La Izquierda del No Cambio y el Gerontocapitalismo

La recomendable entrevista a Andrés Piqueras «Hemos llegado a un punto de extenuación del capitalismo. – Kritica» a la cuál nos referiremos da cuenta de la buena salud de la politología tanto en este reino bananero como en el orbe en general. Cuanto coco. Recomendamos su lectura, donde hace una radiografía bastante exacta de lo que representamos en nuestra sociedad desde un punto de vista productivo y por qué cada vez valemos menos, tanto en términos económicos como humanos y sus causas.

En el gerontocapitalismo los recursos humanos son piezas que se desvalorizan a una velocidad increíble por varios mecanismos:

1) a través de la reducción del valor de las mercancías que necesitamos para reproducir nuestra fuerza de trabajo …

2) mediante innovaciones técnicas o nuevos métodos de organización del trabajo, que hacen inútiles funciones previamente ejercidas y que descartan fuerza de trabajo …

3) con el desplazamiento de la fuerza de trabajo a tareas de nivel inferior, que le hacen perder valor (tu tiempo de cualificación no cuenta o cuenta menos);

4) a través de la reducción del número de años para la formación de la fuerza de trabajo, a través de sucesivas reformas educativas, con miras a tener titulados/as en menos años, o distintos niveles de titulados/as, más baratos/as. La inflación de titulados/as abarata el precio medio.

…Se abolen cualificaciones y oficios específicos. Con ello, no se reconocen las cualificaciones ni la experiencia acumulada.

Además, a todo esto hay que sumar pérdida de capacidad de reproducción de nuestra fuerza de trabajo debido a la extenuación del trabajo no pagado …. Esto afecta de manera fundamental a las familias, que en gran medida es casi lo mismo que decir, a las mujeres…

Se le olvidó el ejército de reserva trasnacional en forma de migrantes.

Nos pone en guardia, nos llama a la acción, y al hacerlo miramos a nuestro alrededor a ver quién queda vivx para sostener la lucha contra las presiones nulificadoras. Nos deja un agrio sabor de boca el comprobar el estado de salud de  de una izquierda, reflejo de los males que asolan la sociedad. Conducida por el «sálvese quien pueda», controlada por trepas, empujada al circo electoralista y acosada por la infame represión no quedan muchxs a los que se les pueda llamar compañerxs. Se entretiene en cabildeos y puñaladas traperas asegurando el mantenimiento del régimen. Un cerrojo operativo del cual no puede salir. Ojo, es una tendencia internacional así que las premisas son válidas en cualquier país.

A groso modo esta es nuestra izquierda

Los socialistas, institucionalistas, son los funcionarios que hacen que el aparato estatal funcione. Eunucos más que Mandarines, ya que han perdido la potencia. Ellos controlan los despachos, copan puestos, cargos, profesorado y subvenciones. Mantienen lo que queda del sistema gracias a la correcta administración, es decir, de redirigir nuestros impuestos hacia el IBEX por medio de conciertos, contratos y rescates. El Estado de Bienestar dicen. ¿Por cuanto tiempo? Como indica el artículo la clase media desaparece por la pérdida de valor de las personas los recursos humanos, declinan los servicios y nosotros también como subproducto, convirtiéndonos en residuo.

Los comunistas se dividen en dos grupos: ya funcionarios o aspirantes a funcionarios, su propuesta no va más allá. Encandilados como polillas por las luces de los despachos buscan su espacio entre las instituciones. Cuestión de grado no se diferencian de los socialistas más que en la amplitud de la nacionalización de empresas. Esto les entronca con múltiples corrientes nacionalistas que nada tienen de socialistas y si de control social, lo que explica muchas cosas. Que nadie se haga ilusiones, el núcleo duro de su teoría es el desarrollo del capitalismo de estado, desarrollar las fuerzas productivas hasta un nivel que permita generar un sistema superior. Todo a favor del pueblo, pero un politbureau sin el pueblo. Llevan inserto en el ADN la semilla de su destrucción, los valores del capitalismo: «competencia, individualismo, aceptación o naturalización de la jerarquía, la desigualdad, la exclusión, la explotación…». Así pues todos quieren su parte del pastel intentando molestar al mínimo al capital…para dominarlo dicen.

