sus necesidades.

El pastor Albert Masó nos dice que el pastoreo para él es

[…] que las ovejas sean ovejas y vivan como ovejas el mayor tiempo posible y no solo por respeto al animal y al entorno sino también por respeto a uno mismo […] si no dejas de verlas como animal al que quieres y respetas inevitablemente terminan recorriendo bosques, pastos, ríos y eso sienta bien… a ellas, a nosotros y al entorno.2.

El pastoreo extensivo, valga la redundancia, se extingue.

A la luz están las dos estocadas letales que el Poder quiere asestar al pastoreo.

Por un lado tenemos a las universidades con su fabricación incesante de este tipo de falacias escritas en “neolengua” postmoderna intentando hacernos creer que no hay ninguna dimensión ética en la convivencia con los animales.

Por otro lado tenemos un ecologismo hiperconservacionista, generalmente misántropo y partidario del “rewilding” forzoso contra los habitantes del medio rural. Rewilding, “re-asalvajamiento” o “renatulalización” como han querido traducirlo, en román paladino significa llenarlo todo -por imposición estatal, no olvidar esto- de lobos, osos, matorral altamente inflamable, y de una legión de guardas forestales dando paseos por aquí y por allá bien pagados a costa del fisco. El rewilding decreta para los que aún sobreviven en el medio rural la extinción de su cultura tradicional y el exilio a las ciudades de provincia.

Aquí sólo hablaremos del primero.

Nos asaltan con un veganismo impositivo y un animalismo de exportación anglosajona muy útil para implementar la vieja política del divide e impera al servicio de la razón de Estado. Un Estado que paga y mantiene a estos profesores funcionarios que pontifican contra la ganadería extensiva con el riñón bien cubierto. Pensamientos extremistas que fraguados en un ámbito izquierdista de estatolatría jacobina máxima, encarnan lo que el poeta Hölderlin decía: “todo culto al Estado es una expresión de lo infernal”.3

Nos quieren hacer creer que de repente, por que ellos lo dicen, la artesanía es lo mismo que lo industrial.

Nos dicen que es lo mismo una granja de cerdos industrial en intensivo donde el confinamiento es total los 365 días al año y donde las madres pasan grandes temporadas de su vida en jaulas de hierro donde ni siquiera pueden girarse que una rebaño trashumante que pasa el invierno en las campas de Los Monegros para en verano subir hasta los pastos alpinos del Pirineo.

Nos quieren convencer de que es lo mismo la futura granja de Noviercas con 20.000 vacas lecheras estabuladas dando hasta cuatro ordeños diarios para que no se les rompan los ligamientos de las ubres y comiendo soja transgénica argentina a toneladas con un pequeño pastor de los bosques y prados comunales de Urbasa que ordeña a mano y anda kilómetros con su palo de avellano para vigilar, cuidar y curar a sus rústicas ovejas latxas con las que hace un queso sencillo, rico y nutritivo.

Nos dicen que el pastoreo ibérico ha sido el causante número uno de la deforestación peninsular sin contrastar esa información o cotejándola de alguna manera.

Que ironía de la vida, que para ser tan enemigos del medio natural, los pastores tienen un árbol sagrado, el fresno, el llamado árbol del pastor. ¿Que árbol tienen los funcionarios? Tal vez sea el falso “plátano gigante, en medio del cementerio, que echa por hojas papeles, marcados de cifra y sello…” del que ya hablara el poeta Agustín García Calvo y cantara Chicho Sánchez Ferlosio en su canción A Contratiempo. Y lo cierto es que los pastores no solo tienen un árbol sagrado, sino que tienen muchos. Basta estudiar un poco nuestro pasado rural para descubrir lo sacralizados que estaban los árboles.4

¿Por qué el animalismo se nos echa encima de esta manera tan enfermiza? ¿Por que surge este movimiento en el corazón de la sociedad más urbanita, colonialista, burguesa, industrializada e antihumana del mundo? ¿Porque tiene eco hoy en día en nuestra sociedad?¿Realmente defiende a la naturaleza o contribuye a su destrucción?

A la naturaleza se le esta atacando duro y es un hecho constatadísimo que nos afecta a todos. En la ciudad, conocedores de este hecho, aunque malamente analizado y con la incómoda frustración de no saber que hacer para impedirlo, tiran tiros al aire disparando a quien no se lo merece.

La soledad, el Estado y la nueva religión política animalista.

Pero sigamos contestando a la pregunta: ¿por qué se ha puesto de moda el animalismo jacobino y por qué el Estado necesita de esta nueva religión política?

Tiene que ver, en primer lugar, con el arrasamiento que el Estado ha realizado de las comunidades y sus relaciones personales interdependientes, que pasan de ser entre personas, es decir de persona a persona, a la sustitución actual obligatoria del vínculo persona-Estado-persona. Con pagar tus impuesto se te permite desentenderte moralmente de tus congéneres.

Estas relaciones están desembocando en una enfermedad: la soledad, que se ha hecho epidemia. En las grandes ciudades y por supuesto en las zonas despobladas esto es hoy un problema total. El animalismo germina en este ambiente de manera excepcional. Un ambiente caracterizado por el triunfo cada vez más arrollador del individualismo posesivo y abstracto ensalzado por el «sistema» como la más alta expresión de la autorrealización está conduciendo a la destrucción de la familia e incluso de la amistad.

La desintegración cada vez más acelerada de las raíces y del entorno social comprometido y con responsabilidad natural, -como es el grupo familiar y de amistad-; se ve sustituido por relaciones frágiles sin ningún tipo de compromiso profundo emocional. En algún caso se llega a uniones interesadas por objetivos comunes ideológicos5 pero débiles en cuanto el problema convivencial aparece.

Quedan las personas aisladas en masas, aferrándose emocionalmente a lo material, en vez de a lo humano. En este contexto el individualismo se dispara y se traslada a los animales también, humanizándolos.

La ciudad es un lugar tóxico para los animales, las personas y todo el ecosistema planetario. Las gentes que vivimos en el medio natural no podemos y no deberíamos vivir como en las ciudades, sino como se ha hecho siempre, unidos profundamente a los usos, ciclos y funciones, siendo productores y agentes activos en su cuidado. Siendo humanos libres.

Esta realidad, esta insondable soledad, es el testimonio más rotundo del carácter irracional, inhumano y nihilista de la sociedad del consumo y del Estado del bienestar que los voceros del orden reinante glorifican como el cenit de la civilización. Un ejemplo de estas tendencias son la tenencia masiva de perros y gatos que va en aumento.

No sólo la soledad es apaciguada sino que sustituyen a la naturaleza reptiliana de la procreación. Los animales son sustituidos por esa necesidad de amar y de ser amados. Siendo el país con la natalidad más baja del mundo, es fácil imaginarse cuantas personas se sienten profunda e inmensurablemente agradecidas a sus perros y gatos por estar ahí, y ayudarles frente a la amenaza de la infinita tristeza por no poder amar a un hijo.

Otra razón del auge de la tenencia de perros se encuentra en el infierno laboral del trabajo asalariado que te lleva a añorar desesperadamente la amistad verdadera, el amor desinteresado y la trascendencia que sólo en tu fiel amigo el perro encuentras.

El vacío existencial y la desespiritualización que impone este sistema monstruoso alimenta también el culto desequilibrado a los animales. Como hemos dicho, al vivir alejados de la naturaleza, ya no encontramos el sentido de la vida, ni siquiera lo buscamos o tratamos de entenderlo, caminamos sin más por la vida, buscando el placer inmediato, y todo lo que produce dolor lo alejamos totalmente. Por ello, la muerte es un tabú, y debe ser alejado al máximo. No se entiende la importancia de la muerte dentro de la vida, porque ni la una ni la otra tienen sentido. El ser humano actual vive como el bebé de Nietzsche, inconsciente.

El Estado sabe a la perfección que aquí en lo que llaman España hay carne de cañón para un animalismo extremo que permite reorientar la ira popular hacia cualquier sitio que no sean ellos y azuzar el divide y vencerás. Ira popular que está ahí porque se nos ha despojado de la capacidad de acción, de pensamiento, de expresión, de unión, de creación, de reproducción, etc. Todo ante una falsa libertad del dinero y una jerarquía férrea pintada de colores claros.

La gente al mirar a los ojos a sus animales en casa, en la calle o en el parque, se conecta con la naturaleza que tan lejos tiene en esos inmensos mares de alquitrán; y puede imaginarse perfectamente cual será la mirada de los animales en las naves industriales o en los inmensos mataderos… y se les parte literalmente el corazón.

Mundo industrial vs pastoreo extensivo

La labor de este escrito es decir fuerte y a viva voz que la mirada de nuestras ovejas, vacas, cabras, cerdos, yeguas, burros, gallinas, patos, ocas, perros y gatos nada tiene que ver con ese mundo de tortura e ignominia que es la zootecnia industrial de confinamiento permanente automatizado, hiperproductivista, de deformación genética cruel que son los miles de naves de concentración ganaderas modernas creados por el Estado y su retoño mimado, el Capital.

Somos orgullosamente pastores, ganaderos de extensivo, amantes enfervorecidos de nuestros compañeros los animales y no vamos a permitir que se nos iguale con el inmoral negocio industrial de ponzoña humana, porque es faltar a la verdad y a la justicia. Y porque somos la alternativa ética y viable a éste.

Nos repugna el intensivismo robotizado y deshumanizante; y por eso nuestro día a día es un combate abierto directo contra lo que Robert Jungk muestra en El futuro ha comenzado. Anverso y reverso del poderío norteamericano donde nos habla de su visita a la “granja modelo” del ganadero Isaac Sharkajan, “fabricante de carne y leche”:

“Consideramos nuestras vacas, ante todo, como si fueran unas máquinas -me explicó este prospero granjero-. Alimentamos la máquina con materia prima en forma de pienso, y está la transforma en leche y mantequilla. Nuestro ritmo de producción es tan acelerado que las vacas suelen agotarse en dos años y medio. Si al cabo de este tiempo las dejáramos pastar en los prados, se recuperarían indudablemente: pero he llegado a la conclusión de que este paro de “máquina productora de leche” resulta antieconómico. Por ello prefiero enviarlas al matadero y comprar con ese dinero vacas jóvenes, sin usar todavía”.

