Belén Vázquez Campillo: Criminal abandono de una enferma de hepatitis C y cirrosis avanzada en la cárcel de Villabona

Belén Vázquez Campillo está presa en la Unidad Terapeútica Educativa (UTE) de la cárcel de Villabona. Ex toxicómana y portadora de anticuerpos de VIH, con las defensas bajísimas y sin recibir ninguna medicación, sufre un papiloma que pesa quilo y medio… y además está enferma de hepatitis C y de cirrosis. Sus familiares denuncian una de esas situaciones terribles que no lo son menos porque se hayan hecho habituales desde que, con la justificación de la “crisis”, el régimen de dominación y explotación decidió una vez más hacer lo necesario para mantener las ganancias capitalistas, aún a costa de las más elementales condiciones de vida y de la dignidad de la gente de abajo. Habiendo sido trasladada dos veces en coma hepático al hospital de la calle y después del correspondiente diagnóstico, los médicos de la seguridad social decidieron empezar a prepararla para recibir el nuevo tratamiento contra la hepatitis C, el llamado “sobaldi”, que, según parece, requiere otro previo. Pero, cuando llegó el momento de administrarle el tratamiento propiamente dicho, los médicos se toparon con el contencioso pendiente entre las administraciones sanitarias autonómicas y el ministerio del interior sobre quién debe hacerse cargo de su financiación para pacientes presos. La seguridad social asturiana se negó a ello y la administración carcelera ni siquiera se lo había planteado. De manera que ahora está Belén, con cirrosis avanzada, en peligro de muerte, sin tratamiento y sin posibilidades en perspectiva de que se lo den a corto plazo, y los responsables de garantizar sus “derechos” a la salud y a la vida jugando a pasarse la patata caliente por ver qué administración consigue ahorrar algo de dinero. Burócratas sin corazón y sin conciencia, no se sentirán siquiera avergonzados, mientras todos los poderes del “Estado de Derecho” y un hormiguero de “funcionarios” están actuando en relación con este asunto, pero ninguno para salvar la vida de Belén. Entre todos la están matando y ella sola se va a morir. ¿Quién será, entonces, el “responsable”? ¿Nadie? Su madre y el resto de su familia piden ayuda para conseguir que por quienes deben hacerlo se proporcione a Belén el único tratamiento que le puede salvar la vida. Y, si no, que la excarcelen, ya que es su condición de presa la que le impide acceder a los remedios que tan urgentemente necesita y que, legalmente, la administración penitenciaria, los jueces y el Estado están obligados a velar por su vida, por su integridad y su salud.

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