“El fenómeno de la vida como un todo quiere decir, precisamente que el acto de vivir precede a la explicación de los orígenes de la vida sobre la tierra. Que el conocer precede a la comprensión del conocer visto como mecanismo biológico y neuronal. Que la experiencia vivida es la base misma de la exploración científica de la conciencia.”
Tomado del libro “El Fenómeno de la vida” de Francisco Varela
Las ciencias cognitivas predominantes parten de la presunción de que nuestra conducta inteligente tiene la aptitud para “representar” el mundo de una manera dada, mediante la presencia de un agente cognitivo o un “yo”, para ello recurren a metáforas computacionales que operan sobre símbolos con un valor semántico.
La mayoría de los estudios sobre el procesamiento de la información, en la forma antes descrita, se hacían con organismos anestesiados, con un ámbito interno y externo bastante simplificado, en cambio cuando se realizaron sobre organismos despiertos y en entonos sensoriales mas naturales, sus respuestas que parecían estereotipadas se volvían altamente dependientes del contexto, lo que llevo a neurocientificos a estudiar las neuronas como grandes conjuntos que aparecen y desaparecen a través de interacciones cooperativas y altamente distribuidas, esto se conoce como conexionismo y se diferencia del procesamiento de símbolos en que no hay reglas secuenciales, sino desde componentes simples que operan en su ámbito local (un grupo de neuronas) pero como el sistema es una red, hay una cooperación global que emerge cuando se da cierta sincronía, esto se conoce como propiedades emergentes, e implica que no se requiere un agente de procesamiento central o un “yo”, sin embargo en nuestra experiencia cotidiana poseemos tal noción.
Esta crisis de las ciencias cognitivas en que la forma del funcionamiento del cerebro se contrapone a nuestra experiencia cotidiana, provoca un problema el descubrimiento meramente teórico de la ausencia de un “yo” que conduce a diversos nihilismos posmodernos, debido a que la ciencia tiene el poder de manipular las cosas pero no puede comprender como las vivimos. La falta de “corporización de dicho descubrimiento conduce a negar el “yo” sin poder desprendernos de la tendencia afectiva a apegarnos a la experiencia de tener algo como un “yo” , es básicamente el dilema Nietzscheano presentado en “La voluntad de poder”, en que la existencia se vuelve insostenible cuando se apela a los valores, hasta el momento aceptados, pero sin embargo los conservamos, tal vez una forma simplificada pero bastante grafica para señalar este punto es como la cultura neoliberal que abraza este tipo de nihilismo es capaz de tener como figura de Marketing a un Papa o un presidente “austero”.
La pregunta entonces que surge es, si no hay algo como un “yo” ¿Cómo podemos estar seguros de hallar el mundo en forma correcta?, después de todo definimos el mundo como el no-yo a grandes rasgos, pero si el “yo” ya no es un punto de referencia, significa que la idea de que podamos representarnos fidedignamente un mundo externo se vuelve dificultosa, como entonces podemos solucionar este dilema sin incurrir en burdos idealismos filosóficos y a la vez no intentar enarbolar un realismo cognitivo algo ingenuo, que a esta altura parece difícil de sostener, es lo que intenta establecer el neurobiólogo Francisco Varela mediante una “vía intermedia” a esta contradicción mediante un enfoque en que la ciencia y la experiencia consciente, no necesariamente sean irreconciliables, con el fin de “corporizar” lo que hasta ahora se nos escabulle en la teoría.
Las ciencias cognitivas, aun en sus versiones “emergentistas”, se mantienen comprometidas con la idea de que las interacciones neuronales soportan representaciones del medio ambiente, a pesar de que la misma idea de “emergencia” cada vez la lleva más hacia un callejón sin salida. La alternativa propuesta por Varela sugiere no estudiar los sistemas cognitivos como una forma de input y output, sino desde la perspectiva de que sean sistemas con “clausura operacional”, en estos sistemas sus diferentes procesos son resultado de esos mismos procesos, es decir es una circularidad referida a sí misma, tal como células que se dividen en mas células producto de las mismas operaciones de esas células.
