Solidaridad con Reinaldo Gómez Guijarro, Jaro, sometido en el aislamiento de A Lama a una desesperante y enloquecedora dinámica de tensión

Reinaldo Gómez Guijarro, Jaro, es uno de esos presos que sufren cadena perpetua desde mucho antes de que se reconozca su existencia en el sistema punitivo español incorporándola al código penal. Él lleva 21 años preso y su fecha de cumplimiento prevista todavía está muy lejana. Aún está clasificado en primer grado, el régimen penitenciario de castigo. Fue trasladado hace poco desde Huelva, en el otro extremo del país, a la cárcel de A Lama (Pontevedra); como siempre, muy lejos de sus lugares de arraigo, donde viven su familia y amistades. Había conseguido pasar bastante tiempo sin sanciones, lo que hacía posible su paso a segundo grado, con la posibilidad de salir de permiso e integrarse en otras actividades reinsertadoras. Lejos de eso, hacia navidad, fue trasladado al departamento de aislamiento. Aún sin poderlo sancionar, pues no había cometido ninguna infracción del reglamento, sin ninguna acusación formal, lo encerraron solo allí. Sus compañeros de módulo protestaron por ello y retrasaron el momento de iniciar las tareas de limpieza hasta que se aclarara su situación. Él no estaba allí, sino en aislamiento, pero la actitud de sus compañeros fue calificada muy exageradamente por los funcionarios como “conato de motín” y se acusó arbitrariamente a Reinaldo de incitarles a rebelarse. Le encerraron en la misma celda en la que murió en abril pasado Eugenio García Serrano, Gaviotu, en circunstancias aún no aclaradas, y desde el primer día recibió amenazas de algunos “funcionarios de prisiones”. Los cuales, por ejemplo, le decían: “Ya sabes quién estaba ahí, tú verás cómo quieres acabar”. Ante las quejas legalmente cursadas por su familia y amistades, le cambiaron de celda, pero habiendo pasado más de un mes desde que fue trasladado de módulo le han notificado tres sanciones muy graves, como promotor de un “motín” que nunca existió y en el que él no pensó ni por un momento. Le tienen sometido a una dinámica de tensión permanente, encerrado en una celda sin ninguna de sus pertenencias, constantemente vigilado, presionado y amenazado. Cuando le sacan de la celda, por ejemplo, le colocan las esposas. Se ve que para este compañero no rige el “principio de rehabilitación” como finalidad de las penas privativas de libertad reconocido en la constitución española. En lugar de darle la oportunidad de progresar en el “tratamiento penitenciario” aproximándose a la reinserción social, se le está acosando, reduciéndole a una situación desesperada y enloquecedora. Tememos por la vida de nuestro compañero. Sugerimos, como principio, enviar cartas, correos electrónicos o faxes, y hacer llamadas teléfonicas a las “autoridades responsables ¡Hay que hacer algo para proteger a Jaro!

Para encontrar direcciones, números de teléfono y de fax y un modelo de texto

A continuación, un texto de Jaro:

NO SOMOS NADA

No somos nada solo carne, huesos y órganos vivos en celdas de hormigón con puertas últimos modelos de cierre a distancia para comodidad y gracia del carcelero.

No somos nada solo carne, huesos y órganos vivos que sufren, sienten y padecen entre cuatro paredes imposibles de horadar, y padecemos en silencio.

No somos nada solo carne, huesos y órganos que por impulso nos mantiene vivos sufriendo y padeciendo en silencio todo el horror de la sociedad ciega, sorda y muda que no mira, no oye y no habla sobre unos seres que son solo carne, huesos y órganos vivo y que mejor estamos aquí dentro.

No somos nada en celdas individuales, no tenemos derecho a nada y nos mantienen vivos dándonos de comer la bazofia suficiente para que no muramos hoy, ni mañana, ni dentro de un año.

No somos nada pero para quienes nos tienen aquí dentro somos oro en bruto, oro viviente guardado en cajas fuertes con ventanas, para que podamos respirar lo justo y nada más. Somos oro pero no somos nada, no somos nada y casi no existimos, pero somos oro para el juez, el abogado, el fiscal y otros. Comen y comen y viven como reyes con todo lujo y pagan sus deudas sin retraso. Somos oro bruto guardado con recelo dónde el buitre carroñero clava sus garras apoderándose de todo cuanto puede, y clavando sus uñas en nosotros hasta el último momento.

No somos nada solo órganos, huesos y carne en celdas de aislamiento donde el torturador carcelero a base de golpes y con saña descarga sus frustraciones y fracaso en un fallido intento.

No somos nada pero alimentamos a médicos, a psicólogos, enfermeros que no hacen nada, a carceleros, a directores y a sus perros, a ministros , presidentes y sus cerdos que cuando mas oro tienen más carne, huesos y órganos vivos meten en sus cementerios. El director nos ignora , nos roba, se asegura de tener su oro y desaparece, no hay quien le vea y hasta sus trabajadores le maldicen… como a un cerdo. El médico juega con nuestras carnes, nuestros huesos y nuestros órganos vivientes. Hoy te da una aspirina y mañana no quiere ni verte. Ve que te estás muriendo y que ya no eres el oro y te facilita el camino hacia la muerte. El educador, la psicóloga y el asistente social juegan a un juego si tienes los ojos azules, te dedican un ratito, te hacen mil preguntas que en un papel apuntan y a los que viene detrás ni verdes, ni marrones, ni negros… ellos ya se han ganado su oro con un juego divertido y siniestro.

El carcelero ¡¡ay el carcelero!! él no tiene oro, no le corresponde ni un centavo así que le da lo mismo ocho que ochocientos y en sus frustraciones nos provoca y pisotea nuestros derechos y si decimos ¡ay! vienen cuatrocientos. Nos conducen por la senda del dolor y el sufrimiento, nos golpean la carne y rompen nuestros huesos, hieren nuestros órganos y nos dejan medio muertos en estas cajas de seguridad donde no se oyen nuestros lamentos. Todos comen de nosotros y ¡¡mira que no somos nada!! solo carne, solo huesos y órganos vivos que si seguimos vivos es por puro instinto, que día a día y año tras año pasando toda clase de vejaciones, dolor y sufrimiento vamos llenando las arcas de estos señores que no son más que buitres , hienas, alimañas y ratas de cloaca que sin ningún escrúpulo nos roban la libertad, la vida y nuestros sueños. Porque no somos nada, solo órganos vivos, carne y huesos, solo oro puro en celdas de aislamiento, cárceles de exterminio.

Para todos aquellos que dejaron sus vidas entre estos muros y para todos aquellos que día a día siguen alimentando con su sufrimiento sus ansias de libertad.

SALUD Y LIBERTAD

Desde La Prisión de Huelva

JARO

tokata.info

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio