‘¿Y Qué es lanarquismo?’ Del libro ‘Abbadón el exterminador’, de Ernesto Sabato

Pregunta

-Y qué es lanarquismo, Carlucho?

-Yo soy un bruto, ya te dije. Qué queré? Que tesplique como Luvi?

-Bueno, pero decime algo. Era un cuento como ese que me contaste de Carlomagno?

-Pero no, sonso. Otra cosa.

Tomó mate y se concentró profundamente.

-Te voy a hacé una pregunta, Nacho. Atendé bien.

-Sí.

-Quién hizo la tierra, lo arbole, lo río, la nube, el sol?

-Dios.

-Bueno, está bien. Entonce son pa todo, todo tienen derecho a tené lo arbole y a tomá el sol. Decime, lo pájaro tiene que pedile permiso a alguien pa volá?

-No.

-Puede andá y vení en el aire, y hacé el nido y tené la cría, no é así?

-Claro.

-Y cuando tiene hambre o tiene que alimentá lo pichone va y busca alguna cosita, alguna semilla y se lo lleva. No é así?

-Claro.

-Y bueno, el hombre, esplicaba Luvi, é como el pajaro. Libre de í y vení. Y si tiene gana de volá, vuela. Y si quiere hacé un nido, lo hace. Porque la semillita y la paja pa hacé el nido, y el agua pa bañarse o pa tomá son de Dio y Dio la hizo pa todo el mundo. Entendé todo esto? Porque si no entendé no podemo seguí adelante.

-Sí, lo entendí.

-Muy bien. Entonce, por qué uno poco tienen que apoderarse de la tierra y lotro tenemo que trabajá de pione? De dónde sacaron ese campo? Lo fabricaron ello?

Depués de pensarlo un poco, Nacho dijo que no.

-Muy bien, Nacho. Quiere decí entonce que lo robaron.

Nacho se sorprendió muchísimo. Cómo, los ladrones no iban a la cárcel? Carlucho sonrió con amargura.

-Esperá, sonso, esperá -comentó-. Testoy diciendo que esta tierra la robaron.

-Pero a quién la robaron, Carlucho?

-Y qué sé yo. A lo indio, a la gente antigua. No sé. Ya te dije que soy un bruto, pero Luvi sabía todo eso. Ademá, pensá un momentito. Suponé (é un suponé) que mañana desaparecería todo lo pione del campo. Me queré decí vo qué pasaría?

-Y, no habría gente para trabajar el campo.

-Esato. Y si nadie trabajaría el campo no habería trigo y sin trigo no habería pan y sin pan todo el mundo no podería comé. Ni lo patrone. De dónde iban a sacá el pan, si me podé decí? Ahora atendé bien porque vamo a dar otro paso. Suponete también que desaparecería lo zapatero. Qué pasaría?

-No habría más zapatos.

-Esato. Y ahora suponete que desaparecerían lo albañile.

-No habría más casas.

-Muy bien, Nacho. Ahora yo te pregunto que pasaría si mañana desaparecería lo patrone. Lo patrone no siembran el mai ni el trigo, ni hacen lo zapato ni la casa, ni levantan la cosecha. Me podé decí un poco qué é lo que pasaría, si se puede sabé?

Nacho lo miró con asombro. Carlucho lo consideraba con una sonrisa de triunfo.

-Andá, decime lo que pasaría si mañana desaparecería lo patrpne?

-Nada -respondió sorprendido Nacho de la enormidad -. No pasaría nada.

-Ni má ni meno. Ahora fíjate una cosa que esplicaba Luvi: lo zapatero pa hacé zapato necesitan cuero, lo albañile necesitan lo ladrillo, lo pione necesitan la tierra y la semilla y lo arao. Cierto?

-Sí.

-Pero quién tiene lo cuero, lo ladrillo, la tierra, lo arao?

-Los patrones.

-Esato. Todo está en mano de la patronal. Por eso lo pobre estamo esclavizao. Porque ello tienen todo y nosotro no tenemo nada, má que lo brazo pa trabajá. Ahora vamos a da otro paso, así que atendeme bien.

-Sí, Carlucho.

-Si nosotro lo pobre no apoderamo de la tierra y de la máquina y del cuero y de lorno de ladrillo, podemo fabricá zapato y levantá construcione, y sembrá y cosechá, porque pa eso tenemo lo brazo. Y no habería pobreza ni esclavitú. Ni enfermedá. Y todo podríamo ir a la escuela.