Estos sistemas autónomos se definen por sus propias operaciones internas estableciendo una estructura autoorganizativa, que en vez de representar un mundo externo independiente, establecen un grupo de distinciónes que es inseparable de la propia estructura encarnada del sistema cognitivo, es decir, se elimina el dilema cartesiano de mente-cuerpo, por el de una mente que emerge de una acción encarnada, de un organismo total con la que se recrea en forma circular. Esta idea algo confusa se puede simplificar si comprendemos que somos organismos insertados ecológicamente y que no es posible romper la circularidad entre el observador y aquello que observa.
Varela investigo ampliamente el tema de la percepción del color llegando a la conclusión, mediante el análisis de diversos experimentos (cromas organizados como pares contrarios, la diferencia de señales y densidad de receptores, la formación de colores focales como morado y naranjo, sinestesias, personas que por accidente pierden la sensibilidad al color cambiando significativamente su percepción de la realidad, la forma de ordenar el espectro cromático entre distintas culturas, etc.) que ponían de manifiesto que no representamos en nuestra mente las propiedades físicas “objetivas” que deberían surgir por ejemplo de la reflactancia de un objeto, más bien la experiencia que tenemos del color emerge de un complejo trasfondo de operaciones autónomas del organismo de la red distrubuida y cooperativa a nivel neuronal antes mencionada en interacción con procesos perceptuales y cognitivos propios de la especie y otros directamente relacionados con la cultura de cada grupo tanto en aspectos lingüísticos como sociales.
¿Qué significa en concreto todo esto? El dilema naturaleza-cultura no es tal y la “frontera” aparente de esa dualidad es nuestra experiencia consciente, por lo que el estudio del funcionamiento de la experiencia es vital para poder comprender la organización social jerarquizada a través de los estados y reproducida económicamente a través del capitalismo. La perdida de referentes internos y externos permite desplegar la lógica de la competencia bestial al más puro estilo Hobbesiano, pero como este nihilismo (Al que el mismo Nietzsche intento aunque en forma poco clara superar en su idea del nihilismo positivo como una forma de volver al “origen” derrumbando los valores del viejo orden como por ejemplo la metafísica propia del cristianismo) aún conserva la necesidad de apego psicológico por lo que es fácil hacerlo dócil a la estructura jerarquizada y la división de clases que implica el estado.
Tanto el nihilismo como la fenomenología fracasaron en su intento de comprender plenamente la experiencia consciente, por ser tentativas meramente teoricas y no poder “corporizar” la experiencia de vivir como un conocer, desde donde fundar una ética nueva, frente a esto Varela plantea el dilema de esta manera:
Posición de la gallina: El mundo exterior posee leyes fijas y antecede a la imagen que podemos representarnos, a través de nuestro sistema cognitivo que intenta hacerlo lo más eficientemente (sea mediante símbolos o por propiedades emergentes)
Posición del huevo: El sistema cognitivo crea el mundo y su aparente solidez solo refleja las leyes de funcionamiento interno del organismo.
La posición de Varela, a raíz de las investigaciones del color, nos muestra que los colores no están ahí afuera, al margen de nuestra aptitud perceptual y cognitiva, y que tampoco están ahí dentro al margen del entorno biológico y cultural, lo que lo lleva a plantear la idea del funcionamiento de la mente, de nuestra cognición como “acción corporizada”. Esta idea denominada conocimiento enactivo se basa en dos ideas centrales: La cognición depende de nuestras aptitudes sensorias motrices y que dichas aptitudes están están insertas dentro de un contexto social, biológico y cultural más extenso. Entonces la idea es que la percepción es acción guiada perceptivamente y que la mente emerge de la recurrencia de este proceso en la historia del organismo.
Al corporizar la cogninicion de esta manera no podemos separarla de una perspectiva evolutiva que nos enfrenta al argumento neodarwinista, en que los organismos se adaptan a un entorno pre-dado en que sobreviven los mas “aptos” para este proceso, es básicamente la misma idea del realismo cognitivo, donde seria relevante, que tan “óptimamente” nos representaríamos un entorno fijo en comparación con los demas, lo que grafica la estrecha relación entre el neodarwinismo y las ciencias cognitivas, y como nos conducen a la idea del hombre unidimensionalizado en términos de dominación-sumisión y competencia.
