Arte y apostasía

iglesiaUna vez dentro de la Casa de América, ubicada en Plaza de la Cibeles de Madrid, España, Rocío Boliver pasó al frente de la sala para expresar lo afortunada que se sentía por haber sido invitada para representar a México como «embajadora de la buena voluntad». Con el micrófono abierto, dijo traer consigo un regalo que había tenido que esconder en su cuerpo para poder pasar la aduana, lo cual creó mayor expectación entre los asistentes. Se paró entre la mesa y el público para después comenzar a desabrocharse el pantalón. Una vez desnuda de la cintura a los tobillos, se sentó y abrió las piernas: podía verse el pequeño bulto que se hallaba dentro de la vagina. Éste, poco a poco, fue sacado del interior cuando la «embajadora de la buena voluntad» jaló meticulosamente con sus dedos dos hilillos que pendían entre sus piernas y traían amarrando al bulto. Finalmente éste salió por completo. La figurilla que venía dentro apenas era perceptible. Se trataba de un niño Jesús que venía envuelto en un preservativo. Una vez que la «embajadora» tuvo entre sus manos a la imagen de yeso, la despojó lentamente del látex. «Esto que traigo aquí…», comenzó a decir la «embajadora» recorriendo con su mirada a una concurrencia enmudecida, «…lo olvidaron en mi país hace varios años y ha causado muchos estragos, así que yo he pensado que lo mejor es regresarlo a su lugar de origen. Y no sólo ha causado estragos en mi país, sino también en varios países hermanos. Así que quiero dárselos y pedirles…», se detuvo un momento para luego continuar con un aire de ironía, «…que lo guarden y que no lo anden dejando olvidando por todos lados, porque realmente causa muchos conflictos». Con la figura religiosa en la mano derecha y moviéndola de una lado a otro, instó a que alguien del público, quien fuera, pasara a recogerla. Al no obtener respuesta soltó una última frase: «Aquí está, si alguien gusta llevárselo aquí lo tenéis». Y lo lanzó al aire. El pequeño niño Jesús quedó despedazado en el suelo. Lo que vino después fue la expulsión de la «embajadora», no sin antes recordarle que a partir de ese momento sería considerada como una persona non grata en aquella institución.

Después de leer la crónica de este performance que la Congelada de Uva, como mejor se le conoce a Rocío Boliver, escenificara con delirante creatividad y encomiable arrojo en 2007, en la Casa de América -aunque como escenario se hubiera antojado más la Catedral de la Almudena de Madrid, digamos justo enfrente de la capilla de Josemaría Escrivá de Balaguer-, es casi inevitable no pensar en el reciente caso del grupo de punk ruso Pussy Riot, cuyas integrantes fueron acusadas en su país de «incitar el odio religioso» luego de realizar una performance en la catedral de Cristo Redentor de Moscú en febrero del año pasado, pues en ambas performances se trata de evidentes manifestaciones anticlericales.

Pero podemos ir algunas décadas atrás para recordar una de las «puestas artísticas» más extraordinarios de agitación y repudio en contra de la Iglesia católica, cuando el 9 de abril de 1950, Michel Mourre, ataviado como monje dominico llegó hasta el pulpito de la iglesia de Notre-Dame de París y en plena misa de Pascua lanzó un anti-sermón plagado de blasfemias -del tipo «en favor de un cielo vacío; yo acuso a la Iglesia católica de estafadora; yo acuso a la Iglesia Católica de infectar el mundo con su moral muerta»- en el que se anunciaba la muerte de Dios. Este discurso que había sido escrito por Serge Berna, y que habían presenciado con sobrecogimiento tanto los feligreses presentes en Notre Dame como los que seguían la celebración religiosa por televisión, se convirtió en un escándalo que le dio un verdadero sentido de radicalidad al grupo que se hallaba detrás de esta acción: el Movimiento Letrista.

Este mismo año el Movimiento Letrista amplió la capacidad de sus actividades gracias a que al grupo se sumaron Jean-Louis Brau, Gil Joseph Wolman y Maurice Lemaître. Guy-Ernest Debord llegaría en 1951, un año después. Sin embargo, para finales de 1953 tanto Brau como Wolman y Debord habían cortado ya toda relación con Isidore Isou, quien, junto a Gabriel Pomerand, habían sido los impulsores intelectuales de este vanguardista y sedicioso movimiento artístico. Posteriormente, vendrían otras rupturas dentro del Movimiento que llevarán a la creación de la Internacional Letrista (IL) y los Ultralestristas. En 1957, Guy Debord al lado de Michèle Bernstein, Raoul Vaneigem y otros, formarán la Internacional Situacionista (IS), grupo que se convertirá en un referente para muchos artistas a nivel internacional, incluso en nuestros días, aunque especialmente para los exponentes del happening y del performance. Influencia que, por cierto, puede intuirse tanto en la Congelada de Uva como en las Pussy Riot.

Ricardo García López
http://www.nodo50.org/tierraylibertad/5articulo.html
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