No hay duda de que todo individuo lleva en su interior la capacidad de obrar bien y mal, es decir el libre albedrío, y que todos tenemos una cuota de responsabilidad que hay que enfrentar y no olvidar jamás, pero esto no debe hacernos olvidar quienes son los principales responsables. Solo por vivir en este sistema e integrarse en él, uno incuba la barbarie y la lleva en su interior como un cáncer moral oculto e inconfesado. Pero justo la labor del pastor y la pastora llevan una cuota muy alta de responsabilidad y de moral que mantiene muy consciente en su día a día. Es de los trabajos más conscientes que se pueden encontrar.

El pastoreo extensivo exige un laborioso trabajo, un meticuloso cuidado, un esfuerzo tenso y angustiante, parafraseando lo que Goethe entiende por vivir.

Mario de Castro Marcos, cabrero y quesero de los montes de Santa María del Tiétar en la abulense Sierra de Gredos, afirma que “el pastoreo es una labor de atletas”, un tipo de agonística o ciencia del combate, de lunes a lunes y de enero a enero.

“Los días buenos ni me doy cuenta. Los días malos el reloj resuena haciendo tictac con fuerza en mi cabeza. No hay opción. Algún animal puede morirse porque tú no te molestaste en hacer algo.” dice el pastor de ovejas J.Rebanks6.

El pastor de latxas Jesús Egúrcegui, nos recordará que:

Al pastor pastor, le interesa criar al rebaño a su manera, sin mirar al día el ingreso. Esto es ser pastor, el otro puede ser ganadero, o explotaovejas.7

El baserritarra Xabi, del caserío Aritztizabal nos dice haciendo uso de la palabra pastoreo en euskera, en francés, en inglés y en castellano, los deberes del pastor insertos en estas cuatro lenguas:

El ser humano ha de cuidar (artzain), debe elevar (eleveur), debe guiar (shepherd) y debe alimentar (pastoreo). El pastor no debe o no tiene derecho a depredar, a explotar a las ovejas. No debe mirar si puede, si no, si se debe”8.

James Rebanks, hablándonos de la sociedad pastoril tradicional que le rodeaba de pequeño dice que;

“a ninguno les importaba un comino “maximizar el beneficio” a corto plazo, como le pasaría a un ejecutivo moderno de la ciudad… Valoraban su buen nombre y la reputación de su integridad muy por encima de la posibilidad de ganar dinero rápidamente9”.

Pastoreo y deforestación

Y sobre pastoreo y deforestación, se ignoran muchas cosas de nuestra historia.

-Ignoran los astilleros del reino y la fabricación de buques brutales para la armada que eran auténticos bosques flotante y que sólo uno de estos monstruos necesitaba decenas de miles de robles viejos y multitud de otras especies arbóreas para las numerosísimas piezas que los componían.

-Nada se dice de las fábricas de armas del Ejército imperial que necesitaba millones y millones de toneladas de leña para fabricar carbón vegetal con el que fundir cañones, piezas de artilleria, fusiles y demás armas.

-Nada se comenta de las traviesas del ferrocarril que se llevo el 25% del bosque alto peninsular.

-No abre la boca sobre la minería y la necesidad ingente de madera para el entibado de túneles y demás quehaceres.

-Silencio es lo que muestran las narraciones con respecto al increíble consumo de madera que conllevó la construcción de los ensanches de sus ciudades.

-Callan, a favor de la mentira, lo que supuso la Ley de Montes de Marina de 1748 en la desaparición de nuestros bosques.

-Nada dicen sobre el aumento espectacular de impuestos que supuso la revolución liberal y como el campesinado se vio obligado a vender leña o hacer carbón para cumplir con el fisco. Una de las protagonistas del libro “Cuartil”, de Santiago Araúz de Robles, es una mujer de la sociedad rural popular tradicional que califica a este ahogamiento económico a los productores como “dar el pienso a las ratas”.

-Ignoran que la desamortización civil de Madoz privatizó millones de hectáreas de tierras comunales/concejiles y que “fue la destrucción forestal más grave de la historia de España”, como bien explica Francisco López Bermúdez en su trabajo de investigación “Erosión y desertificación. Heridas de la Tierra”.

-Nada dicen sobre la cerealización que acompañó al crecimiento de los ejércitos y de las ciudades y que roturó inmensos territorios descuajando sin piedad robledales y encinares.

-Nos olvidamos de lo que supone la implantación de los pantanos, las megainfraestructuras y sobre las plantaciones industriales de pinos o eucaliptos como la del monte Lloreu de Luces en la rasa costera de Colunga en Asturias que se hizo talando previamente un enorme castañal.

Monocultivos inmundos para abastecer las malolientes industrias papeleras para que nuestros cuerpos de funcionarios puedan nadar literalmente en montañas de papeles. Industrias papeleras que se come el medio rural por cierto.

-El medio rural que también se traga todos los desechos urbanos que los NIMBY ecologistas de ciudad no quieren cerca. Nimby10 significa “no me opongo a la actividad contaminante como tal pero que sus residuos o su producción no estén en mi patio trasero y así se lo coman otros, librándome yo”. El colmo del individualismo anglosajón.

Mientras meten sus infundios contra los pastores, olvidan estos universitarios lo que escribió Emilio de la Cruz Aguilar en su libro “La destrucción de los montes (claves histórico-jurídicas)”:

“No hay modo de que los Gobiernos reconozcan que ha sido la propia Administración y la política central los principales agentes de destrucción de los bosques”.

Una vez más se cumple y confirma lo que Adorno dijo hace años en su obra Mínima moralia:

«Al mecanismo del Poder pertenece prohibir el reconocimiento del daño que causa».

Se olvida como desde esos puestos universitarios se hacen cómplices del discurso del Poder, como no podía ser de otra manera, la historia del pueblo, de la gente común se olvida y criminaliza. Tan acostumbrados están en esos “templos del saber” a historiografiar únicamente a reyes, nobles y batallas que se olvidan soberanamente del 90% de la población restante que hace sólo 200 años era completamente campesina.

Si a eso le sumamos que la ideología imperante actual es la postmodernista que huye de cualquier razocinio y de la búsqueda de la objetividad, y se basa en el valor de lo emocional vendido por los expertos y expertas en comunicación, imagen y sonido obtenemos que la ciencia la construye directamente la mentira. La idea de que el mundo rural tradicional era el contexto del machismo, de la jerarquía y del maltrato animal, o antiecologico, creo que es una imagen muy vendida pero totalmente falsa y un buen ejemplo de lo que estamos comentando.

Mundo pastoril y campesino

Resulta que tenemos innumerables ejemplos pero que aquí sólo podremos poner unos pocos.

El Fuero de Alcaraz, pueblo de la serranía albaceteña, del siglo XIII, elaborado por los hombre y mujeres de este municipio en concejo abierto11 nos habla de cómo se elegía anualmente a sus caballeros de la sierra para vigilar el cumplimiento de las disposiciones que castigaban con graves penas a quienes cortasen encinas, robles, incendien bosques, metan el ganado en zonas en las que se ha acordado no introducirlo, violen la veda de caza o pesca o roturen en zonas no convenidas12.

-Luciano Lapuente en su “Estudio Etnográfico de Améscoa”, dice que los vecinos navarros de estos valles se reúnen en batzarre para “regular y vigilar el quehacer forestal de los montes concejiles”. Se reunían también periódicamente en la Sierra de Urbasa en la junta llamada “Aritzubeltza” para acordar como gestionar pastos y arbolado.

Lapuente explica que se escribieron las ordenanzas para que el “monte de la comunidad” fuera explotado “con un sentido social más que comercial”, “para la conservación de la riqueza forestal”, para “evitar toda especulación que vaya en perjuicio del bosque y del bien común” y “dar a todos los vecinos una igualdad de oportunidades y beneficios”.

-A. García Ramos en su “Arqueología jurídico-consuetudinaria-económica de la región gallega” dice:

“En los partidos judiciales de Lalín y la Estrada correspondientes a la provincia de Pontevedra, recogimos una costumbre practicada desde tiempos muy antiguos en los montes comunales. Se conoce con el nombre de postas, o plantaciones de arbolado, que hacen los vecinos, generalmente de castaños, logrando por este hecho hacer suyos el árbol y los frutos”… “la tierra continúa siendo de la comunidad en cuanto se refiere a pastoreo”.13

-En “Recopilación del conocimiento ganadero tradicional de la comarca de la Sierra de Cádiz y su validación para la reconversión e implantación de la ganadería ecológica” de varios autores, se explica cómo el arbolado tenía para los pastores una importancia de primer orden como protector de los animales.

“En los pastizales arbolados aquellos pueden pastar más tiempo cada día, lo que mejora su engorde… , e incluso incrementaban su ritmo reproductivo (“si se tenía una sombrita buena no era problema que hubiera partos en verano”), no sucediendo esto último, con daño para el ganadero, en los espacios deforestados. Una aserción firme de un pastor aclara uno de los puntos de controversia, `el fuego nunca se ha usado, ni había gente mala que lo hiciera´”14.

-Los plantíos comunales de arbolados están ya regulados en el viejo Fuero de Vizcaya; en euskera se llama ondaxilegi al terreno comunal destinado a las plantaciones. Como demuestra el estudio de Arantza Gogeascoechea en Los montes proindivisos de Vizcaya la costumbre de plantar árboles fue lo cotidiano junto con el saber hacer para proteger los jóvenes plantones del ramoneo.