Nacho lo miraba con asombro.

Carlucho arregló las revistas y los cigarrillos, pero su mente estaba vuelta a su interior. Hacía un gran esfuerzo mental, pero su voz estaba desprovista de rencor: era serena y cariñosa.

-Mira, Nacho -prosiguió-. Todo é muy simple. Luvi lo explicaba todo con el librito y poniendo cosita en el suelo. Así y así: que esta piedra é la fabrica, que este mate é la máquina, que esto porotito somo lo pione. Y te digo que esplicaba cómo no habería má enfermedá, ni tisico, ni miseria, ni esplotación. Todo el mundo tendría que trabajá. Y el que no trabaja no tiene derecho a viví. Bah, testoy hablando de lombre y mujere sano. No te hablo de lo nene ni de lonfermo, ni de lo viejo. Al contrario, decía Luvi, todo lo que trabajan tienen el debé de mantené a linválido, a lo niño y lo viejo. Así que uno hace zapato, el otro hace larina, el otro te hace el pan, el otro va a la cosecha. Y todo lo que hacen se guarda en un galpón. En ese galpón hay de todo: que comida, que ropa, que libro escolare. Todo lo que podé imaginá. Hasta juguete y golosina pa lo nene, queso é tan necesario como pa nosotro un caballo o un sombrero. Al frente el galpón hay otro que trabaja deso, de cuidadó del galpón. Y entonce yo voy y le digo me da un par de zapato número tal o cual, y el otro pide un kilo e carne y el otro una onza e chocolate, y el otro un saco porque se le rompieron lo codo. A cada uno lo que precisa. Pero nada má que lo que precisa.

-y si un rico quiere más cosas y las compra?

Carlucho lo miró con severa sorpresa.

-Un rico, dijiste?

-Sí.

-Ma de qué rico mestá hablando, pavote? No tespliqué que no hay má rico?

-Pero por qué, Carlucho?

-Porque no hay má dinero.

-Pero si lo tenía de antes?

Carlucho se sonrió y le hizo un gesto negativo.

-Si lo tenía se embromó, porque ahora no sirve pa má. Pa qué queré el dinero, si todo lo que necesita lo saca del galpón. El dinero é un pedazo e papel. Y sucio, lleno de microbio. Sabé que son lo microbio?

Nacho asintió.

–y bueno. Sacabó el dinero. Que el que sea sonso, lo guarde, si quiere. Nadie se lo va a prohibí. Total, no le sevirá pa maldita la cosa.

-Y el que quiere sacar del galpón más zapatos?

-cómo, má zapato? No tentiendo. Si necesito un pa de zapato voy al galpón y listo.

-No, te digo si uno quiere tres o cuatro pares.

Carlucho dejó de sorber el mate, admirado.

-Pero pa qué necesita tre o cuatro pare si no tenemo má que do pie?

Es cierto, a Nacho no se le había ocurrido.

-Y si alguién va al galpón y roba?

-Roba? Y pa qué? Si necesita algo se lo pide y se lo van a dá. Está loco?

-Entonces no habrá más policía.

Gravemente, Carlucho hizo un gesto negativo con la cabeza.

-No habrá mas policía. La policía é lo pior de todo. Te lo digo por esperiencia.

-Por experiencia? Qué experiencia?

Carlucho se replegó sobre sí mismo y repitió en voz baja, como si no quisiese referirse a eso, como si lo de antes se le hubiera escapado.

-Esperiencia y yastá -comentó ambiguamente.

-Y si alguno no quiere trabajar?

-Que no trabaje si no quiere. Ya veremo cuando tiene hambre.

-Y si el gobierno no quiere?

-Gobierno? Pa qué necesitamo gobierno? Cuando yo era chico y quedamo en la calle, muerto de hambre, mi viejo salió adelante porque don Pancho Sierra le puso una carnicería. Cuando me fui a pionar, tampoco necesitábamos el gobierno. Cuando me fui al circo, tampoco. Y cuando entré al frigorífico de Berisso, pa lúnico que sirvió el gobierno fue pa mandarno la policía en la huelga y torturarno.

-Torturarlos? Y qué es eso, Carlucho?

Carlucho se quedó mirándolo con tristeza.

-Nada, pibe. Te dije eso sin queré. No son cosa e niño. Y ademá yo soy lo que se llama un inorante.

Extracto del libro ‘Abbadón el exterminador’, de Ernesto Sabato
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