¿Qué es eso de ‘la voracidad de los mercados’?

CrisisEsta mañana me he acercado al surtidor de carburante. El número de litros que puedo pagar con la cantidad de siempre ha descendido tanto, y con tanta rapidez, que me parece un acto absurdo retenerla en mi memoria. Me limito a jugar a cerrar los ojos (la consciencia, cerrarla, me resulta imposible desde hace mucho, mucho tiempo) y hacer como que adivino el número que aparece en el contador cuando, de vez en cuando, los abro. Me queda eso o agriarme la mañana y el día. Hoy no he acertado más que un par de veces. El motivo: mi pensamiento no acaba de interiorizar esa relación entre cantidades y euros que alguien, sin rostro, se lleva de mi tarjeta a otro lugar, intangible, pero donde se acumulan las riquezas (del proveedor) y las pobrezas (de nosotros, los atrapados por el sistema, enganchados como yonquis al uso de un habitáculo con ruedas que nos desplaza de un lado a otro, en hileras atascadas). Al ir a depositar la manguera, reparo en que tiene absolutamente forma de revólver, de arma, una pistola que nos está matando, lenta y colectivamente.

No sé si existen las casualidades. Tampoco es lo importante en estos días pintados de gris oscuro por manos ajenas a las mías, a las nuestras, pero la radio repite, estribillo requetecantado y no por ello menos hiriente, que “los mercados necesitan”, “la voracidad de los mercados”, “para que los mercados reaccionen y satisfagan sus necesidades”…

LOS MERCADOS. Por un momento, imagino que si me acompañase un niño pequeño, tras escuchar la canción de la voracidad de los mercados, me preguntaría consternado si los mercados son un grupo de monstruos, como algunos de esos juguetes con los que se entretienen en esa fase de su vida, la infancia, que precede, desde un anestesia inducida por los adultos que los tienen a su cargo, a un “resto” de la vida que les aguarda con una voraz ansia: derrotar su esperanza y hacerles víctimas de un sistema inmoralmente voraz.

LOS MERCADOS. Al volver a escuchar la palabra, mi indignación despierta. Los mercados no tienen rostro, nombre, no son tangibles, son el elemento ideal y óptimo para canalizar la serie de despropósitos que los poderosos y la banca, sometiendo ahora a la devaluada clase política, están cometiendo y realizando sobre “la masa”, nosotros, nuestra progresiva miseria, nuestra desesperanza y nuestra hambruna (cada vez menos metafórica y más real). LOS MERCADOS. Eufemismo y diana fácil para que el pueblo llano (el pueblo mísero y desposeído de identidad, diría yo, nosotros) crea que el culpable, los causantes, de su situación, que ha pasado repentinamente de una alegría y espejismo económico gigante a la más cruda ausencia de crédito y trabajo, son LOS MERCADOS. Nadie sabe quiénes son, dónde están, así que, los poderosos confían, no podremos hacer nada contra ellos. Cualquier locura, “medidas económicas”, les llaman, que se nos imponga, se hace por que “los mercados” lo demandan. Y nosotros, a tragar, mientras podamos, porque pronto no tendremos ni siquiera boca con la que tragar.


Mientras, el terrorismo mediático, una de las armas con las que LOS MERCADOS intentan entretener a su víctimas, NOSOTROS, para evitar su despertar, sus preguntas y sus reacciones, se empeña en separar noticias relacionadas, que nos harían comprender que las reservas federales, bancas globales y otros ladrones, oficialmente aceptados, se auto-prestan cantidades ingentes de dinero, con unos intereses y beneficios desorbitados, se inyectan fondos que se intercambian y se devolverán a nuestra costa, con el argumento de que “las medidas se llevarán a cabo para pagar una deuda que era necesaria para levantar la cabeza”. Noticias e información como las que procuran no airear en exceso. Un ejemplo:

Las finanzas mundiales están, según un estudio realizado por el instituto Federal de Suiza, en las manos de únicamente 147 grandes empresas, RELACIONADAS SOSPECHOSAMENTE ENTRE SÍ, encabezadas por BARCLAYS, seguida de CAPITAL GROUP,  JP MORGAN CHASE & CO (recordemos que la Reserva Federal luchó por evitar que se supiese que esta entidad había otorgado, en 2011 y por procedimientos ilegales, 16 billones de dólares a instituciones financieras importantes americanas y  bancos extranjeros. Su aparente “generosidad, rubricada con una tasa de interés de 0%, con lo que no se ha pagado prácticamente nada de esta deuda, se desglosa en: 2,5 billones a Citigroup, 2,04 billones a Morgan Stanley y 1,3 billones al Bank of America.; 868 mil millones a Barclay PLC del Reino Unido y 354 mil millones al DEUTSCHE BANK en Alemania) , MERYLL LYNCH, DEUTSCHE BANK (que “entre el maremágnum de la crisis, ha ganado la pobre cifra de un 87.5% más en relación a años anteriores), CREDIT SUISSE (la Reserva Federal de América compró una gran cantidad de titulizaciones hipotecarias a la aseguradora AIG en el peor momento de la crisis financiera y, curiosamente, las vendía en su totalidad, a finales del febrero pasado, con lo que el retorno de la inversión fue, sospechosa y lógicamente,  “muy positivo”. Las ventas de ese portafolio fueron de19,500 millones de dólares. Lo más curioso, y predecible, a estas alturas, es que fueron vendidas a GOLDMAN SACHS y CREDIT SUISSE, quienes las están vendiendo, re-vendiendo, a…a la propia AIG, un tejemaneje facilísimo y de increíble magnitud que está siendo ocultado, mayormente por la Reserva Federal y la banca europea, al pueblo llano, el que se debate entre el paro y el hambre) y un etc. de líneas doradas hasta alcanzar las 147.

Pura María García
Enlace del artículo: http://lamoscaroja.wordpress.com/
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