(poema con motivo del constante asedio que sufre
el pueblo Palestino por el estado de Israel)
La guerra, siempre la guerra;
una piedra Palestina
y un misil contra la piedra.
Cuentan que destruyeron Jericó
y se ensañaron con su pobre gente
como lobos hambrientos de corderos;
Josué y Samuel, cumplieron el encargo,
– según ellos, por ordenes divinas –;
y desde entonces muere Palestina
bajo el más crudo fundamentalismo.
Tierra Santa,- la llaman los judíos -,
su tierra prometida , le llaman todavía;
(suelen ser de ambiciosos como en tiempos remotos);
someter a otros pueblos es su mayor proeza ,
y su crimen mayor se llama genocidio .
¡Cuanta pasividad o indiferencia,
cuanto pésame fingido,
cuanta diplomacia huera
exhibe el resto del mundo!
¿ De qué lado está el Dios que os inventáis?,
decir por qué se aferra a un silencio inaudito,
y ante tanta barbarie no se aterra;
¿ olvidó que callar tiene delito …,
o es que sigue atizando la infinita contienda …?
(Se especula que ha muerto de pereza “ en los cielos ”,
y que son sus ministros los que atizan la guerra.)
La guerra, siempre la guerra;
una piedra Palestina
y un misil contra la piedra.
¡ Cuando brotará la paz
en estas fértiles tierras!