El neodarwinismo podría asumir una posición como la de Varela estableciendo que los mecanismos de “selección natural”, son simplemente satisfechos por nuestra organización cognitiva corporizada, sin embargo esta idea de “optimización” presenta varios problemas que se pueden detallar rápidamente:
-La pleitropia muestra que es inverosímil la optimizacion de un gen ya que tienen múltiples funciones y solo cobran sentido en relación a otros, siendo moléculas inertes por si solas.
-La discontinuidad del registro fósil implican reorganizaciones globales y complejas de carácter cooperativo e intercambios genéticos que suceden incluso en ausencia de toda selección
– La embriología muestra que los procesos por los que se forman las estructuras son tan importantes como las estructura (La misma idea de autonomía, autoorganización y clausura operacional aplicada al sistema nervioso y que Varela también extendió al sistema inmune, disconforme con las metáforas militaristas existentes al respecto)
-La estasis muestra que el criterio de permanencia de una especie es mucho más adecuado que la idea de incremento de reproducción, como aparece en la idea de selección natural. Hay organismos que han permanecido prácticamente iguales durante millones de años como las salamandras y el caso de los microorganismos que constantemente sufren cambios genéticos.
Bajo estos argumentos y evidencias las ideas de gradualidad y una adaptación optima ceden ante una idea general de “sincronización” activa entre las características internas del organismos y el entorno, en forma de una relación de circularidad en que hay una mutua recreación entre los organismos y su nicho ecológico, para esta idea Varela desarrollo el concepto de “acoplamiento estructural”, que opera por la idea de “Deriva natural” en contraste a la idea de optimización de la adaptación del organismo al entorno bajo precisiones de selección natural y reproducción, esta idea de deriva natural implica que la fuente de novedad en la evolución es la estructura interna de los organismos que puede sufrir perturbaciones por el entorno, que a su vez es recreado por los organismos, como si al apretar un globo con mis manos provocara cambios en su forma sin reventarlo a la vez que me hace modificar la postura de mis manos. De esta forma la selección más que fuente de novedad es solo un criterio a satisfacer, si es que las perturbaciones logran romper el acoplamiento estructural y coherencia interna del organismo, lo que nos conduce a hablar de viabilidad del acoplamiento estructural más que de “adaptación optima”
Si dimos este recorrido por las implicaciones evolutivas, es porque la teoría predominante de la evolución se usa frecuentemente como analogía de teorías sociales, cognitivas e incluso morales, que intentan justificar la jerarquización social y económica como una realidad naturalizada fundada en los mas “aptos”, sin embargo la idea de acoplamiento estructural y deriva natural pone de manifiesto que las especies más que competir coevolucionan juntas en forma cooperativa, como el fenómeno de la luz ultravioleta entre abejas y flores (Las abejas pueden detectar señales ultravioleta y las flores emiten estas señales, ¿Qué fue primero el huevo o la gallina?) y si es que la abeja se topara con una flor carnívora esto corresponde a un fenómeno de “borde” y no al mecanismo central de la evolución.
Hasta ahora hemos visto como las ciencias cognitivas tendrían que desprenderse tanto de la idea de un “yo” como de un mundo “pre-dado” por una via intermedia como el conocimiento enactivo, con el fin de superar el nihilismo posnietzschiano y las implicaciones éticas que fundan la justificación tanto ideologica como afectiva de la organización social jerarquizada del estado como monopolio de la violencia y la moral y la competencia sin cuartel y acumulación depredadora del capitalismo, vimos como el neodarwinismo es un homologo de estas teorías cognitivas, ya que ambas asumen un mundo pre-dado que habría que conquistar de la forma más eficiente (La mayoría de los modelos cognitivos computacionales y emergentistas representaciones se abocan a tareas muy especificas y muy funcionales al productivismo, que a la plena comprensión de la experiencia humana, lo que grafica la impotencia de la psiquiatría biologicista y de las psicoterapias enfocadas de esta forma para que las personas puedan desarrollarse plenamente). Hecho ese breve resumen y explicando muy sintéticamente la idea del conocimiento enactivo, que pretende superar la dicotomía subjetivo-objetivo, es necesario pasar a examinar dos puntos, ¿Qué ética se desprende de dicho enfoque y como esta puede no solo ser una teoría sino que pueda tener un enfoque pragmático que permita su efectiva “corporizacion” tal como la teoría propone?.