Los anarquistas, derrotados, nos hemos separado de nuestra vocación transformadora y desconectado de la sociedad. Por otra parte lógico. A pesar de las inmensas bolsas de desheredadxs y desfavorecidxs por el sistema no somos capaces de desarrollar proyectos comunes -salvo honorables excepciones-, fuera de grupos de afinidad, cada vez menos y menos numerosas, cada vez más vacíos. Ni contrapoder, ni contracultura, ni economía colaborativa, ni expropiaciones. Y algo más, una falta de debate fluido, en medio de la era de las redes sociales, que no hace más que ahondar en la desunión; pollos sin cabeza. Tal vez no comulguemos con las jerarquías, pero de competencia, individualismo, desigualdad y exclusión sabemos un rato.

De esta falta de proyectos y trabajo contra un enemigo común, el premio de los despachos y la constante represión del poder establecido tanto mediática como económica, judicial y policial provienen los males que azotan la sociedad y al ala izquierda. Tanto que ni ellos mismos se reconocen.

Descomponerse es separarse. Nos descomponemos sin remedio. Asistimos a la putrefacción del PSOE que viene de por lo menos la renuncia al marxismo, o a la de los comunistas que empezó con los pactos de la Moncloa; crisis que arrastró al anarcosindicalismo y lo cercenó en 1984. Pero la crisis del 2008 generó una serie de experimentos, como Potemos en 2014, mutado en Unidos Potemos. Su recorrido ha sido corto, ni 5 años. No hace falta entrar en detalles: RIP, RIP, RIP. Tan descompuestos que las marcas ya no representan ideologías, sino actores políticos. Partidos prácticamente unipersonales. Los sindicatos fueron sustituidos por bufetes de abogados y las organizaciones sociales por ONGs. Pero avancemos.

La Izquierda del No Cambio

Para corregir la situación el autor propone «Buscar estructuras políticas, sindicales, vecinales, movimientistas, que vayan a la raíz de las cosas, que desafíen al capital desde sus propias bases», y si no crearlas para volver a dar valor a los individuos. ¿Más? ¿Algún otro experimento? ¿Otra escisión? Ya las hemos encontrado y mira lo que hemos hecho. Las bases del capitalismo se han estudiado pero no se han querido poner en práctica las soluciones. Es algo que no se ha querido corregir, un problema deliberado de los intereses particulares.

El capitalismo se basa en dos pilares: propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado. Lo cual implica otros dos fenómenos: dinero y jerarquía. Da igual que sea causa o consecuencia, una vez establecida la jerarquía domina, y cuando lo hace comienza la acumulación. Y viceversa, la acumulación produce jerarquía: «Lo que pasa es que los valores que el metabolismo social capitalista secreta para sus células o individuos, son los propios de sus reglas de funcionamiento». Una crítica eliminada de los manuales de formación cuadro socialistas desde hace 200 años en que los parlamentaristas se separaron de los libertarios.

Todos esos políticos, politólogos, escritores, analistas, periodistas, líderes y grandes personalidades, hijos de …su tiempo, están de acuerdo con estos análisis, escriben como Andrés sesudos libros que lo explican; tochos tochos mira Gramsci. Lo llevan en la piel (en la epidermis o superestructura en términos clásicos). Pero son portadores del cáncer capitalista. Por eso condenados a repetir los mismos errores que siempre han cometido otros como ellos. Una y otra vez. Solo que ya no hay tiempo para más errores con la crisis ecológica en ciernes.

Saben que el verdadero cambio origen de la revolución, el cambio de valores personales que puede cambiar la lógica de nuestro tiempo, la lógica del sentido común, es una oposición a estos valores, es practicar sus contrarios, pero se niegan sistemáticamente a practicarlos: «cooperación, solidaridad, igualdad, aprecio por la diferencia»…Pero no es suficiente.

Saben que el cambio estructural se produce mediante la propiedad común de los medios de producción, que elimina el salario per se y el empleo de los humanos como recursos explotables. Pero tampoco es suficiente.

Saben que hay que eliminar a demás las jerarquías para poder distribuir y evitar acumular. Saben mucho pero no están dispuestos a cambiar nada.

Así que bueno chicxs, nos vemos en la próxima crisis esperando que a mi también me den un despachito; con ventana, a poder ser. Así podré ver entre humos, el calor del asfalto, la sombra de los rascacielos y el arrullo de los claxons la descomposición del sistema reflejado en la putrefacción de la vida.

Salud! PHkl/tctca

Fuente – http://tarcoteca.blogspot.com/2019/01/la-izquierda-del-no-cambio-y.html 

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