Lucio Urtubia: Albañil, anarquista, estafador de bancos y mucho más

Lucio UrtubiaLucio Urtubia Jiménez (Cascante, Navarra, 18 de febrero de 1931) es un albañil y militante anarquista. Considerado como el último de los «bandidos buenos», ha sido definido como un «Robin Hood», como un Quijote; aunque en palabras de Albert Boadella «Lucio es un Quijote que no luchó contra molinos de viento, sino contra gigantes de verdad».

Lucio Urtubia nació en Cascante en una familia muy pobre de 5 hermanos, dentro de la carlista Navarra. Su padre entró en la cárcel como carlista y salió convertido en comunista. A los 19 años, Lucio oyó de su boca por primera vez la palabra que marcaría su vida: «Si pudiera volver a empezar, sería anarquista».

Reclutado para el servicio militar, descubriría muy pronto la facilidad para realizar contrabando en la frontera hispano-francesa. Con otros compañeros del servicio, desvalijó un almacén de la compañía a la que estaba adscrito. Al ser descubierto, desertó y huyó a Francia en 1954, ya que los delitos cometidos podían llevar aparejada la pena de muerte.

En París comienza a trabajar de albañil, oficio que le acompañará toda su vida. Comenzó a relacionarse con las Juventudes Libertarias de la Fédération Anarchiste, radicada en París, en principio para aprender el idioma, pero más tarde plenamente convencido por las relaciones que allí inició, que incluían entre otros a André Breton y a Albert Camus.

Al poco tiempo de vivir en París se le pidió que escondiera a un miembro del maquis antifranquista en su casa. El refugiado resultó ser el mítico Quico Sabaté, con el que compartió casa durante varios años, hasta la muerte de este:

«Para Lucio, Quico era su dios, su maestro del anarquismo»
Bernard Thomas

Sabaté le facilitó direcciones de familias y libertarios exiliados en Toulouse, Perpiñán, París y de miembros que seguían en activo de la antigua CNT española en Barcelona, Zaragoza, Madrid y Pamplona. Lucio, ante la detención y encarcelamiento de Quico, empezó a emularlo realizando incursiones en territorio español; posteriormente emprendió una serie de robos y atracos por Europa, para conseguir fondos para la causa revolucionaria, acompañado por su inseparable ametralladora Thompson, heredada de Sabaté a la muerte de este. Más tarde abandonaría estas actividades «por miedo a hacerle daño a los empleados de los bancos».

Ya anteriormente había comenzado su actividad de falsificador, de manera que no había guerrillero o exiliado político que no tuviera documentos falsos salidos de la mano de Lucio. Se unió con otros compañeros libertarios en los años 60 para falsificar moneda, con la que financiaban a numerosos grupos por todo el mundo, a la vez que procuraban desestabilizar las economías capitalistas. Subsecuentemente con estas actividades, en plena invasión de la Bahía de Cochinos, propuso a la embajadora de Cuba en Francia, Rosa Simeón, destruir con explosivos intereses estadounidenses en Francia, a lo que esta se negó. Sin embargo, resultó tentada con la propuesta que le hizo de falsificación masiva de dólares americanos, de los que le llevaba una muestra. Fue entonces cuando la embajadora medió para presentarle a Ernesto Che Guevara en 1962, al que le presento su plan de falsificación a gran escala de dólares, siendo rechazado por el mismo, a la sazón Ministro de Interior de la Revolución Cubana. Salió Lucio desencantado de la reunión, el Che le había dicho que los EE. UU. seguirían siendo ricos a pesar de todo, dándose cuenta de que el revolucionario argentino empezaba a estar cansado del rumbo que tomaba la política en la isla.

Su golpe maestro y que le cambió su vida, fue la falsificación de cheques del Citibank, de los cuales realizó 8.000 hojas de 25 cheques de 100 dólares cada uno, con lo que estuvo a punto de hacer quebrar al banco, que sufrió una importante caída en su cotización en bolsa. Este dinero fue utilizado, como siempre, en la ayuda de movimientos guerrilleros en Latinoamérica (Tupamaros, Montoneros, etc.) y Europa. A pesar de la espectacularidad de la falsificación, sólo fue condenado a 6 meses de cárcel, gracias a la ayuda que le prestaron casi todos los abogados progresistas de Francia, y a un acuerdo extrajudicial con el City Bank, que fue forzado a retirar los cargos a cambio de las planchas de grabación.

Su vida ha sido una continua aventura: cinco órdenes internacionales de búsqueda, incluida la CIA; preparó el secuestro del nazi Klaus Barbie en Bolivia, colaboró en la fuga del líder de los Panteras Negras, intercedió en el secuestro de Javier Rupérez, medió en el caso de Albert Boadella, simpatizó con los Grupos Autónomos de Combate-Movimiento Ibérico de Liberación y con los posteriores Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista (GARI), sobre todo con uno de sus miembros franceses, Jean-Marc Rouillan…

Siempre defendió el trabajo: «somos albañiles, pintores, electricistas, no necesitamos el estado para nada»; «si el paro y la marginación crearan revolucionarios, los gobiernos habrían acabado ya con el paro y la marginación». Actualmente continua viviendo en París de su trabajo de albañil.

http://lapalabracomoarma.blogspot.com/2009/01/lucio-urtubia-jimnez.html
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