Varela reconoce en la filosofía budista, particularmente en una tradición llamada presencia plena/consciencia abierta, un enfoque pragmático y disciplinado adecuado para corporizar este descentramiento del “yo” y la falta de fundamentos externos de un mundo pre-dado, esta tradición es la que llega a Japón a convertirse en el pensamiento zen que es más conocido en occidente. La valoración que tiene este enfoque para nosotros reside en que mas allá de la religión organizada, la sacralización y su liturgia, nos encontramos con una práctica psicofisiologica centrada en una muy atenta autobservación del cuerpo y los procesos mentales que tiene miles de años, por lo que no deberíamos descartarla a priori y si examinarla en forma crítica, ya que tampoco conocemos la existencia de algo semejante en la filosofía occidental. Su mayor representante fue el filósofo Nagarjuna cuyas ideas se pueden resumir más o menos así:
– – Si los sujetos y objetos son entidades independientes no dependen de ninguna clase de relación.
– -En la experiencia habitual no encontramos cosas así, si bien los organismos vivos tienen autonomía y autorganización están insertos dentro de un nicho ecológico con el que están mutuamente implicados y la distinción necesariamente la tiene que hacer otro observador.
– – De esta forma todo estaría “vacio” de existencia independiente respaldando la experiencia del origen codependiente.
Nuestra experiencia implicaría que lo que distinguimos como “yo” y entorno, es más bien un proceso en constante cambio y que cuando dejamos de manifestar una presencia plena/consciencia abierta dejamos de percibir dicho movimiento, apegándonos a una imagen estática. Nagarjuna menciona dos dominios distintos uno relativo donde establecemos distinciones como “esto es una silla” y otro domino absoluto donde hay un origen codependiente que esta vacio, esto no debe confundirse con una teoría metafísica ya que corresponde a la experiencia práctica de la presencia plena/consciencia abierta al observar sus propios procesos corporales-mentales mediante una atención adiestrada, en que la libertad es vivir y actuar en forma alerta en el mundo cotidiano, ser consciente de los condicionamientos, apegos,etc .
La falta de fundamento en esta filosofía y práctica de la presencia plena/consciencia abierta no contiene el sentido negativo que tiene para la cultura occidental y se la ve como una forma de transformación, en que al reconocerse un origen co-dependiente se reconoce la interdependencia entre formas, que a su vez poseen características de autonomía viva, por lo que se funda una ética que ellos denominan “compasión” (distinto al sentido jerarquizado de este término en la metafísica cristiana que Nietzsche tanto criticó) esto es la empatía, en la forma de conocimiento enactivo que propone Varela, una capacidad presente también en primates y delfines y que permite el reconocimiento de los estados afectivos en los demás, es lo que he definido como una individualidad interdependiente, en que para expresarnos plenamente los demás también tienen que poder hacerlo debido al origen co-dependiente, lo contrario son fragmentaciones que se expresan en forma colectiva como sucede con el apego a la autoridad, la patria, el grupo, la competencia virulenta, el afán de acumular, etc.
Las fragmentaciones recién mencionadas son las que en términos experienciales hacen posible los estados y el capitalismo, son la concretización del individuo hobbesiano una especie de homo economicus propio del capitalismo y las sociedades jerarquizadas basadas en los estados, tanto Malatesta con su concepto de solidaridad, que intentaba superar el cientificismo de carácter mecanicista y positivista de la idea de apoyo mutuo de Kropotkin, desde una perspectiva ética, que destaca la dimensión social del lenguaje, son conceptos que tienden a graficar una idea similar, pero que carecían de un enfoque pragmático para cultivar dicha tendencia, sin embargo constituyen los más altos esfuerzos basados en la filosofía y ciencia de su época destinados a un pensamiento “planetario” en que se nieguen las jerarquías entre los seres humanos y se establezca una relación similar con la naturaleza.
