El Rey que Franco quiso que le sucediera en España

«Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España». Así comienza el artículo “El rey que reconcilió a las dos Españas”, publicado el pasado domingo por el diario ABC para conmemorar los 35 años de reinado de Juan Carlos I. Éstas palabras, pronunciadas por el rey en su primer mensaje a los españoles, estuvo precedida, sin embargo, de otra menos recordada en las celebraciones de la Casa Real: «Juro por dios y sobre los santos evangelios cumplir y hacer cumplir las leyes fundamentales del reino y guardar lealtad a los principios que informan el movimiento nacional» (22 de noviembre de 1975). Y es que, por mucho que no haya sido mencionado en todo el artículo del ABC, nadie olvida (o al menos muchos no olvidamos) que el rey Juan Carlos I fue el sucesor de Franco, a cuyo movimiento había jurado fidelidad. “A pesar de los grandes sacrificios que esta tarea pueda proporcionarme, estoy seguro que mi pulso no temblara para hacer cuanto fuere preciso en defensa de los principios y leyes que acabo de jurar», fueron las palabras de Juan Carlos I el 22 de julio de 1969, fecha en la que fue nombrado sucesor de Francisco Franco.

Franco y Juan Carlos IYa una vez muerto el caudillo, el artículo continúa con la celebración, año y medio más tarde de las primeras elecciones democráticas desde que comenzó la dictadura. “Los españoles acudieron a votar la primera Constitución de la historia sometida a referéndum popular -las anteriores sólo las aprobaron las Cortes- y la única que ha contado con el consenso y la aceptación de todos, desde la derecha conservadora al Partido Comunista”, afirma el artículo. Sin embargo, esto tampoco fue exactamente así. A decir verdad, el texto final de la Constitución española tuvo 316 votos a favor en el Pleno del Congreso, pero también 6 votos en contra y 3 abstenciones, entre ellas la del PNV, partido que fue excluido en la elaboración del primer texto de la Constitución.

Ya en referéndum, la Constitución fue aprobada por el 88,54% de los votantes, pero se contó hasta un 32,89% de la población española se abstuvo de participar en el referéndum, por lo que, en cifras reales, fue aprobada con el apoyo de sólo el 58,97% de los censados en ese momento.

“Estos siete lustros de paz civil, estabilidad y progreso sin precedentes han borrado de la memoria colectiva la historia turbulenta de la España contemporánea, -(menos mal que existen las asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica para evitar ese, deseado por algunos, olvido)-, cuyo último coletazo fue el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981”, sigue el artículo de ABC, en el que se repite, como siempre que se hace referencia al 23F, que “el Rey volvió a demostrar que era el primer defensor de la democracia”. El capítulo del 23F es otra de las polémicas en las que los grandes medios sólo expresan una voz de gratitud hacia el monarca, pero hay otras voces, como la expresada en el libro “Un rey golpe a golpe”, en donde se cuenta cómo Juan Carlos I sí podría haber estado al corriente de la preparación del golpe, o cómo los militares juraron durante su posterior juicio que habían actuado “por obediencia debida” al rey.

A continuación, después de recordar el progreso vivido en España durante las últimas décadas, el artículo elogia la estabilidad política y la “tranquila alternancia democrática en la que sólo se han producido cinco cambios de jefes del Ejecutivo en 35 años”. Posiblemente, una pieza clave de esta “estabilidad política” haya sido un sistema electoral injusto que sobrerepresenta a los dos primeros partidos y hace casi imposible la representación de los más pequeños, a no se que tengan al electorado concentrado en una región, cómo en el caso de los partidos nacionalistas regionales. Una estabilidad a costa de una democracia descompensada que ha optado por el bipartidismo y a la exclusión de muchas voces.

Ahora, frente al “deterioro de la convivencia política” y a la “crisis económica cuyo fin no se atisba” y que dibuja un “horizonte poco esperanzador”, el artículo concluye que “igual que hizo hace 35 años, la Corona ha marcado el camino y ha apuntado a la lección de responsabilidad histórica”. Aunque, eso sí, se ha rebajado la partida de los Presupuestos Generales del Estado destinada a la Casa Real en sólo un 5,4 por ciento, cuando desde la misma institución monárquica anunciaron que el recorte sería de entre el 7 y el 9 por ciento,

Mientras en la mayoría de los principales medios de comunicación de masas españoles han aprovechado la efeméride para hacer un homenaje al rey y, de paso, señalar que Felipe continuará la monarquía española para que la población se vaya acostumbrando, en las calles cada vez se cuentan más iniciativas en contra de la continuidad de la monarquía en España.

Ter García
http://www.laboratoriodenoticias.es/spip.php?article140
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