Sobre el sabotaje al capital y el «desabasto» en Oaxaca

Últimamente se ha hablado mucho sobre el desabasto y las terribles pérdidas económicas que los bloqueos en apoyo al magisterio y contra las reformas estructurales han generado. Los medios nos advierten que pronto faltará la comida y los insumos más básicos. Todo esto me ha llevado a pensar en el problema del desabasto.

El capitalismo es un sistema muy extraño. Antes, el desabasto era producto de alguna catástrofe natural que hacía que la tierra no produjera como se esperara, fuera una sequía, plagas, nevadas, granizo o cosa similar. Entonces, cuando había desabasto en la casa era porque había desabasto en la tierra. El capitalismo es el único sistema en que puede haber desabasto en las casas justo porque las bodegas están demasiado llenas de todo lo que falta. Los paros técnicos, que nos “descansen” en el trabajo, es justamente esto. No podemos llevar comida a nuestra casa, no porque no haya, si no porque hay tanta en las bodegas que la patronal no logra vender que se ve forzada a recortarnos horas de trabajo para mantener sus tasas de ganancia.

En este sentido, el problema del llamado desabasto en Oaxaca, parece ser, igualmente, más bien un problema de distribución.  Como se ha mostrado en redes sociales, todos los comercios que no dependen del gran aparato de repartición transnacional de trabajo y mercancías como los mercados no tienen ningún problema de distribución. Los que hablan de desabasto son los grandes supermercados e industrias que dependen de las mercancías trasnacionales. Si es que hay un problema de desabasto real, más que mostrar lo pernicioso de los bloqueos, subraya lo pernicioso de un modo de producción y distribución cuyo único interés es el desarrollo y aumento progresivo del capital, de las ganancias de los grandes capitalistas, y es capaz de sacrificar en nombre de ésta a todo el mundo. Si el problema es de distribución, se resuelve dependiendo menos de las mercancías trasnacionales y favoreciendo la producción, la distribución y el intercambio locales. Si lo que falta son Sabritas y no comida, el problema se resuelve, comiendo lo que producimos localmente y no Sabritas. Y esto sin hablar por ahora del daño ambiental que genera depender de mercancías que tienen que traerse de tan lejos y deben viajar tanto para llegar finalmente a nuestras manos.

Por otro lado, a los capitalistas no les tiembla la mano para “tirar la toalla” cuando sus negocios ya no reportan las ganancias que ellos esperan y llevar sus capitales a otros giros; aunque en este movimiento dejen en el desabasto parcial o total. Incluso, más de una ocasión los capitalistas han usado los cierres incluso como medidas de presión política, generando desabasto. En cualquier caso, si el problema no es sólo de distribución, si no de producción la solución tampoco es lejana.

En Venezuela y en Grecia hemos visto ejemplos de qué hacer en estos casos. Si los patrones cierran el negocio apelando a que no es redituable, eso no quiere decir que lo que ahí se produce no siga haciendo falta. Aquí entra en vigor la vieja consigna “fabrica cerrada, fábrica ocupada”. Si ellos generan desabasto cerrando, no hay problema, nosotros podemos volver a abrir, a fin de cuenta nosotros somos quienes mantenemos estos negocios funcionando mientras la patronal sólo se lleva las ganancias.

Finalmente, habrán pequeños propietarios y trabajadores a los que el gran capital quiera hacer pagar la cuenta de sus pérdidas, buscando volverlos en contra del pueblo que lucha, haciéndolo parecer responsable de las miserias que el capital les impone. Camioneros, dueños de misceláneas y dependientes no son nuestros enemigos. Aunque el capital quiera hacer que ellos paguen el precio de las protestas, lo mejor en este caso es hacer lo que el Estado y el capital no pueden, en vez de señalarles culpables, ofrecerles soluciones. Buscar nuevas formas de que puedan cooperar en una nueva forma de relaciones sociales que les permita satisfacer sus necesidades.  Con comedores comunitarios, brigadas de apoyo, socialización de los productos y colectivización de la producción podremos darles su lugar.

No hay que perder la vista, los bloqueos sirven como una medida de sabotaje contra el capital trasnacional, y en este sentido están funcionando. Pero no basta con golpear al capital, es necesario ir construyendo una nueva economía que no tenga por único fin la ganancia si no el bienestar y desarrollo integrales de todo el medio ambiente, incluidos los seres humanos que de él participamos. El sabotaje y el desbasto son ocasiones para demostrar que no sólo hay formas de contraatacar al capital, si no que hay mejores formas de organizar la vida comunitaria.

Los bloqueos golpean al capital, la ocupación, la autogestión y la autonomía destruyen su fundamento.

Publicado el 13 de Julio de 2016 en:

http://rupturacolectiva.com/sobre-el-sabotaje-al-capital-y-el-desabasto-en-oaxaca/

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