-Otro ejemplo es el de el agricultor y ganadero cántabro A. Rodríguez San Juan que en su libro “En la reserva del Saja” (que escribe junto a A. Zavala), explica con rigor y abundancia de datos que “las cabras hicieron el monte (de hayas) de Saja”.15

-En el libro “El Valle de Iguña” de Daniel L. Ortíz Díaz, también en Cantábria, nos dice que el descuaje de los bosques, fomentado por la codicia capitalista y el hambre insaciable por más ingresos fiscales del Estado, cambiaron a peor el clima; lo que perjudicó a la agricultura y a la ganadería.

-Estas profesoras y periodistas animalistas podían escuchar a Cundo, un plantador de castaños y cuidador de castañares de Puenterrey, en el Bierzo, con muchos años de experiencia a sus espaldas, que asevera que el ganado fue fundamental -y lo sigue siendo- para el cuidado de los bosques de castaños. En la entrevista que le hicieron a este señor en febrero de 2018 en “el bosque habitado” de radio 3 no dejó de hablar de la relación simbiótica entre bosque y ganado.16

-Carmelo Echegaray en Compendio de las Instituciones Forales de Guipúzcoa nos muestra como en esta región la gente en sus concejos abiertos daban una importancia máxima al cuidado del bosque y a las plantaciones de nuevos árboles.

Tenemos ejemplos, más aún si cabe de los ya dichos, para responder a la difamación.

Una de las zonas mas desertificadas de la península es Albacete pero resulta, que hace sólo 150 años, era un enorme bosque. Por suerte tenemos el excelente trabajo de Daniel Sánchez Ortega que estudia la destrucción del comunal y del bosque albaceteño. En él nos dice:

“Los procesos desamortizadores del siglo XIX, en sus distintas etapas, tuvieron en esta tierra una incidencia negativa:

a) Reforzaron y consolidaron definitivamente la estructura de la propiedad fundiaria [los latifundios].

b) Generaron una situación de pauperismo17 que repercutió de forma muy negativa sobre las formaciones vegetales…

c) Se produjeron talas masivas de bosques y descuajes de otras formaciones vegetales, arraigadas en tierras de buena calidad y en otras marginales, con el fin de reconvertirlas al cultivo, principalmente de cereal. d) Propiciaron una etapa de grandes inundaciones hasta finales del siglo XIX, en virtud… del aumento de la escorrentía como consecuencia de la desaparición de la cubierta vegetal de buena parte del territorio…”.

Termina diciendo que como causa de esta acción estatal (a la que se le unirá la irrupción de la agroindustria del franquismo y el parlamentarismo) se ha propiciado una serie de consecuencias:

“a) Desertificación de amplias zonas, bien por salinización, erosión eólica, arrastre de suelos o desaparición de los antiguos humedales.

b) El imprevisible agotamiento por sobreexplotación del acuífero Mancha Oriental y la degradación de la calidad química del agua de estos por el empleo masivo de fertilizantes y pesticidas.

c) Despoblación, prácticamente total, del medio rural y pérdida de la cultura rural tradicional que fue la característica más definitoria de los habitantes del territorio.

d) Disminución de la lluvia porque es sabido que la repetición de los ciclos lluvia-evaporación-lluvia están íntimamente relacionados con la capacidad evapotranspiradora del sistema suelo-cobertura vegetal y en relación directa con el volumen de biomasa existente18 [es decir, que los bosques atraen y generan lluvia]”.

En cambio, sobre el pastoreo extensivo, Sánchez Ortega nos dice:

“La explotación pecuaria del territorio fue la forma de explotación más inteligente y adecuada en relación con las condiciones naturales y la de menor coste ecológico sobre el conjunto de los ecosistemas”; “el pastoreo era una manera excelente de cuidar los bosques”.

Nos recuerda que el pastoreo fue hasta el siglo XVIII compatible con la preservación del medio en unos niveles bastante aceptables, pues el aclaramiento de los encinares (el bosque clímax de Albacete) generó un ecosistema de la dehesa capaz de mantener el equilibrio ecológico de la región junto con el delicado y frágil equilibrio hidrológico de un territorio entre lo continental y lo meditarráneo. También era común un pastoreo en el bosque más tupido con un beneficio claro para éste y sin daño alguno pues el ganado en movimiento no se come, ni mucho menos, todos los briznales arbóreos por lo que no impide la preservación.

-Basta echar un vistazo a Ordenanzas de buen gobierno de los concejos de Álava de Alfonso Ma Abella y García de Aulate para descubrir el amor que nuestros pastores y campesinos han sentido por los árboles, los bosques y los animales.

-Pedro M. Herrera, en un artículo para la revista Soberanía Alimentaria, nos dice que:

“El abandono del pastoreo supone uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el medio natural ibérico, como muestra la incidencia y violencia de los incendios forestales y el descenso de la biodiversidad ligada a los paisajes agrarios. Y no es el único menoscabo. Junto con los valores naturales descritos, la merma en la actividad pastoril conlleva la pérdida de fuentes y puntos de agua, caminos y muros, la caída del sustento de las aves necrófagas y el abandono de paisajes emblemáticos de nuestro país. Y lo cierto es que la única forma de proteger esta naturaleza es la ganadería extensiva, y la conservación del pastoreo en un lugar, depende de que sus productos sean apreciados y consumidos, y de que las personas que lo decidan libremente puedan construir un proyecto de vida satisfactorio como pastoras y ganaderas, respetadas y valoradas por la sociedad”.19

-Laureano Rubio en su estudio El sistema concejil en la provincia de León nos muestra además como en las ordenanzas de los concejos se atendía el cuidado del bosque. Nos habla de multitud de pueblos como el de El Carril en el Bierzo donde se imponía un fuerte multa a “cualquiera que sin licencia del Concejo cortare de por pie algún roble o encino en las dehesas concejiles”20.

-Asunción Urzainki, en su trabajo De montes, parzonerías y parques naturales: comunidades de montes de Guipúzcoa: las parzonerías, también nos descubre algunos datos importantes sobre esta región vasca que desmiente completamente, y una vez más, la acusación que se lanza contra el pastoreo extensivo. Dice:

“son curiosamente los montes comunales donde menor ha sido la pérdida de bosque autóctono, es decir de frondosas”.

“…Era obligado cubrir las necesidades del Estado -nos dirá el naturalista Ignacio Abella- y abastecer los astilleros de la Armada Real, que consumía bosques enteros para hacer cada uno de sus barcos. Como dato de referencia, tan solo en los años 1724 y 1725, la provincia de Álava contribuyó con dieciocho mil árboles para construir ocho navíos y, en 1783, el pueblo alavés de Manurga protestaba por haberse marcado en sus montes entre cinco y seis mil árboles para bajeles del Rey.”21

Las ordenanzas del concejo abierto de Méntrida, en Toledo, dicen:

“Otrosy, hordenanron que para que hay leña y los montes se conserben y no se talen, que todos los vesinos de esta villa que quysyeren plantar sauces y álamos o chopos y minbreras lo puedan plantar en lo público y conçegil donde obiere dispusyçión y donde por la justiçia le fuere señalado y lo que ansy se plantare por qualquyer vezino le sea guardado…”.22

No por nada, el pastor quesero de la majada de Umartini, de los Picos de Europa, llamado Antonín decía:

“Esto estaba antes mejor cuidao… porque entonces aquí no había nada de medio ambiente”.23

Este comentario para quien lo sepa entender significa que desde que el Estado puso sus manos en los Parques Naturales gestionando el medio ambiente y quitando la gestión a los concejos de los pueblos, es decir a los autóctonos, el monte perdió biodiversidad, y vida en general, lo cual da mucho que pensar y estudiar, ya que nuestro medio ambiente esta ligado desde hace milenios a practicas ancestrales como el Pastoreo, y este no es destructor, sino conservador.

El estudioso del mundo pastoril extremeño y leonés Manuel Rodríguez Pascual nos dice que:

“En los sistemas tradicionales raramente se abusaba de los recursos. Así por ejemplo, la carga ganadera de los pastos o de los puertos estaba ajustada de acuerdo con la experiencia y se sabía que una sobreexplotación o utilización inadecuada -por ejemplo con especies animales no recomendables- ocasionaría erosión y pérdida del recurso. […] Se explotaba, pero manteniendo cuidadosamente el recurso, ya que por conocimiento empírico se tenía la certeza que cualquier abuso podía afectar a las generaciones venideras. […] En las ordenanzas de Valdeón y Sajambre, aparece reflejado la defensa de los bosques pues, junto a los pastos, eran los recursos más preciados. En ellas no sólo se articula con detalle las zonas (o épocas) donde se puede recoger leña o madera, lo que implica un uso selectivo de los bienes comunales, sino también un castigo que se impone a quien actúe inadecuadamente o incendie el monte. […] A veces, la regulación era tan minuciosa que incluso se ponía límite al tiempo que la madera talada podía permanecer en el suelo.”24

Por ello que en la actualidad es un momento histórico donde las generaciones venideras nos importan un pimiento, ya que como hemos explicado antes,no hay raíces, no hay sentido de pueblo, no hay casi hijos y no hay motivos para preservar. Sino mas que para conseguir votos y quedar bien frente a los demás.

El escritor F. Rodrigo Mora en su análisis sobre el libro de Emilio Pérez Romero Patrimonios comunales, ganadería trashumante y sociedad en la Tierra de Soria, siglos XVII-XIX resaltará la afirmación de que en Soria “la desarticulación progresiva del sistema tradicional de aprovechamientos comunales” hizo que el XIX fuera “un siglo de depredación forestal incontrolada”.

