Sobre las conductas antisociales, o aplicación de la justicia en la sociedad anarquista

JusticiaUno de los motivos, diría que el principal, por el que el anarquismo suele ser rechazado es por el tema de la criminalidad, cuando a la gente se le propone la idea de una sociedad sin autoridad, lo primero que responden casi siempre quienes desconocen sobre esta filosofía es que «eso sería una locura, cada quien haría lo que le diera la gana y la sociedad acabaría en un caos».

El motivo de esa respuesta, como mencionaba arriba, es el desconocimiento, pues el anarquismo no propone el caos, sino como decía Reclus, «es la más alta expresión del orden», un orden no impuesto desde arriba, sino un orden espontáneo que surge desde abajo, de lo simple a lo complejo, una sociedad organizada sin autoridad.

Las personas se preguntan qué pasaría con los crímenes, con las víctimas y los criminales, cómo se resolverían esas cuestiones si el gobierno deja de existir.

Viendo que la no comprensión por parte de la sociedad sobre este asunto es uno de los motivos principales por el que se tilda de utópico al movimiento libertario, y por lo tanto impide su crecimiento, toda persona que se declare afín a la idea debería entonces explicar siempre que pueda, a aquellos que no sepan, cómo serían resueltos los conflictos en una sociedad sin Estado, o al menos como podemos imaginar que se resolverían dichos conflictos, basándonos en los principios ácratas.

Lo primero a tener encuenta es que al haber sido abolidos los antagonismos sociales (gobernantes y gobernados, patronos y asalariados, jefes y subordinados, etc), quedarán también abolidos los efectos que estos provocan, al ya no existir unas personas que manden y otras que obedezcan, sino que toda la comunidad estará compuesta de individuos libremente asociados, los crímenes resultados del enfrentamiento social entre autoridad/subordinación también dejarán de existir, sumándose a eso el hecho de que la Ciencia estará al entero servicio de la sociedad y no de los poderosos como ahora, por lo que se podrá trabajar cada vez más en evitar y destruir aquello que causa los crímenes, creemos que hay mucha más justicia, más práctica y más utilidad en destruir la causa que en castigar.

Pero aún a pesar de abolir los antagonismos sociales y trabajar en la destrucción de las causas de la criminalidad, podemos suponer que los crímenes no serán eliminados por completo, ya que existen algunos que en cierto momento y ciertas condiciones no podrán evitarse, por lo que la sociedad tendrá que afrontar el problema, ¿cómo entonces, basándonos en los principios ácratas, haría la sociedad para lidiar con los individuos antisociales?

Lo siguiente será pura especulación, pues es imposible describir ni predecir qué forma adquirirá la organización del futuro, pero es de suponer que será algo similar a lo siguiente si nos basamos en la máxima de «igual libertad para todos»:

Si se prueba la responsabilidad de una persona  en un acto antisocial, la sociedad podría llevarla a una «Comisión Local para la Resolución de Conflictos», un órgano compuesto de individuos electos e inmediatamente revocables, luego de que terminen su respectiva labor asignada.

Esta comisión actuaría como jurado, tendría un carácter de arbitraje entre la persona acusada y la víctima, buscando primero que todo la reconciliación y reparación de daños, siempre que sean reparables, y en caso de que no se pudieran reparar, proponer la víctima y el jurado  a la persona acusada una compensación, hacer algo para pagar la ofensa.

Si el acusado acepta, ahí termina el juicio, en caso de no aceptar o de incumplir, se le informa a la Comisión, y esta tendría la potestad de exigir a la persona acusada el cumplimiento de aquello con lo que se comprometió, o de lo contrario podrá ser aislada o expulsada de la sociedad por un tiempo determinado o incluso indefinido, si aún así decide no cumplir, la Comisión puede declarar el aislamiento, por lo que al acusado, por un determinado tiempo, la sociedad no le dará trabajo, ni aceptará ningún servicio de su parte, ni tampoco le proporcionará servicio ni trato alguno, la persona acusada se verá entonces en la penosa situación de vivir de la caridad de sus familiares, además, como se le reducirá el trato a lo mínimo posible (atención en caso de enfermedad), no tendrá más remedio que verse obligada a quedarse dentro de su lugar de residencia hasta que termine el aislamiento.

En caso de expulsión, el acusado podría proponer en su lugar el aislamiento voluntario dentro de su casa, si la víctima acepta, se procederá a eso, de lo contrario la sociedad lo expulsará, reduciendo su trato igualmente a lo mínimo posible, permitiéndole regresar sólo para curarse de alguna posible enfermedad.

Si el individuo no acepta ni cumplir la compensación, ni el aislamiento, ni la expulsión, la sociedad podría considerarlo entonces persona peligrosa y tendrá todo el derecho a defenderse del antisocial, pero en esas condiciones, cualquier ser razonable comprenderá que es más beneficioso cumplir con lo prometido, que también pudiera ser el aislamiento o la expulsión, si así lo desea la víctima.

Luego se procede a mandar la información de la persona antisocial a todas las comunas de la Federación, para que sea de conocimiento público a todos sus habitantes, de esa forma se garantiza que no se le dará trato, ni trabajo, ni servicio en ningún lugar.

Esa es entonces la propuesta, basándonos en los principios libertarios, sobre qué hacer con la conducta antisocial, como ya mencioné, es solamente una especulación, cuando se establezca nuevamente una sociedad sin Estado, será esa misma sociedad la que determinará qué hacer con aquellos que violen la libertad de los demás, pero como nos muestran los ejemplos históricos más recientes, al organizarse la sociedad de una manera racional, la tendencia será la pacificación.

Lamentablemente, esas sociedades no lograron resistir al continuo ataque de todos los gobiernos y partidarios de la autoridad, la experiencia ha demostrado que la abolición del Estado debe darse al menos a nivel nacional si se quiere asegurar el establecimiento del anarquismo, y aún así estaría el problema de los demás Estados nacionales, que verán a la sociedad liberada como un peligro para su existencia, los pueblos oprimidos del mundo deberán en ese caso prestar su solidaridad a la nación libre, e intentar seguir su ejemplo en la conquista de la emancipación.

Carlos Hernández

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