Siento decirte, corazón, que la lejanía no parece un adiós que se acabe;
tampoco lo que se alcanza de una presencia ausente.
Y cuando más me alejo de mí es cuando más cerca estoy de lo que llegará,
como si regresara del mañana en el presente y yo fuese un cruce de destinos que puede ir a cualquier lugar en el que haya vivido; no importa cuántas veces se va, sólo volver.
Es el pasado quién no cree en el mañana, resentido, porque nunca estará ahí.
Ese lugar, es para él inalcanzable y para mí linde que delimita lo que fui, lo que soy, tierra de nadie; lo que desconozco y por no esperar, no será, ni devolveré a la vida la vista atrás, a lo que ya no es.
No se sueña dos veces la vida,
para olvidarte te vivo una y otra vez.
Ningún amor merece sufrir dos duelos por los besos que el viento se llevó y
que ahora son olvido, vacío;
tumbas sin muertos.
Benjamín Lajo Cosido