También analiza el libro de Matías Fernández García sobre el pueblo de Pezuela al noreste de la Comunidad de Madrid25 del que destaca que debido a la desamortización de los patrimonios comunales en este pueblo y a las subsiguientes roturaciones y talas enloquecidas del bosque, los suelos “antes ricos en materia orgánica” se fueron erosionando, lo que hizo que “las cosechas empezaran a ser cada vez más pobres” y que apareciera la escasez y el hambre.26

John L. Tone tras pasarse años y años sumergido en los archivos municipales de toda Navarra y estudiando su mundo rural tan peculiar nos dice: “En definitiva hemos de reconocer que la propiedad concejil y la protección del bosque eran lo generalizado”.27

En el libro Tafalla siete paisajes, escrito por la Asociación Navarra de Amigos de la Naturaleza, nos dicen que “el Comunal no pertenece al Ayuntamiento, sino al común de los vecinos… La pérdida de las guerras carlistas, y la abolición de los Fueros que sustentaban nuestra legislación, hizo que muchos bienes comunales fueran forzosamente vendidos y comprados por los ricos liberales locales… Siguieron las roturas, la tala de árboles.”28

Sánchez Ortega nos recupera la esclarecedora carta de la condesa de Villalea en la que pleitea por un monte que codicia perteneciente al concejo de Albacete en 1856 con motivo de la Desamortización (es forzoso recordar que salvo un pequeño coto, Albacete no tenía ningún monte de propiedad privada desde el siglo XIII).

Dice esta señora noble y liberal:

“Sobre estos terrenos, marcados ya con el sello sagrado de la propiedad… por fin, el siglo diecinueve trayendo en sus entrañas el germen de la revolución universal… La propiedad es arrancada de manos muertas [término liberal para referirse a la propiedad concejil], para lanzarla a la vida activa… De las Cortes de Cádiz vemos salir los memorables decretos restablecidos… declarando cerradas y acotadas perpetuamente las dehesas, heredades y demás tierras. Quedan abolidas las ordenanzas [concejiles] de montes… y los dueños quedamos en libertad de cortar sus árboles y vender sus maderas29.

Poseemos la declaración de Roa Erostrabe, testigo del desastre ecológico albaceteño surgido a raíz de los procesos desamortizadores. Éste pudo contemplar la fase final de la destrucción de buena parte de los montes comunales. Nos relata que cuando eran concejiles los montes “veíanse coronados de copudos árboles desde las laderas de las sierras hasta las crestas de las más empinadas colinas” y que

“en lo que va del presente y aun más en nuestra generación, que no parece sino que nació atacada de febril demencia destructiva, se ha visto desaparecer a pasos gigantescos ese incalculable ramo de riqueza pública, no encontrándose ya en algunos parajes, hoy yermos y tristes como páramos, ni la señal remota de lo que un día fueron. A una tala otra tala, dice el competente Madoz, a un incendio otro incendio, […], hace que el arbolado actual, nada, absolutamente nada figure, si se compara con el que existía anteriormente”30.

Jaime Izquierdo dirá en su estudio sobre los Picos de Europa que:

“la deforestación paulatina del país no es imputable a las prácticas agrícolas tradicionales, sino más bien a los históricos movimientos especulativos, a las grandes roturaciones señoriales, a las urgencias militares y a los intereses de la oligarquía”.31

Increíble como la impostura animalista funcionarial ignora que el ferrocarril, además de las numerosísimas traviesas de madera que necesitaba,32 constituyó la causa y ocasión del incremento de la explotación cerealista de tierras, antaño de monte, bosques, pasto, dehesas, etc., hoy muchas de ellas en riesgo de desertificación o con altos niveles de salinización por el riego con aguas subterráneas y niveles escandalosos de erosión y denudación33.

“Una sólida defensa de la cabra -nos dirá el investigador F. Rodrigo Mora- como cooperadora en el mantenimiento del bosque alto de más calidad, la realiza un cabrerizo cántabro, Antonio Rodríguez San Juan , hombre polifacético propio de la cultura rural popular, capaz de realizar con acierto un buen número de actividades agrícolas, pastoriles, silvícolas, convivenciales, intelectivas, volitivas y culturales. En contra de la sinrazón institucional defiende, a partir de su dilatada experiencia como pastor, que las cabras, lejos de dañar los hayedos son necesarias para su buena conservación”34.

En contraposición de esas ideas antipastoriles del animalismo urbanita, el ecólogo Pedro Montserrat, infatigable defensor de la montaña y su gente, nos explica que

el pastoreo modela paisajes, vacía la masa forestal, crea y multiplica los contactos, con aumento de biodiversidad. En nuestro clima mediterráneo el bosque avasalla, sombrea y elimina plantas heliófilas, las más variadas y difíciles de mantener. El pastoreo en ambiente mediterráneo, como sistema retroalimentado, logró un paisaje con sus elementos ensamblados, ajustados con espontaneidad, por ejemplo la sarda”.

“La sarda convivía con las cabras. Les ofrecía las hojas duras y el pasto tierno que brotaba bajo ellas, abonado por el mulch o acolchado de sus hojas y por los mismos excrementos del ganado, que alimentaban y fertilizaban la tierra en laderas pobres, una tierra que de otra forma quedaría erosionada, mineral. La dula, o rebaño comunal, al comer la coscoja y el pasto, mantenía frenada la exhuberancia del arbusto mediterráneo por excelencia, esa garriga comida y recomida hasta dejar la leña dura. Nuestro rebaños, y en especial el cabrero culto para su trabajo, lograban un uso adecuado, eficaz, creador de la sarda bella, estable contra los incendios catastróficos, y útil para todos los vecinos. En el monte albaceteño de Alpena, el coscojo no superaba el medio metro de altura, pero formaba un casquete semiesférico maravilloso, apropiado para soportar las tormentas otoñales de “gota fría” sin erosiones notables. Entre dichos casquetes el pasto tierno cubría un 30-50% con plantas variadas y productivas gran parte del año”.35

Termina diciendo nuestro querido Montserrat, que para revitalizar nuestras montañas ibéricas, “no queda otro camino que la lucha por el pastoreo extensivo, evitando las subvenciones que tanto condicionan, esclavizan”.36

El ya mencionado Emilio de la Cruz Aguilar en su estudio La destrucción de los montes (claves histórico-jurídicas) nos habla de como afectó la Ordenanza de Montes de Marina de 1748 cuyo objetivo era asegurar el abastecimiento de madera para los astilleros del ejército. Explica a través del libro como se declara la guerra total a muchísimos pastores y cabreros que trabajan diariamente en el bosque con sus animales y que son expulsados, encarcelados, multados y apaleados por los funcionarios del Estado. Así deja claro que fue el Estado, el culpable número uno de la desaparición de nuestros bosques, con la Ordenanza de Montes de 1833, la Ley desamortizadora de 1834, el Real Decreto de abril de 1835, la Ley de septiembre de 1837, la Real Orden de febrero de 1838, la Orden de febrero de 1841, el Real Decreto de marzo de 1843, el Real Decreto de julio de 1845, el Real Decreto de abril de 1846, la Real Orden de 1854, etc.

Todo esto siguiendo las ideas ultraestatalistas del gran maestro y profeta de los ingenieros de montes españoles, el alemán y alto funcionario de Estado Johann Heinrich Cotta que afirmaba: “Sólo el Estado tiene la vida, el interés y los medios necesarios para criar, conservar y aprovechar el monte alto y maderable37”.

Leyes y más leyes centradas en destruir la jurisdicción concejil, la autonomía del municipio, el derecho consuetudinario, las normativas forales y, en definitiva, la vida campesina y pastoril que frenaba el “Progreso”. A partir de 1845 cada provincia del Estado español se llenará de Comisarios, Peritos, Guardas de montes y unos pocos años después de la temible Guardia Civil. Todos estos asalariados del Estado velarán, custodiarán, supervisarán y atenderán que la deforestación y destrucción de nuestros bosques se lleve a cabo con esmero y sin pausa.

Crearan por razón de Estado y militar plantaciones de monocultivos arbóreos industriales que arderán como la paja. Cruz Aguilar nos desvela que en muchos casos el resentimiento, el odio y la rabia producida a granel, en la gente de los pueblos y aldeas, originó los incendios en las plantaciones industriales arbóreas.

Ya lo dejó bien claro el gran ideólogo de los franquistas Ortega y Gasset, gran seguidor de Nietzsche por cierto, -el santón de los posmodernos-. Para él, los montañeses, su historia, sus tradiciones, son un obstáculo enfadoso y deben desaparecer, para dejar paso al desarrollo del Progreso y el Poder.

Con ocasión de la ampliación del Parque Nacional de Covadonga, en 1976, el jefe del ICONA dirá: “Nuestro peor enemigo es la historia y nos avergüenza a todos”38. Por eso he aquí lo importante de quien cuenta las cosas.

“Para los tecnócratas del tardofranquismo, inmersos en la perspectiva industrial, el pastoreo no es una cultura compleja sino sencillamente una respuesta local fruto de la ignorancia o la miseria del pueblo. En su opinión, el pastoreo es un oficio de pobres que nada puede aportar al conocimiento y a la capacidad intelectual de los formados en las escuelas técnicas superiores y, más recientemente, en las universidades.”39

Con la historia de nuestro mundo rural se ha hecho la damnatio memoriae, esto es, “la condena de la memoria” y se nos ha llenado la cabeza en la escuela, los media y la universidad de mentiras, vacíos y prejuicios.

Esta damnatio memoriae era una práctica de la antigua Roma consistente en, como su nombre indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte. Cuando el Senado Romano decretaba oficialmente la damnatio memoriae, se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado: imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre.

“En aquellos años [de finales del franquismo y comienzo de la dictadura parlamentaria], el mayor foco de alteración del delicado entramado de la vida silvestre era la propia Administración Pública” -nos dirá Benigno Varillas-.

