Marichuy y el CNI: historia de una autozancadilla

En el 2017 el CNI sorprendía al mundo anunciando que lanzarían una candidata indígena y mujer para contender en la lucha electoral por la presidencia de México.

No es mi intención discutir la necedad de que donde dicen digo dicen Diego, de apostar por la vía de la participación electoral, pero decir que no buscan la presidencia.

Interesa más el fiasco que resultó el intento de aparición en las boletas electorales. Fiasco para el CNI, y un triunfo total para la democracia burguesa mexicana.

El sistema institucional mexicano está completamente desacreditado por casi todo el pueblo mexicano. Nótese por ejemplo la enorme publicidad que destina el INE para promocionar la participación ciudadana en las elecciones de este 2018. Ya no se trata de orientar el voto, de informar sobre el acto electoral, sino de dar una nueva barnizada a la ya tan derruida estructura de la democracia mexicana, de que la gente vote… por quien sea, por cualquiera que sea el candidato, pero que se vote, que se participe en la comedia electoral.

Para más inri, y por si la farsa no fuera suficiente, vemos al PRI saliendo por la puerta y entrando por la ventana; vemos salir una buena cantidad de priístas, de perredistas, etc., abandonando sus partidos donde saquearon a sus anchas al pueblo mexicano, para sumarse a quien se despunta como el que lidera la contienda electoral: AMLO. Y este sin ruborizarse lo más mínimo acepta a todos los que han saqueado al pueblo.

Si todo esto no fuera suficiente tenemos actores, cantantes, futbolistas y actrices gobernando al país. No porque fuera preferible un gobierno de científicos, pero que haya gente del espectáculo y del futbol en el gobierno convierte la política en la más clara expresión de un CIRCO ELECTORAL.

La vergüenza cubría las instituciones burguesas, pero esto ya es el depeñadero total hacia la burla que significan las elecciones.

Y en este panorama aquellos que tienen un mínimo de dignidad y de consciencia social se apartan de las elecciones como se aparta uno del estiércol.

Pero hubo quienes, dentro del CNI, creyeron en la farsa de la democracia y en que esta podría serle de alguna utilidad al pueblo mexicano.

¿Qué hicieron realmente al intentar contender por la presidencia? Legitimar unas instituciones que son una vergüenza para el pueblo mexicano. Al régimen burgués mexicano le viene perfecto que Marichuy haya intentado aparecer en las boletas electorales, porque los jefecillos del INE y todos los demócratas burgueses mexicanos interesados en la existencia del Estado y con ello el mantenimiento de las clases sociales pueden alzar los brazos al cielo y gritar ante el pueblo que está cansado de ellos:

“¡Es tan magnífico nuestro sistema electoral que hasta una mujer indígena creyó en el sistema y buscó aparecer en las boletas electorales para buscar la presidencia de México, y nuestras instituciones, tan efectivas y libres, le permitieron buscar la presidencia!”

Comúnmente los defensores de Marichuy afirman que sería un avance que apareciera en las boletas electorales una mujer indígena, porque rechazar ese intento era ser machista o hasta racista. Marichuy, según esta perspectiva, daría voz a todos los sometidos por el régimen burgués… participando en el régimen burgués; pondría el dedo en la yaga sobre lo que han hecho en contra del pueblo los tiranos de siempre… participando en las instituciones que tiranizan al pueblo; sería la representación de todos los explotados para denunciar al capitalismo salvaje… participando en las instituciones que dan seguridad y fundamento al capitalismo.

Pero nada puede ser más degradante para las mujeres y para los indígenas que mezclarse con los burgueses, los tiranos, los asesinos y saqueadores del pueblo mexicano.

Precisamente el rechazo a ese sistema electoral, el mantener la dignidad del pueblo al marcar la línea que nos separa a pueblo y gobierno, constituye el más alto grado de enaltecimiento de mujeres, indígenas, estudiantes, hombres, etc.

Pueblo y gobierno son dos antípodas, polos opuestos, cosas que se rechazan mutuamente. El gobierno busca siempre someter al pueblo a las peores condiciones para explotarlo todo lo que sea posible; el pueblo busca siempre, muchas veces de manera instintiva, arrancar el máximo de libertad al gobierno.

El uno triunfa solamente a condición de aplastar todo lo posible a su contrario.

¿Cómo se puede ser digno, entonces, cuando en lugar de ensanchar la línea que separa a pueblo y gobierno se va a solicitar a los verdugos del pueblo la posibilidad de participar en las instituciones que mantienen al pueblo en la miseria?

Ahí puede haber de todo, de todas las intenciones e intereses posibles, pero jamás habrá dignidad ni justicia cuando se participa en las instituciones gubernamentales.

La intentona del CNI de participar en la farsa electoral no benefició a absolutamente nadie más que a las instituciones burguesas y criminales que dominan al pueblo mexicano.

Marichuy, finalmente, no juntó las firmas necesarias para aparecer en las boletas electorales. Zapatistas existen de sobra para ser más de un millón, pero solamente juntó poco más del 10% de las firmas que se le pedían.

