(Ex)Presión Nº 41

Malestar social en Bélgica

Hoy en día, en Bélgica, además del numeroso número de personas que no constan en las estadísticas, hay cerca de 150.000 personas con las que el sistema no cuenta y que viven con la incertidumbre incesante de ser arrestados o expulsadas.

El pasado 23 de mayo, unos 475 migrantes sin papeles (mayormente marroquíes, argelinos, egipcios o tunecinos…) que mal viven en Bélgica, comenzaron una huelga de hambre en varios recintos de Bruselas para exigir al Gobierno que regulara su condición.

A mediados de julio, algunos de ellos iniciaron también una huelga de sed. Tras dos meses de protesta, debido a que la salud de bastantes de las huelguistas en Béguinage era crítica, varios partidos y la comunidad internacional intercedieron para que el Ejecutivo negociara una salida. Así, tras vivas negociaciones, el 21 de julio los huelguistas pactaron interrumpir la huelga. De momento, el actual primer ministro belga, el liberal flamenco Alexander De Croo, sólo se ha comprometido a considerar a título individual los casos de los huelguistas.

No sé si obtendrán o no un permiso de residencia temporal, pero lo que está claro es que, tanto en Bélgica como en la gran mayoría de los países europeos, la política migratoria es segregacionista.

En consecuencia, puede que no hayan conseguido su propósito inicial – una regularización colectiva de la situación de estos hombres y mujeres – pero la vida de estas personas está por encima de todo y no deberíamos perdonar jamás los errores en las decisiones de los gobiernos capitalistas de turno.

¡El único camino es la lucha!

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