Los Ministerios de Agricultura, Fomento, Industria y Turismo, fueron los mayores destructores de naturaleza desde el final de la Guerra Civil hasta nuestros días. No disponemos de espacio para describir las desecaciones de humedales y lagunas que ejecutó el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario; los embalses y presas construidos por el Ministerio de Fomento; los estropicios de los polos de desarrollo del Ministerio de Industria o las urbanizaciones del litoral que impulsó el Ministerio de Turismo.

Entre las fechorías más graves de aquellos años están las realizadas por el mal llamado Instituto para la Conservación de la Naturaleza del Ministerio de Agricultura, ICONA, que a pesar de su nombre colocaba veneno para matar depredadores o roturaba bosques mediterráneos pro el simple afán de extender, aunque no prosperaran los cultivos industriales de eucaliptos y pinos (lo importante fue la estadística de la cantidad, no la de la calidad).”40

Ramiro Palacios en su libro Bienvenido al campo nos dice que

“la desaparición de la ganadería caprina y ovina, tuvo y sigue teniendo importantes consecuencias sobre el mantenimiento del bosque, ya que estos animales ejercen una labor de prevención de los incendios, puesto que consumen el matorral que hace tan virulentos los fuegos cuando estos se inician.” Dice que las cabras, la ovejas y los cerdos “en otro tiempo, pastaban en los bosques y contribuían a su conservación. Si en algún momento, nos encontramos atrapados entre la hoy llamada “maleza” (zarzas, espinos, jaras, retamas, urces, etc.) y no podemos acceder a esa cumbre que tanto nos llama, o sestear entre esos prados verdes que le gustaban a Heidi, es porque ya no hay quien recoja leña, ni pastoree cabras, ni mantenga los caminos”.

En el libro El saber ecológico de los ganaderos de la Sierra de Madrid, de J.C. Barrios, M.T. Fuentes y J.P. Ruiz, se dice que:

“en contra de muchos tópicos fomentados a veces de forma interesada por los responsables de repoblaciones forestales indiscriminadas,el ganadero tiene una actitud básica de respeto y atención por el monte”

y que el arbolado le es imprescindible al ganado para protegerse del frío y las heladas, así como de las inclemencias del estío;41 además de los frutos, el ramón y el forraje arbóreo.

Un ejemplo luminoso sobre quienes eran los que realmente protegían el bosque son las Ordenanzas del Común de Segura y su Tierra de 1580 en las que se especifica que “es cosa notoria que en más de treinta leguas a la redonda de estos términos no hay bosque alguno de su majestad ni de señor alguno particular..”, es decir, no hay propiedad privada/estatal42 de monte alguno. El historiador Gutiérrez Nieto nos explica que la comunidad montañesa de estas tierras del sureste cuidaba sus bosques concejiles con esmero y que el silvopastorismo era una de las actividades principales.

La Sierra de Segura es un ejemplo magnífico de como los pastores han de ser expulsados para poder deforestar (y luego llenarlo de plantaciones industriales). Es un error garrafal acusarles de ser los enemigos de los árboles cuando, de hecho, eran sus protectores.

Con la vista puesta en los 400 millones de corpulentos árboles de esta Sierra y, además, con la posibilidad de transportarlos por el Guadalquivir, el Ministerio de Hacienda creará en 1733 en Sevilla el Negociado de Maderas de Segura que empezará a acelerar la deforestación.

Unos pocos años más tarde, el Estado aplicará con saña la Ordenanza de Marina que disparará la violencia: en 1776 el guarda forestal Blas Asensio será asesinado y la Guardería Forestal se ganará un odio feroz. En 1777 muchos Guardas dejarán su empleo por no poder soportar la presión. En 1780 muchos pastores serán arrestados. En 1812 el Estado abolirá todos los fueros y ordenanzas centenarias y prohibirá las Comunidades de Villa y Tierra.

Juan Martínez Garrido43 dirá que en 1836 se lanza un “horroroso anatema contra los pastores” y que “entonces empezaron a correr largamente las lágrimas de los habitantes de los Alpes españoles…”

En 1942 nacerá Explotaciones Forestales de Renfe que continuará con el ecocidio. Esta empresa estatal tratará ya sin escrúpulos ninguno a todos los montes como “propiedad del Estado”. Ya en 1974 había en el Juzgado 7.000 denuncias contra pastores, uno del pueblo de Pontones se ahorcó abrumado por las deudas de las denuncias. En estos años setenta el gobierno solicitará asesoramiento a unos técnicos norteamericanos para la creación de un Parque Natural. Éstos recomendarán el desplazamiento o la deportación de doce mil personas. El ICONA se gana un odio total en la Sierra de Segura.

En 1985 la Junta de Andalucía decide por decreto continuar con el plan franquista y un año después se crea el Parque Natural. En ese momento se declaran fuegos importantes por todas partes, se ataca la Casa forestal y Centro de Interpretación de la Naturaleza y los funcionarios del ICONA y del PSOE son abucheados, empujados y golpeados el 24 de febrero. Todos los pueblos se llenan de pintadas como: “Nos quieren echar con el Parque Natural”. Mientras, alejados del campo y desde las ciudades los universitarios biólogos, forestales y ecologistas continúan presionando contra el pastoreo extensivo.

De aquellos 400 millones de árboles de la Sierra del Segura sólo quedan 50 millones al empezar el siglo XXI. Toda esta increíble labor funcionarial nos ha traído a la situación actual en la que el 65% de la población del Estado español vive en sólo el 4% del territorio, con regiones extensísimas con una densidad de población inferior al Sáhara o a las regiones europeas del círculo polar ártico, cuando sólo hace unos pocos años que no era así.

Cruz Aguilar asevera que “la aspiración de los forestales ha sido siempre vaciar las sierras de personas” y que “el fallo radical de los ecologistas es la ignorancia de la sociedad montañesa, de sus derechos consuetudinarios y su relación con la tierra”.

El estudioso del lobo ibérico, Hartasánchez no dice que éste no sólo es un depredador sino que si hay suficiente carroña, se adapta a ésta evitando ataques. Pero la reducción de la ganadería y el pastoreo extensivo, junto con leyes absurdas sobre recogida de cadáveres, afecta “no sólo a los lobos, también a los osos y una larga lista de bicherío autóctono, llegando hasta la humilde liebre capaz de roer los huesos para calcificarse. ¡Que lujo cada carroña en el monte! ¡proteínas abundantes a nulo coste! Así han sobrevivido los lobos en muchos territorios…”44

F. Rodrigo Mora nos recuerda que “la disminución constante y casi desaparición del pastor y la pastora tradicionales ha sido una catástrofe civilizatoria, y un etnocidio”. Pero muerto el perro se acabo la rabia. Para los que queden en el campo el efecto balsámico, analgésico, sedante de las subvenciones; y el efecto espantoso de la propaganda.

“El objetivo de la propaganda es causar el desaliento de los espíritus, persuadir a todo el mundo de su impotencia en restablecer la verdad a su alrededor y de la inutilidad de cualquier intento de oponerse a la difusión de la mentira. El objetivo de la propaganda es conseguir que los individuos renuncien a contradecirla, que ni siquiera piensen en hacerlo. Este interesante resultado lo obtiene el aturullamiento mediático con mucha naturalidad por medio de sus embustes incoherentes, perentorios y cambiantes, de sus revelaciones estrepitosas y sin lógica, de su confusión ruidosa de todos los instantes.”45

El Estado casi ha destruido a los pastores y se ha fomentado al turista, pero el Parque Nacional es un trozo de naturaleza conservado de manera artificial por ley. Una severa normativa en él acaba prohibiendo de manera indirecta la actividad económica, la caza, la pesca y la recogida de plantas…

Esta naturaleza que sobrevive bajo vigilancia policial deja de ser naturaleza… Es el parque público de la ciudad total. También en él esta prohibido tocar las flores, pisar el césped y hasta caminar por los senderos… El turista no participa, porque no tiene tiempo, y porque el esfuerzo físico y sobre todo la libertad que conlleva ejercerla le espantan. No es más que un voyeur para quien el viaje es un mero espectáculo reducido al monumento o al paraje catalogado… Como no actúa, no penetrará jamás en ese universo encantado que desfila ante sus ojos… El turismo y la verdadera vida no mezclan mejor que el agua y el aceite… Con la sociedad capitalista el turismo se ha convertido en una industria pesada y cada vez más ¿qué sentido tiene viajar para encontrar lo mismo?.. Actualmente tratamos de que la industrialización y la conservación del folklore vayan de la mano, cuando la una significa el fin de la otra.46

Consecuencias y pérdidas con la modernidad

Como bien dice la Fundación Entretantos47 el pastoreo extensivo transtermitante (que sube a puertos en verano y baja al valle en invierno recorriendo pocos kilómetros) o el trashumante (que recorre grandes distancias entre los puertos y la llanura) encierra un más que impresionante legado etnográfico, cultural e histórico, así como un conocimiento singular en materia de manejo agropecuario, silvopastoril y un uso y diseño del medio muy avanzado por sostenible y ecológico, humano y positivo, de alta calidad ambiental. Previene el deterioro del patrimonio natural, del paisaje y de la biodiversidad.

Con la desaparición del pastoreo y los pastores, los montes se degradan. Ciertas personas alejadas del mundo rural o seguidores de lo que se han venido en llamar ecología profunda48 y biocracia, podrían pensar que dejar los montes a la mano de Dios es injusto llamarle degradación y que en cambio es positivo para que la fauna y la flora campen a sus anchas sin gestión humana ninguna.

Aún siendo positivo la existencia de sitios virginales, quién lo duda, la mayor parte de los lugares que hoy se quiere que lo sean, nunca lo fueron en estos últimos 7.000 años. En estos lugares el ser humano es parte del ecosistema y no está fuera de él.