En este sentido el pensamiento del japonés Nishitani Kenji, quien conoció tanto el zen como la fenomenología, abogaba por una especie de pensamiento “planetario” en esta línea, algo que no debe confundirse como discursos universalistas como el de occidente sobre los derechos humanos, en que bajo la idea de una moral democrática superior totalmente abstracta resguardarían los derechos humanos masacrando a la gente con bombas o los estados que nos disparan balines en nombre de la misma democracia. Esta idea de pensamiento planetario va en la línea de la individualidad interdependiente en que podamos reconocer aquellas cosas que nos diferencian y aquellas en común con el fin de poder comprendernos desde una empatía cuidadosamente cultivada.
Nischitani cuando aborda la falta de fundamentos últimos presentes en el nihilismo occidental y como este no puede llevar hasta las últimas consecuencias sus propias ideas, quedando entrampado en la abstracción de la voluntad de poder, no pretende que asimilemos el budismo como una tradición particular, lo que también comparto, sino que busquemos una via intermedia desde nuestras propias premisas culturales, por eso la idea de conectar el concepto de empatía a los de solidaridad y apoyo mutuo o la idea de Varela de expresar el conocimiento enactivo en el lenguaje y prácticas de la ciencia, ya que vivimos en una sociedad en que la ciencia es un interlocutor hegemónico.
La ciencia positiva nos permite una comprensión viable de los hechos concretos y puede destruir fácilmente las especulaciones metafísicas, pero no ofrece alternativa alguna para responder a las inquietudes en el dominio experiencial de nuestras vivencias y lo que puede aportarnos la metodología de la presencia plena/consciencia abierta, tanto a las ciencias cognitivas como a una teoría de la subversión de las condiciones sociales existentes, es una forma pragmática de cultivar otros afectos y concretizar un discurso de horizontalidad y dispersión del poder, junto a otra forma de relacionarnos con el ecosistema, en cuanto al equilibrio de nuestra organización económica con sus ciclos, algo semejante a lo que posiblemente sucedía en Eleusis de acuerdo a Albert Hofmann y que analizamos en un artículo anterior.
Después de todo sea una pedagogía libertaria o una pedagogía del oprimido siempre lo central ha sido su dimensión ética y experiencial concreta y esta pragmática de la presencia plena/consciencia abierta se sitúa fuera del ascetismo y el retiro de la realidad social y el mismo Varela la intento convertir en una forma de educación afectiva, recalco este punto porque quiero dejar claro que reniego de cualquier forma de religión y me centro en los ámbitos de una práctica que reviste interés biopsicosocial.
Ya sea que hablemos de izquierda o anarquismo, ninguna teoría de subversión social tendrá nada que hacer si no se propone como objetivo la abolición de los estados y una forma pragmática de cultivar otros afectos como núcleo de una organización social distinta fundada en otra ética, diferente al monopolio de la violencia y la moral del sistema social, económico y cultural contemporáneo, de lo contrario la acusación de utopistas podría ir cobrando justicia.
La falta de fundamentos últimos, si bien reúne particularidades especificas en nuestra cultura no es algo nuevo, ya estaba presente en la filosofía pre-budica, este es un dato no menor para desplazarnos del habitual etnocentrismo, esto es asi ya que remite a un conflicto psicológico y biológico presente en cualquier organismo vivo con consciencia, dada su evidente finitud, de esa condición han surgido las sociedades jerarquizadas, comprender esto no cambia la situación actual pero si permite focalizar esfuerzos en pos de una teoría y practica que subvierta el orden existente, desde una comprensión más amplia de las nociones de humanidad y de nuestra relación con el ecosistema, finalmente estos esfuerzos consisten en la “emergencia” de un nuevo espacio relacional y afectivo donde interactuar . De esta forma si el poder es arrebatado a la clase dominante en el mismo momento que pase por nuestras manos se convierta en una niebla que se disperse sin poder ser asida.
Se puede profundizar en los temas tratados en este texto en la obra de Francisco Varela «De cuerpo presente» http://es.scribd.com/doc/88471217/De-Cuerpo-Presente-Varela
Fuente: http://elvirusdelasubversion.blogspot.com.es/2014/04/subversion-ciencias-cognitivas.html