¿Cuál fue el motivo de esa bochornosa derrota contra sí mismos, si hay suficientes zapatistas para sobrepasar el millón? Solamente hay una respuesta a ello: hasta los zapatistas, la mayoría, se negaron a firmar para apoyar la candidatura presidencial o bien la organización de ese intento de ir por la presidencia fue tan mal hecho que resultó un total fracaso.

Al momento en que este artículo se publica se ha terminado el plazo dado por el INE a los candidatos independientes para juntar el total de firmas. Marichuy y el CNI han fracasado vergonzosamente en su intento de aparecer en las boletas electorales.

Fracaso vergonzoso he dicho, porque si en 1994 dieron al mundo una inspiración revolucionaria y llenaron de gloria a los pueblos indígenas, en este 2018 han lanzado cubetadas de suciedad sobre los pueblos, porque nunca, jamás en la historia del pueblo han sido necesarias las elecciones burguesas para cambiar el mundo, ni mucho menos para crear una sociedad totalmente distinta de la actual.

Los zapatistas hicieron mucho más por la lucha revolucionaria en 1994 de lo que han hecho ahora buscando aparecer en las boletas electorales. En 1994 se levantaron por la dignidad de los indígenas; en el 2018 solicitan participar en el juego electoral de los enemigos del pueblo.

Puede uno estar o no estar de acuerdo con los zapatistas, pero a las críticas existentes se suma ahora esta mancha negrísima que se han echado solitos encima.

¿Cómo pudieron, en qué momento les pasó por la cabeza que este sistema acumulativo de corrupción, de injusticias, donde reina la desigualdad, donde impera el despotismo, donde las elecciones son un fraude descarado en el que se coloca en la silla presidencial a quien brinde más posibilidades a los capitalistas mexicanos para exprimir un poco más el cuello de nuestro pueblo, pudiera ser justo con ellos y permitirles aspirar a la presidencia?

En caso de haber juntado las firmas ¿el INE las habría reconocido? Sería muy cándido pensar que eso pudiera suceder. ¿No hemos visto suficientes veces el fraude descarado escondiendo cajas con boletas electorales, alteración de resultados, eliminación física de la oposición política incluso durante los periodos electorales?

¿Y en esa institución fue en la que creyeron los zapatistas y confiaron en que les permitirían participar en el circo electoral?

Finalmente, el CNI fracasó en su intento por hacer que Marichuy apareciera en las boletas electorales, pero el intento ahí queda para burla de los zapatistas.

¿Cómo queda el CNI luego de este fracaso?

El antecedente de buscar participar en la comedia electoral será algo que, si ya había muchos críticos de ellos en los propios movimientos sociales, los perseguirá siempre y perderán credibilidad ante los propios seguidores, pues no han sido pocos los que ante el intento electoral han dejado de simpatizar con el EZLN y el CNI.

Porque si las intenciones del CNI eran combatir al capitalismo y ensalzar al pueblo, con su intentona electoral no hicieron más que dar validez a las instituciones gubernamentales y llenar de vergüenza a los pueblos al ver cómo una mujer indígena buscaba mezclarse con la lepra gubernamental, aunque tenga diez mil pretextos para justificar el acto.

Queda otro camino, y que quienes están en los movimientos sociales habrán de tomar como una norma de conducta lógica y justa a la vez: el rechazo de todo lo que huela siquiera de lejos a gobierno, aunque sea popular, aunque se llame de abajo, aunque pretenda realizarse a nombre de los pueblos. Aunque no sea un gobierno, sino la mera aspiración a participar en las instituciones del enemigo, es deber de los revolucionarios sinceros denunciar ese acto como una traición a los pueblos, pues en lugar de erocionar al poder lleva a los pueblos a creer en que las instituciones son justas y necesarias.

Jamás el pueblo será libre utilizando los medios de sus verdugos; nunca se llegará a un acuerdo entre pueblo y gobierno, pues en el aplastamiento de la parte contraria encuentra cada uno el medio adecuado para su existencia. Nunca ha sido necesaria la boleta electoral para combatir al capitalismo, ni para poder alzar la voz.

Para los anarquistas el espectáculo ha sido vergonzoso y de pena ajena.

Pero ha sido también una oportunidad para marcar más nuestra personalidad enemiga de toda forma de gobierno instaurado o que pretenda instaurarse, el incluso de todo aquello que (como en el caso de Marichuy), bajo cualquier pretexto, tienda a unir pueblo y gobierno, aun cuando se diga que no es más que utilizar un medio para hacer propaganda. Porque afirmamos con Bakunin:

“El pueblo no estará más aligerado si el palo que le pega lleva el nombre de palo del pueblo”

De la misma manera que participar en las elecciones no dignifica al pueblo, lo degrada.

Ha sido otra oportunidad para aborrecer las instituciones burguesas en las que algunos creyeron.

Erick Benítez Martínez

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