El hombre de la ciudad cree que el pasto roba sitio al bosque pero un pasto no es todo igual, incluye matas, arbustos y grupos de árboles… Es la biodiversidad de la que tanto se habla -nos dirá Pedro Montserrat-, un fruto de la actividad de los animales cuando pastan normalmente. Ahora los estudios fitosociológicos demuestran que la fauna mantiene esta alta biodiversidad”.

“El abandono suicida de unos sistemas productivos dinamizados -continuará Montserrat-, preparados para producir lo extraíble (pasto, leña, etc.) acarrea unas consecuencias que ahora se manifiestan en el deterioro del paisaje y un aumento alarmante del consumo por incendio catastrófico”.

Hay que gestionar el territorio (incluso el que queremos dejar virgen) porque necesitamos mantenernos biológicamente –comida, ropa, energía, etc-, y esta gestión debe ser la mejor que podamos construir (en mi opinión los diseños adaptados a las peculiaridades locales que tenían muchas aldeas hasta hace ochenta años más o menos eran algo muy digno de emular en muchísimos aspectos).

Vivir en el territorio rural no implica una pérdida de biodiversidad ni su destrucción obligada como piensan muchos biocratas actuales. Puede existir una comunidad humana en equilibrio con la naturaleza. No tenemos por qué ser una plaga como dice la misantropía. Depende de nuestra voluntad y de los valores que guían nuestras acciones.

Nuestros antepasados nos han legado un paisaje de unidad entre naturaleza y el ser humano. Sin embargo -nos dice Charbonneau-, ese firme dibujo se esta borrando. Una unidad diversa fruto de una paz y no de una guerra, de un matrimonio y no de una violación; por contra, en el no man´s land de las ciudades, el frente de las edificaciones avanza como un incendio. El ser humano y la naturaleza, el presente y el pasado chocan en ella y se destruyen mutuamente, mientras que en el campo han tenido tiempo para entenderse.

Continúa Charbonneau diciéndonos que

“El Edén no es una selva virgen, el Edén es un jardín, reconquistado sin desmayo gracias al trabajo del jardinero: su mano, aunque invisible, está presente por doquier. No hay paisaje sin campesino; si éste lo abandonara, aquél se descompondría. Y en ese paisaje hasta ahora hemos podido entrar: pisar la hierba, o el heno, saltar las cercas, coger setas o pescar. Pero el urbanita olvida que el campo no es una jungla y que se lo debe a una sociedad. El Edén terrestre no es un regalo de Dios, sino fruto del esfuerzo y la pobreza; ¿cómo renunciar a ellos sin destruirlos?”49

Cuanto más nos distanciamos del medio natural, más lo destruimos y, por lo tanto, más lo necesitamos física y anímicamente. El círculo destructivo comienza con el desarraigo y la desafección dirá Ignacion Abella.50

El biólogo asturiano Emilio Rico nos dice:

“Moderación, diversidad, sostenibilidad, circularidad y reciclaje, son las pautas del pastoreo tradicional. El régimen de explotación es moderado y sostenible. No consume más recursos que los que hay en el medio: agua, leñas, nutrientes, minerales y energía solar acumulada por las plantas en forma de biomasa.

El ganado aumenta su biomasa con el pasto y devuelve la fertilidad al suelo -mejorándolo incluso- con sus excrementos. La diversidad aumenta con el pastoreo. Hay más especies herbáceas en los lugares pastados con moderación; y más biodiversidad en el suelo (larvas, coprófagos, lumbrícidos, hongos, bacterias, etc.) porque el ganado acelera el reciclado de nutrientes. Hay más efecto de borde en el mosaico de formaciones (matorrales, pastizales, xerros, bosquetes) asociados al pastoreo de ganado menor. Y una lista interminable de animales ligados de alguna forma a los pastos: la red trófica que los relaciona es extremadamente compleja. Engloba las aves carroñeras más conspicuas y especializadas (buitres, alimoches, quebratahuesos; distintos córvidos, robustos cuervos o gráciles chovas, piquigualdas y piquirrojas, y cornejas), los carnívoros de peor reputación entre los pastores y ganaderos -lobos, zorros, garduñas-, los mayores omnívoros -como jabalíes, melandros [tejones] y, hasta osos pardos-, las especies de bárragos [especie de tábano] y garrapatas que han de soportar todos -incluidos los humanos-, y tantas otras que pasan desapercibidas porque son menos conspicuas, habitan bajo la superficie del suelo (descomponedores de restos vegetales, coprófagos o recicladores de excrementos, lombrices, entre otros), etc.

El pastoreo tiene conocimiento ancestral de la capacidad de los rebaños para aprovechar el medio, especialmente de la reciella -ovejas y cabras [en lengua asturiana]-. Sabe que la única manera racional de aprovechar económica y técnicamente la producción de pasto en terrenos muy accidentados es el consumo a diente por ganado menor. […] Es ventajosa su mayor movilidad y resistencia a la falta de agua, su capacidad para recolectar forraje disperso entre las peñas. […] Cabras y ovejas son frugales y mordisquean bocados dispersos eficazmente, distribuyen mejor el estiércol que el vacuno y reciclan los nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio) de forma más homogénea y rápida (una o dos veces en el plazo de un año). Las cabras, además, aprovechan brotes y partes leñosas inaccesibles para las ovejas. Los caballos, pastoreados, pueden complementar el trabajo de todos sobre el pasto, y cargar leñas, quesos, enseres y avituallas.”51

Cuando los pastores y sus animales se van de un lugar en el que llevan 7.000 años, se destruye un equilibro muy viejo y por supuesto, todas las especies animales salvajes lo sufren (ver los estudios científicos publicados por la revista Quercus en relación a cómo los osos o los lobos han mantenido sus poblaciones fuertes y numerosas gracias a las ovejas y cabras de desvieje -o sanas y jóvenes- de los numerosos pastores/as52 que recorrieron nuestras sierras).

Observar también la relación de las abejas con el bosque aclarado y el pasto; y su función insustituible de polinización para los cultivos alimenticios como las huertas o los cereales. No se debe olvidar la enorme variedad de aves que sufren la desaparición del pastor. El Libro rojo de las aves de España realizado por el Estado en colaboración con SEO/Birdlife reconoce al quebrantahuesos como “especie en peligro de extinción” y considera como una de las principales amenazas “el abandono de los usos ganaderos tradicionales”. Como medida de conservación de esta especie se recomienda “favorecer la continuación de las prácticas de ganadería tradicional (fuente de alimento habitual en el pasado que cada día se va haciendo más escasa”.53

“El quebratahuesos es el único ave osteófaga del planeta que posee una dieta alimenticia basada en el consumo mayoritario de restos óseos procedentes de ungulados de medio tamaño. […] Los recursos necesarios para el mantenimiento anual de una pareja de quebrantahuesos se estiman en 341 kg. de huesos. […] La legislación vigente sobre normas sanitarias impide el abandono de cadáveres en el medio natural, lo cual se traduce en una menor disponibilidad de este recurso. […] La drástica reducción de la ganadería de montaña está provocando reducciones considerables de las poblaciones silvestres de carroñeras.”54

En unos pocos años se estropea lo que ha costado cientos de años en generarse. Se va creando poco a poco gracias entre otras cosas a la paradoja del pastoreo, la cual es una situación aparentemente paradójica que se produce en los pastos herbáceos: las hierbas más apetitosas y nutritivas, que suelen ser las más consumidas por el ganado, incrementan su cobertura, abundancia y producción gracias a ese consumo.

Las cabras representaban un factor de primera categoría en cuanto a autoabastecimiento se refiere, y por lo tanto también en lo que se refiere a independencia y autogestión.

El silvopastorismo, o pastoreo en el bosque, ha sido algo fundamental en nuestra península ibérica.

El pastoreo es una actividad una barata y beneficiosa para la comunidad mientras que todo un equipo de bomberos y desbrozadores forestales con sus camiones, helicópteros y máquinas de todo tipo, son carísimos y no muy beneficioso para los asalariados que lo realizan, por la codicia e inmoralidad de empresas estatales como Tragsa. Aún así tal y como está la situación actual ambas dos actividades deben trabajar juntas.

“No se puede dar por buena la idea, bastante extendida en la actualidad, de que la regeneración de la vegetación forestal que lleva acompañada esta situación de abandono compensa la pérdida de los prados y pastizales. Ganamos terrenos forestales cerrados, poco productivos y uniformes y perdemos mosaicos complejos de prados, dehesas y pastizales muy ricos en biodiversidad. Estos paisajes, lejos de ser espacios «naturales» o «vírgenes» son en realidad sistemas productivos complejos, manejados por la actividad humana, y forman parte de lo que se conoce como sistemas agroforestales o silvopastorales; es decir, basan su producción en la combinación inteligente de agricultura, ganadería y producción forestal.”55

El pastoreo extensivo también mejora la capacidad de retención de agua de los valles y montes al ser un gran productor de suelo vivo. Protege contra la mineralización. Los excrementos nitrogenan y fertilizan el suelo con lo que aumenta su capacidad de retención de agua. Y por lo tanto mejora la capacidad de respuesta frente a las cíclicas sequías de nuestra tierra. Los bosques y los pastos son enormes esponjas que retienen la lluvia y sueltan el agua poco a poco reduciendo así las posibilidades de escorrentías torrenciales catastróficas (como la gota fría del levante). El pastoreo regula y regenera con su presencia el flujo del agua haciéndolo más fluido o reteniéndolo según las condiciones orográficas y climáticas del lugar.

De recibo es recordar también que los animales pastoreados realizan un aprovechamiento de los frutos del bosque o dehesas, y de muchas leguminosas, que permite reducir las enormes plantaciones de cebada, maíz o soja transgénica sudamericana.

Gracias al pastoreo extensivo se mueven diariamente millones de semillas con todos los beneficios que esto provoca sobre el medio ambiente. También son grandes difusores de estiércol fertilizante, como ya se ha dicho pero que hemos de repetir. Además, el aprovechamiento de los montes por el ganado extensivo contribuye a la conservación de especies de flora asociadas a dicho uso ganadero.

El pastoreo extensivo ha mantenido hasta hoy día en nuestra península 125.000 km de vías pecuarias comunales, caminos que son corredores biológicos entre diferentes poblaciones, especies, etc.

El pastoreo extensivo facilita también la mejora de los recursos edáficos activando el reciclado de nutrientes y aumentando la actividad biológica microbiana de los suelos, así como también la fauna detritívora, las micorrizas, los hongos, etc.

El “efecto saliva” de los pequeños rumiantes provoca una estimulación de las plantas, de sus brotes y rebrotes; y los fortalece.

Los animales que pastan en extensivo necesitan menos medicinas que los estabulados de la industria, y se acercan al ideal de Óptima medicina nulla ute medicina –“la mejor medicina es no usar ninguna medicina”.

La piel de las cabras se puede usar para muchas cosas y en un futuro de colapso puede llegar a ser un buen sustituto del plástico. Pero ya sabemos que las alternativas no industriales o petroindependientes que los veganos proponen al plástico, son nulas. Los cultivos vegetales necesitan mucha maquinaria pesada, extensiones y químicos para su elaboración y para que sea 100% alternativa para todos. Lo suyo es hacer alternativas con un mixto de productos animales y tejidos naturales cultivados a pequeña escala. Como hacían nuestros antepasados.

Si unos pocos animales se sacrifican para este fin, el sufrimiento animal y el extermino no será global. Es lo que tiene el sacrificio, te sacrificas por tu comunidad, por tu planeta, tu vida tiene sentido. Al igual que los pastores de hoy se sacrifican en esfuerzo porque entienden que son fundamentales para mantener el fino equilibrio que esta a punto de explotar. Los antepasados hacían muchos rituales de perdón y profunda gratitud ante los animales que se sacrificaban. Pero la muerte no era en vano.

La oveja cada año produce dos/tres kilos de lana que una vez lavada y secada se queda en un kilo. La lana es un material ligero, flexible, transpirable y agradable al tacto del que se pueden obtener tejidos de diferentes calidades y grosores. Con ella se pueden fabricar mantas, alfombras, prendas de vestir colchas, colchones, juguetes y diversos objetos de uso cotidiano. La lana también es un buen aislante térmico y acústico. Además si se trata esta con sales de boro tiene propiedades antipolillas, fungicídas e ignífugas. Por eso se emplea tanto en bioconstrucción porque nos permite prescindir de los tóxicos que tantos materiales de construcción llevan ya desde fábrica.

Pero la cosa no queda aquí, pues la lana contiene una cantidad apreciable de lanolina, una grasa o recubrimiento natural. Al lavar la lana una parte se preserva y otra queda en el agua y se puede recuperar para usos cosméticos (como por ejemplo evitar las grietas en los pezones de las madres lactantes sin riesgo ninguno a que los bebes la chupen) o elaboración de jabones.

La lana se puede lanolizar y convertir en una prenda impermeable y transpirable a la vez. Es termorreguladora (mantiene el cuerpo a su temperatura natural y para colmo se ensucia menos y coge menos olores que las fibras sintéticas).

Es un producto biodegradable y de posible producción local. No por nada la rueca es el símbolo de la libertad antiimperial que enarboló el movimiento por la independencia en la India.

Gracias al pastoreo extensivo han evolucionado junto a nosotros desde hace 10.000 años o más, una serie de animales como el perro o el burro. Luchando por el pastoreo extensivo luchamos por la preservación una cultura que empleó y fue perfeccionando el uso del perro pastor, amigo y compañero siempre. Innumerables conocimientos acerca del medio natural se están perdiendo con la desaparición del pastoreo.

Varios tipos de perros han acompañado a los pastores (y sus cabras y ovejas). Como por ejemplo los mastines, guardianes y protectores; los perros pastores o careas, listos para escuchar las órdenes del pastor, rodear al ganado y guiarlo al lugar que se necesite. Pero el nuevo modelo urbanita prefieren perros llenos de ansiedad que dan vueltas y vueltas sobre sí mismos intentando morderse la cola porque no saben para que sirven, ni para que están aquí, ni que sentido tiene el no hacer nada. Aburridos como ostras que hay que llevarlos a concursos de agility para que no se desquicien. En el campo el agility se hace de manera natural en su día a día. Si en los pueblos los perros están atados es porque vienen urbanitas que les da miedo los perros sueltos. Y si en una zona ganadera debes llevar a la mascota atada es porque no están acostumbrados al ganado y van “descocados” a trastornar y a generar situaciones de peligro a los animales que allí viven.

La lucha por el pastoreo es la lucha por la preservación de esta enorme diversidad genética y cultural que necesitaremos para la revolución que queremos.

“Dentro de la organización de los rebaños -dirá Manuel Rodríguez Pascual- el perro mastín es una pieza indispensable… en muchas ordenanzas de los concejos de la montaña leonesa se contempla la obligación de mantener mastines con cargo a todos los vecinos…”.

Por ejemplo, en las Ordenanzas de Pallide de 1801, también de la montaña leonesa, hay un apartado titulado Mastines del Concejo, en el que se recoge la responsabilidad comunal de los mastines del pueblo”56.

El burro siempre ha acompañado al campesino para ayudarle a transportar la carga por los caminos. Nada hace más feliz a un burro que sentirse útil a su manada. Pero no, mejor que se quede de escaparate en un santuario. Si los burros están en peligro de extinción no ha sido por su uso tradicional, sino porque ya nadie los necesita a raíz de la industrialización. Está claro que nadie quiere sobreexplotar a ningún animal, pero a ciertos animales les gusta trabajar, y ese es el caso del burro.

Para colmo, en amplias zonas rurales ibéricas por su orografía montañosa o su climatología la actividad productiva agraria más viable es el pastoreo extensivo. La cordillera cantábrica, el macizo galaico, el sistema ibérico, el central, el Pirineo, el Bético… necesitarán del pastoreo si queremos repoblarlos y organizar algo más global que los santuarios que sin subvenciones, o dinero ajeno no se sustentan por si mismos porque no generan nada. O los laboratorios vegan de carne “libre se sufrimiento” que son una esperpéntica contradicción en sí misma. Desde luego este escrito no está elaborado desde una persona que disfrute con ningún tipo de sufrimiento, ni animal, ni humano. Pero proponer la carne de laboratorio como solución al sufrimiento animal, no solo me produce tremendo asco, sino que no le encuentro la parte ética, porque de alguna parte saldrán dichas células animales…. “Los animalistas son un fraude” como nos dirá sabiamente el pastor Nel Cañedo Saavedra.

Hay por delante una labor enorme en lo que respecta a la conservación de razas ganaderas autóctonas, muchas de ellas en grave peligro de extinción. Razas que tras milenios pastando en los mismos lugares han vivido una adaptación evolutiva al medio mejorante. Con el pastoreo extensivo conseguimos que estas especies y su rusticidad no se pierdan. En cambio, sí que se está perdiendo rusticidad en la ganadería intensiva industrial estabulada donde especies francesas o israelíes muy productivas pero débiles, dependientes de fármacos y piensos, nada adaptadas y cada vez más deformadas y degeneradas genéticamente, proliferan de la mano de políticas europeas y nacionales industrialistas al servicio de la razón de Estado y del ansia de riqueza. El no dejar que estas razas resistentes, sobrias y de objetivos variados (leche, carne, lana, etc.) se extingan juega un papel estratégico muy importante ante posibles crisis futuras que podrían mermar la capacidad de producción de la ganadería intensiva industrial e hiperdependiente. Con el simple hecho de que fragatas militares impidieran de la noche a la mañana el flujo de barcos mercantes cargados de soja llegar a Europa tendríamos en una semana unos problemas gravísimos.

Hay una riqueza tradicional ibérica dentro del pastoreo extensivo enorme. Una diversidad de opciones y alternativas de manejo, con diferentes ciclos y períodos de pasto adaptados a condiciones locales muy diferentes y variadas. Esto no se debe perder y es nuestro deber aportar algo de nuestra energía a su preservación.

El pastor de ovejas J. Rebanks en su libro La vida del pastor recuerda que:

“A las comunidades tradicionales les llevó miles de años aprender, por el método de ensayo y error, cómo vivir y trabajar el campo con las limitaciones de entornos difíciles como el nuestro. Olvidar estas lecciones o permitir que esos saberes quedaran en desuso sería una idiotez. En un futuro sin combustibles fósiles y en el que nos amenaza el cambio climático, es posible que vayamos a necesitar todos estos saberes de nuevo.”

No estará de más repetir que el pastoreo extensivo estará ligado siempre a la defensa de los árboles, como ya hemos comentado, pero en concreto lo estará a los árboles históricamente forrajeros como el fresno, el olivo, la higuera, etc; a todos los quercus; a las hayas, abedules, tilos, etc. Defender el pastoreo extensivo es defender los bosques y a los árboles.

En las VII Jornadas Técnicas Caprinas de la Feria del Caprino y sus Derivados (FICADE) en Granada en 2009 uno de los ponentes dijo:

“Se trata en primer lugar, de mantener la autonomía e independencia, desconfiando de ayudas institucionales, dependiendo sobretodo del propio esfuerzo, con mutua asistencia y hermandad. Es conveniente, así mismo, aprender del pasado, pero con sentido crítico y considerando que la meta es moldear el futuro, en tanto que creación original e innovadora que se inspira en lo que fue pero no lo imita, más aún, se propone superarlo. La convivencia, con afecto y servicios mutuos, no la competitividad, el egotismo y la animadversión, es lo propio de los seres humanos.

El dinero resulta ser un mal, nos ha sido impuesto y, por el momento, tenemos que vivir con él, pero es necesario que comprendamos su negatividad ontológica e inerradicable, de manera que en nuestro diario actuar dejemos más y más espacio a metas y bienes inmateriales, a las que se ha de servir desinteresadamente, para constituirnos como sujetos de calidad y virtud, que hacen suyos los problemas de la terrible época histórica que nos ha tocado vivir, en la que la libertad, la esencia concreta humana, y los valores de la civilización están siendo aniquilados. Para hacer frente a tantas nocividades, que han alcanzado ya un nivel dramático, hemos de ponernos la armadura, como Don Quijote, y salir a pelear, con la palabra y el testimonio”.57

La filósofa y miliciana Simone Weil nos dirá:

“no hay ninguna dificultad, en el plano de la acción, en conservar intacta la esperanza incluso cuando el análisis crítico muestra la casi absoluta falta de fundamento de esa esperanza; en eso consiste la esencia misma del coraje”.58

“No cerremos los ojos. Preparémonos para contar sólo con nosotros mismos. Nuestra fuerza es muy pequeña; pero lo poco que podemos hacer no vamos a dejarlo desde luego en manos de gente cuyos intereses son ajenos al ideal que defendemos. Salvemos al menos el honor”.59

“La sociedad actual sólo reserva desgracias y decepciones a quienes se niegan a adaptarse a la opresión y la mentira. Y tenéis que saberlo que saberlo desde ahora mismo. No estamos en una de esas épocas en que lo refractario sea alentado y apoyado por grandes corrientes de opinión. Lo refractario está moral y materialmente solo. Sólo quienes son realmente fuertes, verdaderamente puros, verdaderamente arrojados, aguantarán el embate”.60

Parafraseando a Heleno Saña terminaremos diciendo:

“No quiero poner fin a mi exposición sin especificar que, a mi modesto juicio, la militancia por un mundo radicalmente distinto al que tenemos ahora, tiene que partir de formas de gestión y organización basadas en una democracia participativa, deliberativa y autogestionaria. Se trata, en una palabra, de hacer posible una democracia del pueblo, por y para el pueblo, una democracia sin jefes y subordinados, sin élites que mandan y masas que obedecen, una democracia, en fin, en la que el concepto de poder perdería su sentido y daría paso al compañerismo y la ayuda mutua como única forma de conducta. No existe, en todo caso, ninguna ley de hierro que condene a la criatura humana a ser utilizada eternamente como carne de cañón por los mandamases de turno.”61

Como dicen el colectivo de cabreros de Santa María de Meiá, en la cara sur de la serranía del Montsec, en Lérida: “Creemos en lo que hacemos porque creemos en la revolución”.62

Los bosques llaman a la lluvia; El silvopastoralismo cuida, protege y fortalece el bosque

El bosque, si es comunal, es libertad; Lluvia, bosques, pastoreo, libertad

La libertad no se vende por nada

María Bueno González y Enrique Bardají Cruz, cabreros.

A 3 de junio de 2019. Pirineo Occidental.

Notas:

1 En nuestro lenguaje diríamos que se trata sin ética, y respecto a los animales

2Testimonio recogido por los autores a Albert Masó, pastor y quesero de las montañas de Sant Hilary Sacalm.

3“Hyperion”

4Ver los trabajos de Rafael Andolf o los de Ignacio Abella.

5Teniendo en cuenta lo anti natural que es pretender que todos los miembros de un grupo tengan las mismas ideas, siendo las ideologías estructuras más opresivas de lo que pretenden en su creación.

6“La vida del pastor. La historia de un hombre, un rebaño y un oficio eterno” James Rebanks.

7“La vida del pastor y el manejo del rebaño” Jesús Egurcegui Arroniz.

8Apuntes del autor de su paso por la escuela de pastores de Aranzazu.

9“La vida del pastor. La historia de un hombre, un rebaño y un oficio eterno” James Rebanks.

10 Nimby: Not in may back yard

11Para las que no lo sepáis, concejo abierto es una asamblea directa con decisiones que se efectúan realmente y que ha sido extensivo a la forma de gobierno tradicional y popular de toda la península Ibérica..

12“Los Llanos de Albacete: la tierra y el hombre”. Daniel Sánchez Ortega.

13Joans Evans Pim en “La memoria del paisaje” de Ignacio Abella.

14“Los montes arbolados, el régimen de lluvias y la fertilidad de las tierras” F. Rodrigo Mora.

15Ibid.

16El bosque habitado – Cundo, Hombre Árbol del Bierzo – 19/02/17

17 A la gente se le prohibió de la noche a la mañana por medio de la recién creada Guardia Civil el acceso a los montes que antes gestionaban y que usaban para generar los alimentos, medicinas, materiales, energía y herramientas necesarios para vivir.

18“Los Llanos de Albacete: la tierra y el hombre”. Daniel Sánchez Ortega.

19“La ganadería extensiva como actividad clave en el futuro del medio rural. Revista Soberanía Alimentaria. Pedro M. Herrera. Fundación Entretantos.

20Ordenanza de los vecinos y concejo del lugar de El Carril A.H.P.L. Carp.3334

21“La Memoria del Paisaje. Pasado y futuro de un parimonio común.” Ignacio Abella.

22Ibid.

23Ponencia de Jaime Izquierdo “Los territorios pastoreados en la sociedad postindustrial”.

24“Los pastores en la vertiente leonesa de Los Picos de Europa: puertos y trashumancia en los valles de Sajambre y Valdeón.” Manuel Rodríguez Pascual.

25“Pezuela de las Torres. Lugar y villa”.

26“El concejo abierto y el comunal agredidos por la Constitución de 1812” F. Rodrigo Mora.

27“La guerrilla española y la derrota de Napoleón” John L. Tone.

28Asociación Navarra de Amigos de la Naturaleza.

29Archivo Histórico de la Provincia de Albacete, Municipios, Albacete, Deslindes, caja 259. “Los Llanos de Albacete” de Sánchez Ortega.

30Escrito entre 1891 y 1894 por Roa Erostrabe, J. op. Cit (16, cap. II). Págs. 61 y 62. “Los Llanos de Albacete” Sánchez Ortega.

31“Marqueses, Funcionarios, políticos y pastores” J. Izquierdo y G. Barrena.

32El ferrocarril “exigía unas 2.500 traviesas por kilómetro de vía” además de las que debían ser renovadas periódicamente. Esto se logró realizando talas masivas en los bosques autóctonos. “El TAV y su modelo social” F. Rodrigo Mora en Autoría Colectiva.

33“Los Llanos de Albacete” Sánchez Ortega.

34Jornadas Técnicas Caprinas de 2009 en Granada.

35“La cultura que hace el paisaje” Pedro Montserrat Recoder.

36Ibid.

37Pero sabemos que “el Estado no ha tenido nunca y no podrá tener moral. Su moral y su única justicia, es el interés supremo de su conservación y de su omnipotencia, interés ante el que todo lo que es humano debe doblegarse. El Estado es la negación misma de la humanidad” Mijail Bakunin.

38Diario La Nueva España, jueves I-VIII-1976; p.16. “La destrucción de los montes”. Cruz Aguilar.

39Jaime Izquierdo y Gonzalo Barrena en “Marquese, funcionarios, políticos y pastores. Crónica…”

40“Parques y más parques, una perversión de la idea conservacionista” Benigno Varillas.

41 Ibid.

42La propiedad estatal es un tipo de propiedad privada pues no es del común de los vecinos organizados en asamblea o concejo abierto. El poder de decisión o gestión recae sobre los funcionarios y no sobre la gente.

43“Memoria histórica del Partido de Segura de la Sierra” de 1842. En “La destrucción de los montes” de Cruz Aguilar.

44Ibid.

45“George Orwel ante sus calumniadores” Editions Ivrea y Editions de L´Encyclopédie des Nuisances.

46“El Jardín de Babilonia” Charbonneau.

47http://www.ganaderiaextensiva.org/wp-content/uploads/2014/10/CuadernosEntretantos1_Ganader%C3%ADaExtensiva.pdf

48Los primeros animadores de esta visión del mundo fueron los estadounidense de Earth First. En su afán de defender la naturaleza salvaje se dejan llevar por una filosofía antihumana. Estos misántropos propondrán crear reservas con el nombre de Wilderness Preserver System, que incluye nada menos que 280 millones de hectáreas resguardadas de cualquier tipo de intervención humana. José Ardillo en el libro ya citado. La ecología profunda coincidirá en muchas cosas con los ingenieros de montes del franquismo y con los actuales ecologistas que ven en el SEPRONA y la guardería forestal la solución principal a los problemas ecológicos.

49“El Jardín de Babilonia” Charbonneau.

50“La Memoria del Paisaje”.

51“Notas sobre pastos y pastores en Los Picos de Europa” Emilio Rico.

52 Para comprobar que en nuestra historia las mujeres pastoras han sido algo corriente basta con leer el Quijote.

53 En “Marqueses, funcionarios, políticos y pastores…” Jaime Izquierdo

54“El papel de la ganadería extensiva de cabras y ovejas en la recuperación del quebrantahuesos en Los Picos de Europa” Gerardo Báguena y Emma Sánchez-Castilla.

55“Revista Soberanía alimentaria” Pedro M. Herrera. Fundación Entretantos.

56“La trashumancia” Manuel Rodríguez Pascual.

57 El ponente era F. Rodrigo Mora.

58“¿Vamos hacia la revolución proletaria” Simone Weil.

59“El papel de la URSS en la política mundial” Simone Weil.

60“”Vida de Simone Weil” Simone Pétrement.

61“El eclipse de la moral. Un no rotundo al mundo brutalizado de hoy.” Heleno Saña.

62“Manifiesto para la recuperación de la cabra catalana y la revolución integral”.

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